El joven advierte de que vivir en la calle "se cronifica muy rápido": "Conoces malas influencias que te llevan hacia la mierda"
MADRID, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -
Ulisses Marques de Souza es un joven estudiante que sufrió durante tres años sinhogarismo en Sevilla, una situación que, en sus palabras, "se cronifica bastante rápido".
"En los albergues cada dos por tres a alguien la parten la cara", ha asegurado este jueves el joven durante su intervención en la presentación del último número de la revista del Instituto de la Juventud (Injuve) titulada 'Exclusión residencial entre las personas jóvenes: desafíos y propuestas para una sociedad más inclusiva'.
El Injuve ha recordado que, según datos de la EAPN, 11 millones de personas sufren exclusión residencial en España, es decir, no pueden acceder o mantener una vivienda en condiciones adecuadas, un problema que "se recrudece" en la juventud al toparse con obstáculos adicionales como "los bajos salarios y la precariedad laboral".
Ulisses advierte de que hay una correlación "muy importante" entre el sinhogarismo y la enfermedad. "Muchas personas no tienen apoyo psicológico para manejar la vida adulta. En la calle nada es sólido, todo se va muy rápido, las amistades que tienes cercanas se van alejando, te vas marginalizando poco a poco y no te das cuenta", recuerda.
Al estar en la calle, el joven estuvo "en contacto constante" con la criminalidad, la droga y la prostitución. "Sufres mucha violencia en todas las formas posibles, ves delitos de odio o violencia física. Las compañías que haces son personas que llevan muchos años estando sin hogar, que han abandonado su vida normal por estar en la calle", relata.
La gente que vive en la calle, según señala el estudiante que, además de estar en albergues, tuvo que dormir en la calle, "vive en un bucle, tiene una rutina muy específica, con una vida muy concreta y extremadamente repetitiva y monótona".
El joven lamenta que cuando una persona sin hogar va a una entrevista de trabajo y se dan cuenta de la situación en la que está "lo primero que hacen es alejarse". "Conoces gente que son mala influencia y se abren puertas que te llevan hacia la mierda, hacia la ruina", ha puntualizado.
En los albergues, añade, el ambiente "es frío, impersonal". "Por llegar quince minutos tarde te quedas en la calle. Ves a diario a personas drogadas, borrachas, que van como zombis. Es una experiencia que te deshumaniza, las instituciones te tratan como un número y la propia calle es una experiencia traumática, se te cierran todas las puertas", critica.
"Estás en contacto diario con la ruina, la ves a diario. Ves personas que no tiene objetivos ni amor propio. Uno estando en la calle se pierde muy rápido y muy fácilmente", incide Ulisses, quien ha visto "perderse" a personas brillantes por estar en la calle porque "las puertas se van sistemáticamente cerrando, por lo que recurren a la droga o responden con violencia y terminan en la criminalidad, algo que es extremadamente común para un joven".
Tras haber estado tres años en situación de sinhogarismo, el joven tiene la ilusión de que en el futuro nadie tenga que pasar por lo que él ha pasado, ya que "es una experiencia muy deshumanizante". "Hay varios bares en Sevilla que cierran las puertas a las personas que vienen en los albergues", denuncia.
Debido a un problema en la voz, la directora general del Injuve, Margarita Guerrero, no ha podido intervenir en el acto, por lo que la directora del Observatorio de la Juventud de España, Clara López, ha pronunciado unas palabras que había escrito previamente Guerrero.
NO SON ESCUCHADOS POR LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS
"Piensen por un momento que una mañana se despiertan sin voz, eso es lo que me ha pasado a mí esta mañana. Evidentemente es una situación, una sensación de impotencia e imposibilidad de comunicar cuestiones más básicas. Esto que nos puede pasar a cualquiera por algún tipo de afección de salud es lo que sienten muchos colectivos, que aún teniendo voz no se sienten escuchados por las administraciones públicas", escribió Guerrero.
Por esta razón, para el Injuve es "fundamental" dar visibilidad en los foros a las personas que viven estas realidades y que sus relatos "sean escuchados en la esfera pública y que sean conocidas sus historias".
De este modo, Carmen Tamayo Leo, de Solidarios para el Desarrollo, ha hablado sobre su experiencia trabajando desde hace once años en Sevilla con personas en situación de sinhogarismo.
"Los casos se cronificaban porque las personas no podían estar eternamente en albergues. De hecho, en Sevilla se les daba como máximo un año y un año con una persona que se encuentra en situación de exclusión social severa es muy difícil que salga hacia adelante", explica.
Por ello, Tamayo apuesta por realizar "un cambio" en el sistema y que haya más pisos y las atenciones sean más individualizadas. "Una persona, antes de verse en la calle, lo intenta todo y una vez que cae lo que quiere es morirse. Hace falta que esa persona confíe en sí mismo. Hay que trabajar la parte emocional", propone.
Para Clara Fuentes, técnico de incidencia política y comunicación de Hogar Sí, el fenómeno del sinhogarismo juvenil "es multifactorial y estructural". Así, ha remarcado que en España hay un problema "no solo de acceso a la vivienda, sino de mantenerse en ella".
En la misma línea, Alba González, técnico de incidencia política en la Asociación Provivienda, ha incidido en el "problema de asequibilidad de la vivienda", destacando que en los últimos años "el precio de la vivienda no ha dejado de subir y está subiendo mucho más que los salarios".
"Los jóvenes destinan más del 40 por ciento de sus salarios a gastos relacionados con la vivienda, que puede ser simplemente el alquiler de una habitación. Nos encontramos con una población joven que cada vez tiene más problemas para acceder a la vivienda", ha apuntado González.