MADRID, 25 Nov. (EUROPA PRESS) -
La sudanesa Iklas Saleh Ali vive en el campo de refugiados de Iridimi, al este de Chad, con sus cuatros hijos y dos hijas, y con 15 años fue víctima de un matrimonio infantil forzado. Su madre se vio obligada a darla en matrimonio. Por la falta de medios económicos, no podía seguir costeando la escuela.
"Le dije que no quería casarme. Yo quería continuar mis estudios pero me obligaron a casarme", explica. Así, Iklas tuvo que abandonar la escuela. Sin embargo, en todo momento tuvo claro que quería volver a estudiar y así lo hizo. Ahora, su sueño es ser doctora o profesora para poder educar bien a sus hijos.
Entreculturas ha acompañado a 32.000 niñas como Iklas con el programa 'La Luz de las Niñas' que, junto al Servicio Jesuita a Refugiados y Fe y Alegría, impulsa en 15 países. El programa quiere "visibilizar la desigualdad que sufren las niñas, protegerlas frente a la violencia, valorar su capacidad para elegir su futuro e incidir para transformar las causas de esta injusticia".
Según recuerda la ONG, cada año, 12 millones de niñas son casadas antes de cumplir 18 años y en 18 países, los maridos pueden impedir de manera legal que sus mujeres trabajen de forma remunerada. Así lo indican con motivo de la celebración este lunes 25 de noviembre del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.
Según el dossier 'No Quiero, contra el matrimonio infantil, temprano y forzado', que presentaron el pasado mes de octubre Entreculturas, Amnistía Internacional, Mundo Cooperante y Save the Children, África Subsahariana es la región del mundo con mayor nivel de matrimonio infantil, donde aproximadamente 4 de cada 10 mujeres jóvenes se casaron antes de los 18 años, seguida del sur de Asia, donde lo están 3 de cada 10.
Por países, aquellos en los que más mujeres de 20 a 24 años se casaron por primera vez antes de los 15 años son Chad (30%), República Centroafricana (29%), Níger (28%), Bangladesh (22%) y Guinea (19%); y los países en los que se han casado antes de los 18 años son Níger (76%), República Centroafricana (68%), Chad (67%), Bangladesh (59%) y Mali (52%).
La ONG subraya que la educación es "clave" para la seguridad de las niñas y la garantía de sus derechos. "La educación es fundamental para contribuir a su desarrollo y erradicar la feminización de la pobreza, es condición necesaria para alejarlas de la violencia, tiene una relación directa en su salud, permite que tengan posibilidad de acceder a un trabajo digno e impacta en la posibilidad de participar activamente en la vida social y política", señala.
Además, Entreculturas defiende que "la igualdad de género debe ser un elemento protagonista y transversal en todo tipo de aprendizajes críticos y de calidad". "La cuestión de género nos sitúa directamente en el corazón de los derechos humanos y de la justicia, por lo que su tratamiento, a través de la lucha contra la violencia hacia las niñas, es uno de los requisitos fundamentales de nuestra praxis para acompañarlas, defenderlas y proteger sus derechos", explica la organización.