España se encuentra en la actualidad a la cabeza del ránking europeo en producción de alimentos ecológicos. Andalucía y Cataluña son las comunidades autónomas que lideran la producción y la elaboración de alimentos "bio". Sin embargo, el consumo interior en España sigue siendo muy precario. BioCultura trabaja, entre otras cosas, para promocionar los circuitos cortos en la alimentación y que los alimentos "bio" se consuman en el área donde se producen. Entre otras cosas, para no depender de la exportación, que cada vez se encontrará con más competencia en los países del Este.
España ya se situó en 2008 a la cabeza de la producción de alimentos orgánicos en la UE. Básicamente, gracias a Andalucía, que cuenta con 784.000 hectáreas certificadas de producción ecológica y es la primera comunidad española en superficie destinada al manejo ecológico y también en número de operadores, con 8.125 en la actualidad, según datos oficiales.
España ya cuenta con 1.317.752 hectáreas "orgánicas" frente al 1.150.000 hectáreas de Italia, primer país productor hasta ahora. Sin embargo, el consumo interior de productos de alimentación ecológicos sigue siendo muy bajo en nuestro país. El gasto anual por andaluz es de sólo 6 euros, una cantidad igual a la media del estado español. En Suiza, la cifra alcanza los 115 euros por persona y, en Alemania, los 50 euros. Dinamarca, Francia, Italia son países en los que el consumo "bio" también es muy superior al de España. Entre otras cosas, por las apuestas de las administraciones de cada estado, que apoyan campañas de promoción de estos productos y diversas fórmulas de subvención.
Según Pedro Burruezo, director de la versión española de The Ecologist, "para que un producto, además de ser 'bio', sea ecológico en el sentido rotundo del término, debería ser producido y consumido en el mismo área. Así, se cierra el círculo agroalimentario ecológico".
Burruezo, que también es asesor de BioCultura, señala que "ahora mismo, incluso algunos ministros hablan de adquirir productos locales. Ellos no lo dicen por respeto medioambiental, sino por un reparto más local de la riqueza y por la conservación de puestos de trabajo. Pero es que todo es una misma cosa. En realidad, lo medioambientalmente más positivo también es lo más justo desde el punto de vista social y medioambiental. Por eso, ahora mismo hay muchos 'popes' de la economía que están reivindicando la protección de las economías locales y de los recursos naturales frente a la depredación neoliberal que sólo crea riqueza para unos pocos y que consume los recursos de todos".
Ángeles Parra, directora de BioCultura, también afirma que "hemos hecho mucho hincapié desde hace mucho tiempo en la producción 'bio' y el consumo local. La mejor manera de combatir la crisis climática es con producción local ecológica que ahorra consumo energético y en transportes".
FUTURO "BIO"
El director general de Agricultura Ecológica de la Junta de Andalucía, José Román, ha señalado recientemente que el sector de la agricultura orgánica soporta la crisis "de una forma más relajada". También se ha mostrado convencido de que la capacidad de innovación de este sector, su fuerza y su empuje, le hará salir "airoso" de la actual coyuntura.
En opinión de Parra, "el ejemplo andaluz está claro". "Son líderes en agricultura andaluza porque la Junta de Andalucía está muy comprometida con este tipo de producción de alimentos sana para el medio, para el consumidor y para el agricultor. Y los resultados son obvios: esta agricultura es capaz de sobrevivir mejor a los tiempos de crisis porque la demanda no deja de crecer. Pero está claro que, sin la ayuda de la Junta, no sería lo mismo", añade. "Otros gobiernos autonómicos tienen que tomar ejemplo y apostar claramente por este sector, porque es el que tiene el futuro más despejado pese a los problemas comunes a todas actividades empresariales", señala.
"El futuro está en la ecología, en general, y en la agroecología, en particular. Y el gobierno español que tan de izquierdas y social quiere aparentar ser pues debería apostar clara, llana y decididamente por la agroecología, en vez de permitir que España sea el mayor campo de estudios científicos con transgénicos a cielo abierto en Europa. En materia de transgénicos, el Gobierno de Zapatero está rendido a los lobbies biotecnológicos. Una gran incongruencia para alguien que presume de ser progresista y avanzado", concluye.