MADRID, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
Jóvenes extutelados que ya se habían emancipado y ya eran totalmente independientes se han visto obligados a volver a pedir ayuda a las organizaciones debido a la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19.
"Hemos visto en estos meses que jóvenes que ya se habían emancipado, que estaban trabajando y que eran totalmente independientes, se han visto obligados a contactar nuevamente con nosotros para solicitarnos ayuda, al quedarse sin empleo y ver empeorada su situación económica", señala a Europa Press la directora de Comunicación de Aldeas Infantiles SOS, Mónica Revilla.
Según precisa, es algo que ya preveían puesto que les ha pasado en crisis económicas anteriores como la de 2008. En este sentido, se preparan para un 2021 "complicado para todos los jóvenes que han salido o tienen que salir del sistema de protección, pues sus redes de apoyo son inferiores a las de sus pares".
En 2020, Aldeas Infantiles SOS atendió a 1.175 jóvenes a través de sus proyectos de autonomía, servicios de empleo, proyectos de emancipación y programas profesionales de cocina y automoción. Asimismo, en los meses más duros de la pandemia, mantuvieron el contacto telefónico con ellos.
"La pandemia ha puesto de manifiesto que, en la mayoría de las ocasiones, lo que más han necesitado estos chicos y chicas, sobre todo durante esos meses en los que estuvimos confinados, fue sentir que al otro lado había alguien que les escuchaba y se preocupaba por ellos", explica.
En todos estos meses, según afirma Revilla, los jóvenes a los que acompañan, que han crecido bajo una medida de protección en su infancia, "han demostrado un gran sentido de la responsabilidad y del respeto, tomándose muy en serio las medidas de distanciamiento social y de seguridad que se han ido tomando". "Estamos muy orgullosos de ellos, de su entereza y de su capacidad de superación", enfatiza.
En todo caso, Revilla advierte de que también se ha visto afectada la salud mental de estos jóvenes, por lo que consideran "imprescindible realizar un seguimiento y evaluación a nivel psicológico que permita detectar el impacto de la pandemia, tratarlo y evitar problemas de salud mental a medio y largo plazo".
También en Cruz Roja tienen constancia de que muchos de los jóvenes que atienden "están teniendo más dificultades que antes para cubrir sus necesidades básicas como alimentación o vivienda". Por ello, la ONG se ha visto obligada a priorizar con ellos este tipo de intervenciones por encima de las de carácter socioeducativo que desarrollaban antes.
"Su demanda prioritaria es 'tener algo que comer cada día, calefacción, un techo' por encima de la formación, la búsqueda de empleo, o actividades de ocio y tiempo libre", ha explicado a Europa Press la responsable de Infancia en Dificultad Social de Cruz Roja, Maite Gutiérrez Cachán.
Según precisa, las principales barreras para la emancipación a las que se enfrentan los jóvenes en proceso de extutela tienen que ver con: "el desempleo y la falta oportunidades, la carencia de recursos económicos y vivienda, la discriminación, las dificultades para mantener el permiso de residencia y trabajo en el caso de extranjeros, las carencias formativas, los hechos traumáticos no superados y el aislamiento".
A esto se ha sumado la crisis de la COVID-19 que "ha agravado su vulnerabilidad y su riesgo de pobreza y exclusión social". "La pérdida del empleo, la falta de protección social, las dificultades para el acceso a la vivienda o los problemas derivados de su situación administrativa se han visto incrementados con la irrupción de la pandemia", subraya Gutiérrez Cachán.
Para la responsable de Infancia de Cruz Roja, en general, durante la pandemia, "los y las jóvenes, tanto en situación de vulnerabilidad como sin ella, no han sido considerados un grupo prioritario de atención, centrándose las políticas públicas en atender otras cuestiones consideradas más relevantes a nivel sociosanitario o económico".
Por ello, desde la ONG subrayan que han tenido que atender "con especial intensidad" durante el pasado año al colectivo de jóvenes a través de su Plan Responde (alimentación, vestuario, medicación, kits de higiene, pagos de alguiler o suministros, tarjetas para acceso a Internet). También han facilitado el acceso de estos jóvenes a los equipamientos de acogida en emergencia social.
ESCASAS PLAZAS EN RECURSOS POST TUTELA
Desde Save The Children, la experta en Migraciones Jennifer Zuppiroli, advierte de que los jóvenes extutelados se encuentran "entre los colectivos que necesitan mayor apoyo en este momento de recuperación debido a las escasas plazas disponibles en los recursos post tutela y a la ausencia de un apoyo familiar en el momento que cumplen 18 años y deben dejar el sistema de protección".
"Si en España ya se ha visto cómo ser joven supone verse expuesto a una difícil inclusión laboral, en el caso de estos jóvenes, por no poder contar con una red de soporte mientras consiguen un trabajo, su vulnerabilidad se ve muy incrementada", avisa.
Además, advierte de que en el caso de los jóvenes de origen migrante, dicha situación "empeora por la irregularidad administrativa en la que demasiadas veces son dejados en el momento de salir del sistema de protección de menores".
En 2019, según datos del último Boletín de Datos Estadísticos de Medidas de Protección a la Infancia, del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, 6.222 jóvenes que vivían con una medida de protección en España cumplieron la mayoría de edad y tuvieron que hacer frente a la salida del sistema de protección.