Prisiones pone en marcha un observatorio para favorecer la igualdad en el ámbito penitenciario
MADRID, 14 May. (EUROPA PRESS) -
La secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, afirmó hoy que más del 80 por ciento de las alrededor de 5.000 mujeres que se encuentran en prisión en España han sufrido algún episodio de violencia de género y muchas de ellas sólo han sido conscientes de su condición de víctimas de ese tipo de violencia a través de los talleres a los que han asistido en la cárcel.
Esta problemática es una de las que ha movido a Instituciones Penitenciarias, en colaboración con el Ministerio de Igualdad, a poner en marcha el Observatorio del Programa de Acciones para la Igualdad entre Mujeres y Hombres en el Ámbito Penitenciario, comenzando por nombrar una comisión técnica de expertos. Esta la integran personas de "distintos ámbitos que aportarán iniciativa y mirada crítica que ayude a mejorar la situación", según explicó Gallizo, que encabeza esta comisión.
Según explicó hoy Gallizo, el principal problema de las mujeres en prisión como colectivo se identifica con su condición de minoría. Al representar tan sólo el 8,5 por ciento de la población penitenciaria (exceptuando a Cataluña que tiene las competencias transferidas), las mujeres presas gozan de menos espacios e infraestructuras.
Se trata de un colectivo compuesto en su mayoría por condenadas por delitos de tráfico de drogas a pequeña escala, en muchos casos relacionados con su dependencia de las drogas. Suelen ser mujeres jóvenes -el 70 por ciento está en edad reproductora_y, de hecho, unas doscientas conviven con sus hijos menores de tres años en prisión en los distintos módulos de madres que tienen las cárceles.
Una de las medidas ya destinadas a las presas que tienen hijos menores de tres años son las Unidades de Madres, de las que se han proyectado cinco y una más ya funciona en Palma de Mallorca. Se trata de instalaciones fuera de las prisiones que favorecen la integración de las presas y mejora la vida de los menores. Esas Unidades de Madres serán posibles, entre otras cosas, porque los delitos por los que cumplen condena las mujeres no suelen conllevar violencia contra otros y no representan, en ese sentido, un peligro para la sociedad.