BAGDAD, 27 Jul. (Reuters/EP) -
El Ministerio del Interior de Irak ha abierto dos centros de "protección familiar" en las comisarías de la capital, Bagdad, en lo que suponen los primeros establecimientos de este tipo para tratar con los casos de la violencia doméstica, otro tipo de violencia que afecta a este país, especialmente contra las mujeres.
El personal de los centros está compuesto en su mayoría por trabajadoras sociales e investigadoras, una medida importante en la cultura iraquí, orientada hacia los hombres, para que las mujeres se sientan más cómodas a la hora de denunciar abusos.
Hasta el momento, y debido a que los centros están situados en las comisarías y la violencia doméstica es un tabú, pocas mujeres se han atrevido a acudir a ellos para pedir ayuda. El Ministerio iraquí para Asuntos de las Mujeres considera estos centros como una victoria para las mujeres iraquíes.
"Siempre he llamado a este tipo de violencia el delito incalculable, porque no siempre termina ante los tribunales (...), es una cuestión grave si no hay centros civiles ni autoridades legales para resolverlo", afirmó una experta legal del Ministerio, Azhar al Shaarbaf.
Al Shaarbaf también señaló que los políticos iraquíes habían rechazado antes la idea de que las mujeres pudieran sufrir abusos y que habían ignorado esta cuestión. "Ahora, la clase política entiende las palabras 'mujer abusada', lo que supone un progreso, dado que la clase política es quien toma las decisiones", añadió.
Irak no tiene datos oficiales sobre las mujeres que sufren abusos, pero el Gobierno ya no niega que es un problema que necesita ser tratado. Un portavoz del Ministerio de Derechos Humanos, Kamil Ameen, indicó que un gran número de mujeres en Irak sufren abusos, ya sea mediante un trato poco respetuoso, insultos verbales o palizas.
No es inusual ver señales de violencia en el cuerpo de una mujer o escuchar gritos o llantos en las casas, pero las víctimas en pocas ocasiones se quejan o buscan ayuda. La tradición dificulta que una mujer se queje a la Policía de su marido porque podría ser vista, incluso por sus propios familiares, como alguien que trae la vergüenza sobre la familia.
"La razón es la naturaleza cultural de la sociedad. Cuando las mujeres sufren abusos, no tienen un lugar al que ir", indicó Ameen. "Aún tienen miedo y consideran las quejas como algo no aceptable en el plano social", añadió.
Una asistente que trabaja en uno de los nuevos centros familiares en el distrito de Qahira, identificada como Israa, afirmó que estas instituciones son una medida positiva, pero que su ubicación --en comisarías-- limitarán su utilidad. "No va a funcionar (...) porque la mujer que sufre abusos considerará ir a la comisaría, no a un centro social, y esto es socialmente inaceptable", afirmó.
Los centros no son refugios para mujeres maltratadas, y su principal misión es resolver el conflicto. En el caso de una mujer que es golpeada por su marido, por ejemplo, el culpable sería llamado para que firmara un documento por el que promete no volver a hacerlo.
El Ministerio de Derechos Humanos afirmó que ha intentado que los centros se localizaran en otros lugares, pero que no había tenido éxito. "Les pedimos que estuvieran lejos de las comisarías y que fueran independientes de las mismas para que las mujeres fueran con libertad", explicó Ameen. "No es fácil para nuestra sociedad, pero tenemos que comenzar por algún sitio, como en cualquier otro país", añadió.