Menores refugiados - EUROPA PRESS - Archivo
MADRID, 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
Entreculturas ha destacado que el cierre de las escuelas provocado por la pandemia del coronavirus ha dejado a siete millones de niños, niñas y adolescentes sin "su refugio, su espacio de protección y aprendizaje, su espacio para ser niño".
La ONG jesuita ha señalado que estos menores que dejan de acudir a la escuela en plena crisis sanitaria "vuelven a estar más expuestos a situaciones de violencia, abuso y explotación" y "tener más dificultades" para poder acceder a recursos básicos, como comida o a agua potable.
Con motivo del Día Internacional de las Personas Refugiadas, que se celebra el 20 de junio, la entidad ha presentado en rueda de prensa la campaña 'Sin Escuela, Sin Refugio' con la que reivindica que se garantice el derecho a la educación en situaciones de conflicto y refugio.
Tal y como ha explicado la responsable de Incidencia en Entreculturas, Lucía Rodríguez, la mitad de las personas refugiadas en todo el mundo son menores y para ellos la escuela es su refugio. De los 7,1 millones de niños, niñas y adolescentes refugiados en edad escolar, 3,7 millones no van al colegio, han remarcado desde la ONG.
Según Rodríguez, la pandemia del coronavirus ha puesto en "riesgo de no volver nunca más" a la escuela a muchos menores. "Las escuelas de 144 país están cerradas y el 68% del alumnado mundial no puede acudir a las aulas", ha puntualizado, avisando de las "consecuencias devastadoras" de ello.
Es más, ha alertado en concreto de que para las niñas supone un "aumento" del riesgo de sufrir violencia sexual, matrimonios forzosos, embarazos no deseados, o mutilación genital femenina. "Defender el derecho de los niños y niños y adolescentes a la educación en ese contexto de emergencia es si cabe más necesario aún", ha añadido.
Ante este escenario, Entreculturas ha informado de que trabaja para seguir protegiendo a estos menores y para garantizarles una mínima cobertura educativa a través del fomento de la educación online y radial en muchos países. También está distribuyendo bienes de primera necesidad, como agua, medicamentos, kits higiénicos preventivos y comida para el alumnado y sus familias o también atendiendo, acompañando, dando seguimiento a las víctimas de violencia a través del teléfono.
AVISA DE UN "RETROCESO" PESE A LOS AVANCES DE LOS ÚLTIMOS AÑOS
El responsable de Cooperación Internacional África en Entreculturas, Luca Fabris, ha avisado de que el cierre de las escuelas "genera un retroceso en cuanto a los avances conseguidos en los últimos años" en el acceso a la educación y protección de los niños y niñas desplazado. "Para estos menores que sufren el drama del desplazamiento forzoso, la escuela llega a serlo todo", ha sentenciado.
Durante la rueda de prensa, Entreculturas ha explicado su trabajo en tres contextos específicos (Chad, Colombia y Líbano) que reflejan tres realidades concretas: la de las niñas refugiadas en Chad, la del refugio en frontera en el caso de Venezuela, y la de las víctimas del conflicto sirio refugiadas en Líbano.
La directora de Programas del Servicio Jesuita a Refugiados en Chad, Elena González, ha explicado que allí hay niñas que están sufriendo una "sobrecarga" de tareas del hogar, y otro tipos de abusos ante el cierre de las escuelas. Desde la ONG están trabajando en poner a disposición de las familias un sistema educativo online, pese a que ante la falta de tecnología es "complicado".
El objetivo es que los menores continúen con el aprendizaje pese
al cierre de los centros educativos. Para ello, por ejemplo, se imparten lecciones a través de whatssap y hay casos en los que los profesores acuden a domicilio a dar clases y para hacer un seguimiento de sus tareas.
Según ha explicado, en Chad se estima que un 38% de mujeres y niñas entre los 15 y 49 años han sufrido mutilación genital femenina. En este contexto, González ha expresado su preocupación al aumentar el riesgo de que sufran esta práctica al no estar en espacios de protección y estar más aisladas.
González estaba acompañada de Farida Fadoul Nasser, una menor refugiada en Yamena, de 15 años. Según ha relatado, ella está en casa "bastante estresada" ante esta situación provocada por el COVID-19 y con pocas actividades. "Me siento mal porque es mi futuro el que está en juego, no podemos estudiar ni hablar con los profesores", ha sentenciado.
Ella quiere ser médico para "curar y ayudar" a la gente, según ha contado en su intervención. Antes de la pandemia, iba al colegio, jugaba y compartía cosas con sus amigas, mientras que ahora "encerrada en casa se siente sola".
Por otro lado, la coordinadora pedagógica del Servicio Jesuita a Refugiados en Líbano en Baalbek, Rayhana Itani, ha precisado que la ONG ha repartido allí material a los padres para que sus hijos puedan seguir estudiando. También de cara al verano están preparando un campamento de verano, tal y como ha afirmado.
Además, Itani ha contado que tiene casos de niños que en este periodo se han puesto a trabajar, la mayoría en el campo y sector de la construcción, y han dejado la escuela. En ese contexto, ha señalado que su labor es trata de convencer a los padres de que esos menores no abandonen el colegio, y les animan a que empiecen una formación técnica.
Por último, el director regional el Servicio Jesuita a Migrantes Latinoamérica y Caribe, Óscar Javier Calderón, ha explicado la situación en la frontera entre Colombia y Venezuela. Tal y como ha manifestado, "la violencia endémica" de esa zona "golpea de forma diferencial a los menores", al tiempo que la crisis del COVID afecta a su acceso a la educación. "La escuela no logra ser oportunidad para proteger y mitigar efectos que los niños sufren por esta confrontación", ha señalado-