El Defensor del Pueblo entra por primera vez en un vuelo de repatriación y describe todo el proceso en un informe
MADRID, 28 May. (EUROPA PRESS) -
El Ministerio del Interior fletó el año pasado un total de 153 vuelos de repatriación de inmigrantes a través de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras y otros 13 en colaboración con la Agencia Europea de control de las fronteras exteriores (FRONTEX), con los que se logró la expulsión de 3.251 extranjeros.
Son datos de la Dirección General de la Policía recopilados por el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura, (Defensor del Pueblo), en su informe anual 2012, el primero en que la Alta Institución analiza en profundidad los vuelos de repatriación de inmigrantes dando así a conocer también por primera vez, la magnitud de esta práctica en España.
En total, el informe recoge que el año pasado se ejecutaron 13 vuelos en colaboración con FRONTEX de los que cinco estaban organizados directamente por España. De este modo se logró repatriar a un total de 252 extranjeros a destinos como Lagos, Kiev, Bogotá, Quito o Islamabad.
En cuanto a los impulsados por España en solitario, fueron 153, de los que la mayoría fueron repatriaciones a Marruecos vía Ceuta (95 vuelos con 2.028 inmigrantes a bordo) o vía Melilla (42 vuelos y 212 expulsiones). Todos los vuelos salieron del Aeropuerto Internacional de Madrid-Barajas, aunque haciendo escala en lugares diversos, como Barcelona o Málaga, antes de cruzar el Mediterráneo.
El resto, un total de 16, fueron de carácter internacional, a destinos como Nigeria, Camerún, Malí, Congo, Senegal, Gambia, Ecuador y Colombia, y sacaron del país a 759 extranjeros. Estos vuelos también procedían de Madrid y algunos hicieron escalas en Barcelona o en Málaga. En todo el año se identificaron 9 incidencias en los vuelos, la mayoría por resistencia del repatriado.
El informe recoge asimismo, que el año pasado la Comisaría General de Extranjería y Fronteras ejecutó la repatriación de 1.439 ciudadanos argelinos en hasta 141 barcos, unos viajes en los que se identificaron cuatro incidencias, como forcejeos y repatriaciones fallidas.
Según datos del Ministerio del Interior a los que ha tenido acceso Europa Press, 11.325 extranjeros pasaron por alguno de los ocho CIE de España el año pasado, cuando, en total, se incoaron 43.871 órdenes de expulsión y se ejecutaron 10.130.
Por centros, Algeciras tuvo 3.262 residentes, Barcelona, 1.933; Madrid llegó a 3.023, por el de Málaga pasaron 190, en Murcia fueron 1.300, en Valencia 1.205, en Las Palmas 272 y en Tenerife, 140 inmigrantes sobre los que pesaba una orden de expulsión a lo largo del año pasado.
CUSTODIA POLICIAL CONSTANTE
El personal del Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP) estuvo presente en uno de estos vuelos, organizado por Holanda con destino Lagos, en el que en conjunto con Francia, Alemania, Noruega y Suecia, se repatriaba a 24 ciudadanos nigerianos. En Barajas se embarcó a 5 expulsados procedentes de España, 2 de Portugal y 3 de Grecia.
Según explica el informe, durante todo el operativo, cada expulsado es custodiado por policías de los respectivos países. El equipo español para la repatriación de los 5 nigerianos estaba compuesto de 11 personas: el Jefe del dispositivo y la Jefe del equipo de escoltas, que comandaba el equipo formado por otros 9 agentes de la Unidad Central de Expulsiones y Repatriaciones (UCER).
Los repatriados por España eran una mujer procedente del CIE de Valencia, un hombre de un centro policial de Zaragoza y tres hombres trasladados desde el CIE de Madrid en furgones hasta la sede de la UCER en Barajas. Allí les registraron, metieron en bolsas selladas sus objetos personales y les colocaron "cinturones inmovilizadores" en las muñecas, conforme recoge el informe.
La custodia policial se prolonga todo el vuelo. El informe describe que el embarque se llevó a cabo con "agentes de custodia formando un pasillo de seguridad desde el vehículo de aproximación hasta la aeronave" en el que "cada repatriado iba escoltado por cuatro agentes: uno delante, otro detrás y uno a cada lado". Una vez dentro del avión, que disponía de dos filas de tres asientos, les distribuyeron de modo que quedasen flanqueados por dos agentes cada uno.
El informe indica que los repatriados desde Portugal no llevaban "ningún medio de contención" y los que enviaba Grecia estaban sujetos con grilletes. Por su parte, los 24 que ya estaban acomodados en el avión procedente de Rotterdam tampoco estaban atados y las fuerzas policiales españolas informaron de que quitarían la sujeción impuesta a sus custodiados si permanecían "tranquilos" durante el vuelo.
MÁS MEDIDAS EN LOS VUELOS QUE FLETA ESPAÑA
El segundo vuelo que supervisó por sorpresa el MNP, organizado y operado exclusivamente por las autoridades españolas, se fletó para deportar a 47 ciudadanos de Ecuador y 59 de Colombia, incluidos un niño de seis años de edad con su padre, y un colombiano deportado por Holanda al que acompañaban tres policías de aquel país. Asimismo, viajaban diplomáticos colombianos.
La metodología, según el informe "fue la misma que en el operativo de repatriación de FRONTEX", aunque con una diferencia, y es que en este caso, los deportados, a excepción del niño y su padre, "iban provistos de unos lazos de tela que les sujetaban las muñecas y que les quitaron para efectuar el registro corporal, poniéndoselos de nuevo al finalizar el mismo, manteniéndolos hasta el embarque en el avión".
El informe destaca que dos funcionarias custodiaron al menor y su padre con "una actuación en todo momento adecuada a la presencia del menor esforzándose en crear un ambiente distendido y agradable para él" y explica que fueron embarcados por la puerta delantera y en primer lugar, junto al personal diplomático que viajaba en el vuelo, para que el niño no "viera el ambiente" de la repatriación del resto de personas.
De todo lo visto, el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura eleva diversas recomendaciones, como que los policías vayan identificados visiblemente, que se ponga a disposición de los afectados un canal para presentar quejas, que se les informe con antelación de su deportación, se les permita avisar a sus familias y se les ofrezcan detalles como la duración del vuelo o el destino y las escalas, o que se disponga de personal médico externo, entre otras.