MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -
La FAO ha alertado de que un total de 2.000 millones de personas sufren "una o más deficiencias de micronutrientes, ante lo que demanda "prioridad" para erradicar tanto la malnutrición como el hambre en el mundo, durante la presentación del informe anual 'El estado mundial de la agricultura y la alimentación' (SOFA 2013, por sus siglas en inglés).
Así, el documento, que lleva por título 'Sistemas alimentarios para una mejor nutrición', revela además que 1.400 millones de personas padecen sobrepeso, de las cuales 500 millones son obesos. Además, apunta que un 26 por ciento de los niños menores de cinco años sufre retraso del crecimiento y un 31 por ciento presenta deficiencia de vitamina A.
Por otro lado, destaca que los cerca de 870 millones de personas que pasaban hambre en el mundo entre los años 2012 y 2012, "son tan sólo una parte de los miles de millones de personas cuya salud, bienestar y vida se ven malogradas por la malnutrición".
Ante estas cifras, el director general de la FAO, José Graziano da Silva, ha pedido "un decidido esfuerzo" para acabar contra este problema y ha expresado que, a pesar de que el mundo "ha registrado un cierto progreso frente al hambre, todavía queda un largo camino por delante".
Asimismo, Garziano ha criticado que el coste de la desnutrición es "inaceptablemente alto" para la economía mundial, "en pérdida de productividad y gastos de atención sanitaria". En este sentido, ha señalado que podría alcanzar hasta un 5 por ciento del PIB mundial, lo que supone 3,5 billones de dólares en Estados Unidos, es decir, 500 dólares por persona.
El artículo SOFA 2013 expone que para "combatir" la malnutrición es necesaria una alimentación sana y una buena nutrición que debe comenzar con la alimentación y la agricultura. Por ello, subraya que "las mejora de los sistemas alimentarios puede hacer que los alimentos sean más asequibles, variados y nutritivos".
Además, el dossier recomienda el uso de políticas, inversión e investigación agrícolas adecuadas para aumentar la productividad; contar las pérdidas y el desperdicio de alimentos para ayudar a la existencia de más alimentos disponibles y asequibles, así como reducir la presión sobre la tierra y otros recursos; mejorar el rendimiento nutricional de las cadenas de suministro; ayudar a los consumidores a tomar "buenas" decisiones alimentarias para una mejor nutrición a través de la educación y la información; mejorar la calidad nutricional de los alimentos mediante el enriquecimiento y la reformulación; y conseguir que los sistemas alimentarios estén más atentos a las necesidades de las madres y de los niños pequeños.
Por último, el SOFA 2013 recomienda otorgar a las mujeres "un mayor control sobre los recursos y los ingresos" para "beneficiar" su salud y la de sus hijos y plantea que la gobernanza de los sistemas alimentarios, que aporta liderazgo, coordinación, eficacia y fomenta la colaboración entre los grupos de interés es "una prioridad".