Niños en la ciudad amazónica de Iquitos (Perú) - ANDREAS LEHNER
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Deben lavarse las manos sin agua potable en casa o enfrentarse a la pandemia con 4.200 casos de dengue en la zona
MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
La cifra de contagios entre los indígenas del Amazonas no alcanzan aún la de Europa o la de las grandes ciudades, pero la alarma ya se ha activado entre su población. Como ha explicado a diferentes medios de la zona, no son nuevos en esto de enfrentarse a "epidemias importadas", pues lo hicieron con la viruela (que llevaron los europeos), la malaria o el sarampión (que les contagiaron los colonos). Ahora cuentan con más medios que entonces, aunque siguen teniendo trabas en esta lucha, como la pobreza o la información.
En Iquitos, la amazonía peruana, está Miguel Ángel Cadenas, un agustino español que lleva en la zona 26 años, veinte de los cuales ha convivido con el pueblo indígena kukama. Lleva desde el día 16 de marzo confinado, escuchando la información diaria que ofrece la Dirección Regional de Salud (Diresa) sobre la situación de una localidad de 60.000 habitantes en la que miles de familias viven sin agua potable en sus casas. Ahora, en Iquitos, los contagios se acercan a la treintena.
Según explica Cadenas, "se realizan pocos test, por falta de material" y la pobreza de la zona obliga a las autoridades locales a "racionalizar" estas pruebas. El agustino se pregunta si es "razonable" hacer esto ya que existen casos asintomáticos que no se están teniendo en cuenta y están ayudando a expandir la pandemia. Aún así, reconoce que Perú ha hecho "un gran esfuerzo", tomando rápidamente "medidas drásticas" y le preocupa más lo que puedan hacer países de su entorno, como Brasil, el Estado de la amazonía con más enfermos.
Cadenas advierte de que si en los próximos días la pandemia no se controla en la zona, muchas poblaciones pobres como la suya estarían en "grave riesgo" porque sufre muchos "déficits". El principal, una red sanitaria débil que afronta en la actualidad la epidemia de dengue "con más de 4.200 casos", con un personal sanitario "cansado" y hospitales "saturados". "Si se descontrola el coronavirus no podremos hacerle frente", ha señalado.
INFORMACIÓN "DE CORTE OCCIDENTAL"
Y esto, en una localidad "grande" como Iquitos. Según apunta, en los ríos amazónicos hay "alguna Posta Médica", pero "suelen carecer de combustible" para hacer visitas a toda la zona que cubren y su personal es escaso, además de estar mal abastecidas. En este sentido, lamenta que hayan desaparecido los Promotores de Salud (PP.SS), unos centros de atención primaria que la Iglesia llevó al país en los años 70 y que, entre otras cosas, ayudó a frenar la crisis del cólera.
Pero los servicios sanitarios no son el único problema. El sacerdote, miembro de las Obras Misionales Pontificias, destaca la falta de información que sufren los pueblos indígenas. Y es que, la mayoría de comunicados son "de corte occidental" y, aunque se están traduciendo a lenguas indígenas, uno de los componentes esenciales de la comunicación de las tribus es "no mencionar la enfermedad porque, en su opinión, están llamándola". "Es decir, la traducción en lenguas indígenas es percibida como una llamada al coronavirus para que nos ataque", ha explicado a Europa Press Cadenas.
Esto sumado a que la información se realiza con fotos de lavado de manos en grifos, cuando gran parte de la población carece de agua potable en sus casa, provoca que las campañas de prevención que quiere poner en marcha el Gobierno sean "culturalmente perniciosas y excesivamente verticales". Además, el sacerdote apunta que no se están teniendo en cuenta las características de la zona y, a su juicio, "si el virus se riega por los ríos amazónicos morirá gente sin que nadie diagnostique de qué han fallecido".
DIRECTRICES A TRAVÉS DE WHATSAPP
A problemas similares se enfrenta el obispo de Alto Solimoes (Brasil), el misionera javeriano Adolfo Zon, que junto con los alcaldes de la zona es quien está tomando decisiones e informando sobre las medidas que deben tomar los habitantes. "Tenemos un presidente que llama al coronavirus 'pequeña gripe'", explica cuando se le pregunta si reciben directrices de algún ministerio.
Por ellos mismos, han tomado la decisión de dejar de dar Misa y evitar cualquier acto que suponga reuniones de un gran número de personas. También han pedido a sus vecinos que intenten salir sólo a hacer la compra o a otros servicios esenciales. Esto lo comunican a través de notas por el pueblo o, incluso, a través de whatsapp. "Parece un pueblo fantasma", asegura con cierto tono de orgullo, antes de indicar que tienen la zona "bastante controlada".
También hay comunicación, según apunta con los vicariatos vecinos, porque la zona en la que se encuentra está en la triple frontera. Así que colabora con sus homólogos en Colombia y Perú. Entre todos, suman alrededor de 70 casos.
Zon señala que hay pueblos con algo de "suerte" porque cuentan con algún hospital del Ejército o alguna posta, pero indica que "el interior" de la Amazonia está "muy abandonado". Una de las medidas que han impulsado con el resto de líderes de la triple frontera es, precisamente, controlar bien las fronteras, para lo que cuentan con la ayuda del Ejército.
"Se está pidiendo a la gente que se quede en casa. Se está intentando tener menos condiciones para que el virus pueda expandirse y obedeciendo estas normas lucharemos todos juntos", ha apuntado. El obispo ha terminado esta entrevista con un mensaje lleno de "de esperanza" y pidiendo que "no falte la oración" para lograr poner fin a esta pandemia.