ROMA 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha exigido acciones "más eficaces e incisivas" para frenar "el tráfico vergonzoso y delictivo de seres humanos", al tiempo que ha afirmado que a la globalización del fenómeno migratorio se debe responder con "la globalización de la caridad y de la cooperación para que se humanicen las condiciones de los inmigrantes".
En el Mensaje para la Jornada Mundial del Refugiado, que tendrá lugar el próximo 18 de enero y tiene como lema 'Iglesia sin fronteras, madre de todos', Francisco ha criticado los "recelos" y "prejuicios" contra los inmigrantes porque "se oponen al mandamiento bíblico de acoger con respeto y solidaridad al extranjero necesitado".
El Pontífice ha manifestado la necesidad de una "colaboración sistemática y efectiva" que implique a los estados y organizaciones internacionales para luchar contra "la vulneración de los derechos fundamentales" contra "cualquier vejación, forma de violencia y esclavitud".
En este sentido, ha valorado sus "generosos y laudables esfuerzos" pero ha incidido en que lo que sirve es "una red universal de colaboración" fundada en la protección de la dignidad y centralidad de la persona humana. Para el Papa, "ningún país puede afrontar por si solo las dificultades implícitas en el fenómeno migratorio y, por ello, pide colaboración basada en la "reciprocidad y sinergia, disponibilidad y confianza".
Por otro lado, ha reclamado una intensificación de los esfuerzos para crear "las condiciones adecuadas" para garantizar una "progresiva disminución" de las razones que llevan a pueblos enteros a "dejar su patria a causa de guerras y carestías, que a menudo se concatenan unas a otras".
En todo caso, el Papa ha querido remarcar a los inmigrantes que ocupan "una lugar especial en la Iglesia", al tiempo que ha resaltado la necesidad de "asumir nuevos compromisos de solidaridad, de comunión y de evangelización". Por ello, ha pedido a la Iglesia "profundizar y reforzar los valores necesarios para garantizar una convivencia armónica entre las personas y las culturas".
Igualmente, ha señalado que para ellos no basta "la simple tolerancia", sino que es necesaria "la vocación de la Iglesia para superar las fronteras" y para favorecer "el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación a una actitud que ponga como fundamento la cultura del encuentro".
De esta manera, ha comentado que "la Iglesia sin fronteras, madre de todos, extiende por el mundo la cultura de la acogida y de la solidaridad, según la cual nadie puede ser considerado inútil, fuera de lugar o descartable".
"Las migraciones interpelan a todos, no sólo por las dimensiones del fenómeno, sino también por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que suscitan, y por los dramáticos desafíos que plantea a las comunidades nacionales y a la comunidad internacional", ha subrayado, citando la Carta encíclica escrita por el Papa emérito Benedicto XVI en 2009.
En esta línea, ha recalcado que a la solidaridad con los inmigrantes y los refugiados "es preciso añadir la voluntad y la creatividad necesarias" para desarrollar mundialmente un orden económico-financiero "más justo y equitativo, junto con un mayor compromiso por la paz, condición indispensable para un auténtico progreso".