MADRID, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un 11% de los migrantes que llegaron a España el año pasado a través de la ruta occidental del mar Mediterráneo eran menores de edad, frente al 18% que alcanzaron Italia a través de la ruta central y al 37% de los que llegaron a Grecia por el Mediterráneo oriental. Así pues, la ruta marítima hacia España es la que menor presencia de niños tuvo.
Así lo ha puesto de manifiesto Elena Sánchez-Montijano, una de las directoras científicas del anuario CIDOB de la Inmigración 2018 'Inmigración y asilo en el centro de la arena política', elaborado con el apoyo de La Caixa, la Diputación de Barcelona, el Área Metropolitana de Barcelona y el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Durante la presentación de la publicación, que se ha celebrado este miércoles en Madrid, Sánchez-Montijano ha detallado los perfiles de los migrantes que llegan a España a través del mar. Según ha asegurado, la ruta occidental es "claramente masculina", al igual que la central, y "muy diferente" a la vía marítima hacia Grecia, donde hay mayor presencia de familias, mujeres y niños.
Teniendo en cuenta que la de España es la que menor presencia de menores de edad tiene, Sánchez-Montijano ha apuntado que muchos de ellos viajan solos, sin acompañamiento de ningún familiar. Por su parte, la marroquí es la nacionalidad mayoritaria de las personas que llegaron en 2018 a España.
De acuerdo a los datos de ACNUR, el año pasado alrededor de 58.600 personas llegaron por vía marítima, de un total de 65.400 que entraron en España por vías irregulares (tanto marítimas como terrestres). Asimismo, España se ha convertido en la primera ruta de entrada de la UE.
Según ha destacado Sánchez-Montijano, "no se hace tan lógico" que se haya producido un transvase de las personas que migran hacia la ruta occidental, ante el cierre de las otras. Eso sí, ha avisado de que sí se han constatado un aumento de las mafias de contrabando de personas que, al ver las vías cerradas, "se mueven" a las que no lo están.
"HIPERPOLITIZACIÓN NEGATIVA" DE LA INMIGRACIÓN
Esta edición de la publicación analiza las principales características y tendencias del fenómeno migratorio y las políticas de inmigración en España, en el contexto europeo y en el internacional. En ella, se advierte de la "hiperpolitización negativa" del fenómeno migratorio.
Así lo ha recalcado Joaquín Arango otro de los directores del anuario que ha subrayado que esta visión contraria a la inmigración está instalada desde el año 2015 a raíz de la "mal llamada" crisis de los refugiados, así como de la elección de Donald Trump en Estados Unidos.
"Esta hiperpolitización espuria de la inmigración está dando lugar a una ofensiva", ha afirmado. En su opinión, esto "no se explica" porque se haya producido un aumento en las cifras de llegadas --ya que en la zona del mediterráneo ha habido una disminución y las cifras está lejos de las de 2015, ha agregado--, sino porque hay un auge de fuerzas políticas que hacen de la inmigración un "instrumento al servicio" de la política.
Por su parte, el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid Ramón Mahía ha defendido la necesidad de observar la parte "cualitativa" de las llegadas de migrantes, así como su integración en la sociedad.
En este sentido, respecto a los niveles de renta, ha apuntado que "hay señales positivas", aunque "lo poco conseguido es por la pérdida en los niveles de renta de los autóctonos, más que por la mejora de la de los extranjeros. "La desigualdad viene creciendo, pero afecta más a los colectivos vulnerables", ha remarcado.
David Moya, profesor de Derecho Constitucional y también director del anuario, ha avisado de que se "ha perdido tiempo" en la negociación de la UE sobre reformas en materia de inmigración y asilo, recordando la paralización de la reforma del reglamento de Dublín. "Estamos en el tiempo de descuento", ha añadido, recordando que este año habrá elecciones al Parlamento Europeo.