MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Al menos cuatro de cada cinco niños que viven en orfanatos tienen a uno de sus padres con vida, según revela un informe de la organización Save the Children publicado este martes, que indica que esta situación se da en numerosos países y que la proporción es más elevada en algunos de Europa Central o del Este, donde casi todos los niños que viven bajo el amparo de una institución --el 98 por ciento-- tiene al menos uno de sus padres vivo.
Este informe también señala que en Indonesia la cifra llega al 94 por ciento y en Ghana al 90 por ciento, "lo que significa que millones de niños corren el riesgo innecesario de los peligros que supone vivir en instituciones, incluida la violación, la explotación, el tráfico de personas, las palizas, la tortura y el daño psicológico", indica el comunicado de esta ONG.
"Los niños también pueden experimentar el trauma de estar separados de los padres que, con el apoyo adecuado, podrían cuidarlos en sus hogares", añade. Al menos ocho millones de niños están viviendo en la actualidad en orfanatos y otro tipo de instituciones, pero el número puede ser mucho mayor puesto que gran parte no son registrados.
La principal razón para que estos niños terminen viviendo en instituciones es la pobreza, señala la organización, más que la muerte de los padres. Para las familias pobres, poner a sus hijos en una institución puede ser sólo la única forma de sobrevivir, especialmente cuando se ven golpeados por desastres naturales, conflictos, enfermedades u otros motivos que componen el problema de la pobreza.
La consejera de Save the Children para protección infantil y autora del informe, Corinna Csaky, afirmó que "es un mito que los niños que viven en los orfanatos no tengan padres". "La mayor parte está allí porque sus padres sencillamente no pueden permitirse alimentarlos, vestirlos y educarlos. Las madres y los padres se ven obligados a tomar esta decisión agónica de enviar a sus hijos a una institución con la esperanza de tener un futuro mejor", afirmó Csaky.
"Tenemos que disipar las concepciones equivocadas que han convertido a los orfanatos en la respuesta con más sentido común para cuidar a los niños vulnerables", explicó. "La realidad es que la separación de sus padres, junto con la escasa calidad de los cuidados que reciben, la violencia, el abuso y la explotación que se dan en muchas de estas instituciones, causa un daño extremo y duradero a los niños y a la sociedad", añadió.
A esto se une que, en algunos países, los orfanatos se han convertido en negocios muy lucrativos, y la gente que los dirige suele recibir incentivos financieros, ya sea por parte del Gobierno o de donantes. Este hecho ha contribuido a que crezca el número de orfanatos en los últimos años, especialmente en África y Asia. Por ejemplo, hay once veces más orfanatos en Liberia ahora que hace 20 años.
IMPACTO IRREVERSIBLE
Este informe subraya que los niños que crecen en instituciones son más proclives a sufrir retrasos en el crecimiento, problemas de comportamiento y tener un cociente de inteligencia menor que los que se crían con sus padres o con una familia de acogida. Los niños menores de tres años se enfrentan al riesgo de daño permanente puesto que el impacto que la vida en un orfanato tiene sobre ellos es irreversible una vez que alcanzan una etapa del crecimiento. A esto se une que los niños con discapacidades tienen un riesgo aún mayor de sufrir abusos en las instituciones.
"He trabajado en hogares infantiles y sé que la mejor forma para la vida de los niños es estar con sus padres, pero los niños de todo el mundo languidecen en orfanatos porque los padres no pueden pagar su alimentación", afirmó uno de los embajadores de Save the Children, Paul O'Grady.
"Es escandaloso que los niños sean separados de sus familias cuando tienen padres que, con un poco de ayuda, podrían cuidar de ellos. Creo que las familias de todo el mundo deberían recibir el apoyo necesario para permanecer juntas", añadió.
Para frenar el mal uso de las instituciones dedicadas al cuidado de los niños, Save the Children ha pedido a los gobiernos y a las personas que trabajan en los orfanatos o que conceden donaciones que canalicen sus recursos en proyectos que apoyen a las familias para que puedan cuidar de sus hijos en casa.