Actualizado 29/01/2009 11:55

El convoy de heridos de la ONU atrapado en el norte de Sri Lanka logra abandonar la zona de combate

COLOMBO, 29 Ene. (Reuters/EP) -

El convoy de la ONU en el que viajan cientos de civiles heridos por las luchas entre los rebeldes Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE) y el Gobierno de Sri Lanka, y que permanecieron atrapados durante días en un pueblo cercano a las líneas de enfrentamiento, logró abandonar la zona esta mañana, según anunció la ONU.

"El convoy acaba de cruzar la línea de frente con cientos de civiles heridos en los combates, incluyendo a unos 50 niños en condición crítica, que están siendo trasladados a un hospital del Ministerio de Sanidad", indicó el portavoz de la ONU Gordon Weiss.

Aun así el LTTE negó que el convoy tuviese permiso para abandonar la zona y aseguró que no es seguro atravesar la línea de frente, aunque el Ejército detuviese la lucha durante un breve periodo de tiempo, explicó el portavoz. Anoche, la web prorebelde www.TamilNet.com citó al director del Secretariado de Paz de los Tigres Tamiles, S. Puleedevan, el cual negó que el LTTE estuviese bloqueando el paso del convoy.

"El LTTE ha pedido repetidamente a la CICR (Comisión Internacional de la Cruz Roja) que facilite transporte sin obstáculos para los civiles heridos que necesitan atención urgente y para la provisión de medicamentos de forma local", declaró el representante tamil.

INTERCAMBIO DE ACUSACIONES

Tanto los Tigres Tamil como las fuerzas del Gobierno se acusan de los daños causados a los civiles, aunque según los rebeldes el Ejército bombardeó una zona segura que se estableció la semana pasada para los civiles, y la web prorebelde denunció ayer que al menos 23 personas habían muerto y otras 121 habían resultado heridas en el incidente.

El Ejército, por su parte, niega cualquier implicación y acusa a los Tigres Tamil de trasladar su artillería a las áreas pobladas y de intentar utilizar el sufrimiento de los civiles para ganar apoyos para su propuesta de alto el fuego. Además, el Gobierno asegura que las cifras dadas por los rebeldes son demasiado altas y que incluyen a milicianos heridos en combate, aunque no tienen datos concretos.