MADRID, 24 Jul. (EUROPA PRESS) -
Asociaciones de Baja Visión y Sordoceguera del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD) se han unido para crear el Consejo Sectorial de Discapacidad Sensorial, ante el "desamparo" que sienten estos colectivos. En España se estima que hay más de 240.000 personas sordociegas y más de un millón de personas con baja visión.
El objetivo, según explican, es hacer un "frente común" para "reivindicar y sensibilizar" a la sociedad sobre las necesidades que demandan las personas con estas discapacidades.
Por el momento, el nuevo Consejo Sectorial de Discapacidad Sensorial estará integrado por la Federación de Sordoceguera (FESOCE), la asociación de baja visión Acción Visión España, DOCE y la Fundación Española de la Tartamudez, entidades que en conjunto representan a millones de personas.
En el caso de la sordoceguera, desde la CEDDD explican que es una discapacidad específica poco conocida, "todavía invisible" en la sociedad. La combinación de pérdida visual y auditiva causa dificultades para comunicarse, acceder a la información, a la orientación y a la movilidad.
Por su parte, la baja visión es aquel grado de discapacidad visual (independientemente de la patología que lo provoque) que limita la ejecución de las tareas de la vida cotidiana. A este colectivo pertenecen las personas que en la escala métrica tienen una agudeza visual (AV) ente el 0,30 y el 0,10 en el mejor de sus ojos o una reducción de su campo visual entre 30 y 10.
En España, las personas que se encuentran por debajo de estos límites, son consideradas personas ciegas legales y pueden afiliarse a la ONCE accediendo a algunas prestaciones como el apoyo psicológico, programas de rehabilitación visual, acceso a ayudas técnicas y otras medidas de integración social.
Si bien, desde la CEDDD advierten de que, "para el colectivo de la sordoceguera y de la baja visión, solo se dispone de los escasos recursos de las organizaciones de este sectorial".
Además, avisan de que ambas discapacidades afectan principalmente a la población mayor, no pueden ser corregidas con apoyos externos y, atendiendo al aumento de la esperanza de vida, prevén que la cifra de personas afectadas crezca de manera considerable en el futuro.