MADRID, 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
El arte es un instrumento que facilita la inclusión y promueve la visibilidad de las personas con discapacidad --cuyo Día Internacional se celebra este 3 de diciembre--, como reflejan iniciativas relacionadas con la danza o la pintura, entre otras disciplinas, que llevan a cabo diferentes asociaciones.
Este es el caso del taller de danza contemporánea 'B-Side', impartido a personas con discapacidad intelectual o del desarrollo en el marco del proyecto 'Más Cultura = Más Inclusión' de Plena Inclusión Madrid y Fundación Repsol, que ha finalizado alcanzando su objetivo: "lograr la visibilidad del colectivo y su inclusión", como detalla a Europa Press la responsable del proyecto Ana Lozano.
La experta añade que la iniciativa se ha desarrollado durante los meses de septiembre y octubre, en cuatro sesiones, en las instalaciones de la Compañía Nacional de Danza, impartidas por tres bailarines profesionales a una docena de personas del colectivo con experiencia en el mundo de la danza, ya que proceden "de escuelas o de centros formativos de nuestras entidades".
"La experiencia fue muy bonita y enriquecedora para ambas partes --prosigue--. Por parte de los bailarines, algunos de ellos, como Elisabet Biosca, había colaborado en la acción que se desarrolló el año pasado. Fue muy interesante y constructivo ver que las personas del colectivo pueden bailar, pueden alcanzar y alcanzan cotas de expresividad muy altas y capacidad de expresión, su tenacidad y empeño también les ha sorprendido. Para el colectivo también ha sido interesante y novedoso trabajar con profesionales con los que han compartido experiencia y disciplina".
Lozano hace referencia a la actividad realizada en 2016, con motivo del Día Internacional de la Danza, que se conmemora el 29 de abril, y que bajo el lema 'En danza por la inclusión social', logró reunir en el Matadero de Madrid a cerca de 300 personas (con y sin discapacidad) para bailar, en una clase abierta al público impartida por el director de la Compañía Nacional de Danza, Jose Carlos Martínez.
"A raíz de esta experiencia, que fue muy bonita y cercana, seguimos trabajando con la CND, una colaboración que se ha concretado con los talleres de este año en los que han participado perfiles de todo tipo", puntualiza, al tiempo que recuerda que también se han realizado acciones conjuntas con el Ballet Nacional de España.
"Nosotros también celebramos el Día del Teatro con actividades pero las clases con alumnos de danza tienen un punto diferente porque se ocupa un espacio y un lugar y eso nos hace visible. Seguir colaborando con ellos es una oportunidad para el colectivo y también para la sociedad", reconoce.
CASOS DE EXITO
La experta reitera la importancia de este tipo de colaboraciones pues, como asegura, "si ya es difícil para cualquier artista dedicarse a esto, para nosotros más". En cualquier caso, hace referencia a varios "casos de éxito" en el colectivo, como la compañía profesional de danza Fritsch Company, de la Fundación Psico Ballet Maite León o la Asociación Debajo del Sombrero, plataforma de Creación Contemporánea dirigida a personas con discapacidad intelectual.
"No sólo en danza, también en plástico y visual vemos casos en los que se venden libros y obras; se están consolidando y se está avanzando mucho porque el país se está abriendo aunque aún vamos atrás en comparacion con otros como Francia o los anglosajones pero nuestros artistas se están posicionando", destaca.
En cuanto al proyecto 'Más Cultura = Más Inclusión', que desde hace cinco años desarrolla la institución y que este mes de noviembre ha sido designado Premio Reina Letizia de Cultura Inclusiva 2017, tal y como publica la Base de Datos Nacional de Subvenciones, Lozano explica que esta iniciativa "abarca todo tipo de expresiones artisticas, desde artes escénicas, visuales o literarias".
Sobre la concesión del Premio Letizia, afirma que supone "un reconocimiento para todas las personas, sus familias y los profesionales que trabajan en las entidades que forman parte de la red de cultura inclusiva de la Federación: Fundación Ademo, Fundación Trébol, Asociación Pauta, Grupo Amás, Asociación Argadini, Afanias, Down Madrid, Psicoballet Maite León, Anade, AMP, Fundación Aprocor, Fundación Camps, Debajo del Sombrero, Danza Down, Fundación Jicoteca y Fundación Esfera. "Estamos muy contentos", afirma.
Por ello, reitera la importancia que tienen este tipo de iniciativas cuyo enfoque "es crear nuevos públicos para la cultura y la profesionalización y el empleo, tanto para los creadores como para los ciudadanos". "Es un proyecto de gran calado y supone un reconocimiento al movimiento asociativo", concluye.
MURALES QUE VISIBILIZAN
Otro ejemplo de participación e inclusión llega de la mano de los Hermanos de San Juan de Dios, que cuentan con diferentes programas de integración social de los que se han beneficiado 820 personas en los Centros que la Obra Social cuenta en Valladolid, Gijón, Vigo y Madrid.
Precisamente, este 1 de diciembre un grupo de 16 personas con discapacidad intelectual participó en un Taller de Arte Inclusivo elaborando tres murales en las paredes del VIII Mercadillo Solidario de la Obra Social Hermanos de San Juan de Dios, cuyos fondos se destinan este año a los programas de integración de personas con discapacidad intelectual y sus familias, entre los que destacan Respiro y HumanizArte.
En el caso del programa HumanizArte, esta iniciativa evalúa científicamente el impacto social de las intervenciones artísticas en la mejora de su salud y sus relaciones sociales, actividades que son reconocidas como un tratamiento efectivo en este colectivo, valorándose sus beneficios en habilidades físicas, coordinación, autonomía, estado emocional, satisfacción e imagen personal.
En cuanto a Respiro, se trata de un servicio de apoyo destinado a mejorar y dignificar la calidad de vida de la familia y de la persona con discapacidad intelectual atendida. El objetivo final del mismo es el apoyo y el descanso para las familias cuidadoras que tienen a su cargo personas con discapacidad, favoreciendo de esta manera la permanencia en el domicilio familiar el máximo de tiempo posible.
Para ello se facilitan espacios de alojamiento transitorio y momentos de desahogo a las familias y cuidadores de las personas con discapacidad que atienden y que en algunos casos, presentan asociadas otras problemáticas (alteraciones de tipo conductual, conflictividad ambiental, marginación social o carencia de familiares directos que se hagan cargo de su atención).