MADRID, 12 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Vicente Ferrer ha construido viviendas para 251 familias que vivían en un cementerio en Nellore, una ciudad de Andhra Pradesh, al sur de la India.
Estas familias llegaron allí hace 50 años procedentes del estado fronterizo Tamil Nadu, en busca de una vida mejor. Finalmente, se asentaron en el cementerio de Bogadi Thota, a orillas del río y allí fueron desarrollando un 'slum'.
Los 'slum' son unos asentamientos de población muy extendidos en la India que no cuentan con instalaciones sanitarias ni suministro de agua. Tal y como explica la Fundación, se estima que 8,8 millones de familias viven en los más de 33.000 slums que hay en India.
A lo largo de tres generaciones, el medio de subsistencia de estas familias del cementerio de Bogadi Thota consistía en mantener el camposanto y recolectar los desechos de un vertedero próximo. En total, 928 personas, de las que 367 son menores o jóvenes de hasta 18 años, tienen ahora una vivienda.
La Fundación señala que el 'slum' de Bogadi Thota era un asentamiento de chabolas autoconstruidas sin ningún tipo de seguridad, sin suministros eléctricos ni sanitarios, donde estas familias han vivido "hacinadas y desprotegidas" durante estos 50 años.
En 2016, la gobernadora del distrito de Nellore, M. Janaki, solicitó a la Fundación Vicente Ferrer (FVF) su apoyo para desarrollar un proyecto de viviendas en colaboración con la administración y con la comunidad.
"Contar con una vivienda segura es un derecho fundamental. Cuando vimos las condiciones de vida de la gente, incluso nosotros, acostumbrados a trabajar en las zonas más pobres de la India, nos encontramos una situación insólita e intolerable: veíamos a niños y niñas jugando con huesos", ha explicado el director de la FVF, Moncho Ferrer.
Actualmente, según añade Ferrer, estas personas "son más felices, se sienten muy orgullosas porque han participado activamente en la construcción de sus hogares, su diseño, la compra y almacenamiento de materiales e incluso la construcción".
El proyecto es el resultado del esfuerzo de toda la comunidad, apoyada día a día por un equipo de más de 30 personas de la Fundación cuyo trabajo va mucho más allá que el de facilitar la vivienda. "Trabajamos por la unión y la autoestima de toda la comunidad implicada. La mayoría no creía en ellos mismos, en su capacidad para vivir en otro lugar que no fuera un slum. Ahora han participado activamente en la mejora de las condiciones de su vida", ha señalado.
Tras superar muchos retos que tenían que ver con la gestión administrativa del suelo, todas esas personas tienen por fin un hogar. "Las vidas de estas familias se han transformado por completo. Han estado viviendo en chabolas durante cinco décadas. La mayoría de ellas nunca contempló que algún día viviría en una casa. La ilusión por este nuevo comienzo no se puede expresar con palabras", ha indicado Ferrer.
Las viviendas cuentan con dos habitaciones, cocina y un baño, pero sobre todo un techo bajo el que sus hijos e hijas podrán crecer con seguridad. Ahora, además, cuentan con el apoyo y la información necesarios por parte de las autoridades locales para seguir avanzando hacia una vida con más oportunidades con acceso a educación y sanidad.