Actualizado 02/02/2010 14:35

Científicos de la UGR comparan el desastre de Aznalcóllar con la extinción masiva del Cretácico

El estudio, publicado en 'Geobiology' permite averiguar cómo se recuperan los ecosistemas después de una extinción masiva

SEVILLA, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR) han realizado una comparación entre el desastre del vertido de Aznalcóllar en el Parque Nacional de Doñana (Andalucía), ocurrido hace 11 años, con la mayor extinción de especies conocida hasta ahora, la correspondiente al Cretácico, con el objetivo de averiguar cómo se recuperan los ecosistemas después de una extinción masiva.

Según informó la UGR en un comunicado, hasta el momento, los científicos estudiaban el registro fósil para analizar la respuesta de los organismos a los grandes cambios ambientales del pasado, como la extinción masiva de especies en el Cretácico (hace 65 millones de años) y su posterior recuperación.

Sin embargo, ahora un equipo de científicos de la UGR propone una metodología diferente, concretamente, a partir de la comparación con catástrofes actuales que también ha implicado un "cambio brusco" en el medio ecológico, y que, por tanto, han tenido "gran incidencia en los organismos", explica el autor principal del trabajo e investigador del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la UGR, Francisco Javier Rodríguez-Tovar.

Así, el estudio, publicado recientemente en la revista 'Geobiology', partió de "uno de los peores desastres ambientales ocurridos en Europa occidental en las últimas décadas", como fue la ruptura de la mina de pirita de Aznalcóllar, en el Parque Nacional de Doñana, que produjo el 25 de abril de 1998 un vertido de cuatro millones de metros cúbicos de agua ácida y un millón de metros cúbicos de material de desecho con altas concentraciones en elementos tóxicos que afectaron a más de 4.500 hectáreas de los ríos Agrio y Guadiamar y las tierras de alrededor.

Los investigadores analizaron en detalle la evolución de la contaminación de Aznalcóllar y la respuesta de las comunidades vegetales y animales tras el evento, a partir del estudio de los suelos que se habían visto afectados. "La comparación con lo que ocurrió hace 65 millones de años podría ayudar a la mejor interpretación del evento del pasado", apunta Rodríguez-Tovar.

Según el experto las similitudes son "obvias", entre las que se cuentan el impacto súbito, altos niveles de componentes tóxicos, y existencia de una capa contaminada que cubrió el área afectada. Sin embargo, el científico recuerda algunas de las diferencias más importantes como la recuperación tras el desastre, que fue "mucho más rápida tras la catástrofe de Aznalcóllar", y el área implicada, que fue "de escala mundial en lo que respecta al evento del límite Cretácico-Terciario".

EN BUSCA DE RASTROS DE VIDA

Gracias a las capas de lodo que no se habían retirado de Doñana, los científicos pudieron hacer diversos experimentos. Así, el análisis geoquímico demostró que "la contaminación aún es importante, con altas concentraciones de elementos tóxicos, y altos valores de acidez", según el paleontólogo.

Sin embargo, menos de diez años después del desastre, los científicos reconocieron rastros y hormigueros realizados por Tapinoma nigérrima, una especie con un carácter agresivo y un comportamiento oportunista. "Llegamos incluso a encontrar larvas de la hormiga justo bajo la capa de lodo altamente contaminada", confirma el experto.

El carácter oportunista, la agresividad, y la alta independencia de esta hormiga ha sido comparada con las del organismo generador de Chondrites, una traza fósil que los científicos han registrado cerca de la capa roja relacionada con el cráter en Chixulub (México), generado por el impacto del meteorito que produjo la extinción en el Cretácico-Terciario.

Los estudios icnológicos (sobre trazas fósiles) previos demuestran que el organismo generador de Chondrites habitó el substrato inmediatamente después del evento, gracias a su carácter oportunista y a su alta independencia de las condiciones del mismo, especifica Rodríguez-Tovar.

A partir de los datos sobre trazas fósiles y de la comparación con desastres actuales, los científicos han podido demostrar que el inicio de la recuperación de la comunidad tras la extinción en masa debido al impacto ocurrido hace 65 millones de años fue "comparativamente rápido, posiblemente en el orden de los centenares o miles de años", concluye el paleontólogo.