MADRID, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -
La artista multidisciplinar de nacionalidad chadiana Salma Khalil colabora con Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados-Chad en el proyecto 'La Luz de las Niñas, que ayuda a las niñas refugiadas víctimas de la violencia a fortalecer su capacidad de expresión, decisión y empoderamiento.
"La educación es como los peldaños de una escalera para llegar a un destino preciso", afirma Salma al recordar a su padre. A sus 6 años de edad, pensaba que no podía llegar a ser escritora siendo mujer: "papá, quiero ser un hombre, quiero escribir libros como los que lees tú". "No tienes por qué convertirte en un hombre para ser escritora. Hay muchos libros escritos por mujeres", le contestó.
Salma Khalil Alieu es hoy una artista multidisciplinar de nacionalidad chadiana que, a través de talleres de escritura e ilustración, ha logrado realizar un libro conjunto en el que se plasman sus historias y perspectivas de futuro.
Así, el cuento infantil 'Afaf y el Huevo Dorado', escrito e ilustrado por Salma Khalil, nace de seis talleres celebrados a finales de noviembre en Chad, en los que participaron más de 60 niñas y adolescentes de tres campos de refugiados.
Afaf, la protagonista de la historia, y el resto de habitantes del pueblo Bonheur Bonheur parecen surgir de la más pura fantasía; sin embargo, son un fiel reflejo del imaginario, recuerdos y vida cotidiana de las niñas en situación de desplazamiento forzoso en Chad.
El acto de presentación tuvo lugar en la Casa de la Mujer en Yamena, Chad y en el mismo se procedió a la lectura del cuento: cuatro de las niñas refugiadas que participaron en los talleres de creación contaron el cuento junto con Salma Khalil, dando paso al visionado de un pequeño documental de 11 minutos sobre el proceso de creación, en el que se exponen los testimonios de las menores, que versaron sobre sus sueños de futuro, la importancia de la educación para sus vidas y su experiencia en los talleres.
"He dibujado árboles, mujeres con diplomas y mujeres piloto. Cuando sea mayor voy a ser enfermera para salvar la vida a la gente", relató Habiba, una de las niñas participantes.
"Cuando tenía 8 años le dije a mi papá que quería convertirme en niño porque me gustaría escribir libros. Mi padre me dijo que yo podía hacer lo mismo que los hombres y fue ahí donde algo hizo clic en mí", comentó por su parte Salma en su intervención.
"Durante los talleres de creación con las niñas, han compartido y hablado entre ellas. Es muy importante que la energía circule. Eso es la luz. Si queremos lograr el desarrollo y la paz necesitamos de las niñas y tenemos que animarlas como mi padre lo hizo conmigo", apostilló.