Las expertas dicen que el juego es clave en el desarrollo de la infancia porque, aunque el tipo de juego va cambiando con la edad, siempre tiene beneficios para las niñas y los niños. En los primeros años de vida es a través de él donde se descubren cosas de una misma y también sobre las demás. Más adelante, con la introducción del juego simbólico, se comienza a practicar cosas de la vida diaria. Con el tiempo llega el movimiento y el juego empieza a girar en torno al desarrollo motor. En etapas posteriores, con el lenguaje verbal, empieza la gran expansión del juego y la imaginación, convirtiéndose el juego en algo más autónomo, donde la empatía está más presente y comienzan a aparecer los roles de grupo en su mecánica.
En todo este proceso, de un modo u otro, el acompañamiento de una persona adulta es fundamental para proporcionar un aprendizaje y una experiencia estimulante. Cuando yo era pequeña jugaba mucho con mi abuela Pili. Mi abu Pili siempre prefería jugar sin nada, "haciendo como si… estuviéramos en la tienda, en el concurso musical o en la consulta del médico", iba transformando la sala en cada momento de la tarde. Juntas íbamos de viaje, al mercado o al restaurante. También recuerdo que, durante esas horas, quería que le llamáramos de usted, porque decía que el tratamiento de usted se estaba olvidando y era muy importante poder aprender a conjugar esos verbos de forma adecuada. Sé que mi abu Pili era muy divertida, como también sé que, si hoy puedo dirigirme formalmente a alguien de usted, es gracias a la doctora, la directora o a la tendera que jugó a ser tantas veces conmigo.
El juego es clave en el desarrollo emocional, cognitivo y social de los niños y las niñas y, como educadora del grupo de infancia de la Fundación Amoverse, he podido acompañar diferentes iniciativas que demuestran esta estrecha relación. Proyectos como el del "Restaurante la Ventilla-La Vaguada", donde los chicos eran quienes se encargaban de fregar, porque hablamos de que en la vida, las chicas solían verse más veces obligadas a fregar que los chicos. Esta pauta generó muchas conversaciones interesantes sobre qué hacen o no las chicas, y si eso era justo o no... Una oportunidad de hablar con el grupo alrededor de la cocinita lo que parecía imposible alrededor de una mesa.
En Amoverse, he podido disfrutar de muchas tardes de juego con niños y niñas. He visto cabezas llenas de preocupaciones de adultos aligerarse y respirar delante de un futbolín. He visto niñas tímidas pedir el turno y niños brutos pedir una revancha con lágrimas en los ojos. He visto personas voluntarias despeinarse saltando a la comba y sentarse en el suelo para jugar con los muñequitos. También he visto educadoras traer pantalones de chándal para el partidito de la tarde. He visto equipos preparar Gymkhanas con la misma emoción y alegría con la que la vivían los grupos cuando la ponían en práctica.
Ahora, cuando el reloj me recuerda que me levante, vuelvo a comprobar que el juego está en cada rincón de Amoverse, encontrándose en todas partes: hay quien juega al pilla pilla, pero como buenas adolescentes disimulan un poco; hay quien discute acaloradamente tirando los penaltis porque necesita que cada partida sea justa; y hay quien juega a que no se ha enterado del plan de la tarde para para lograr así, por un instante, la necesaria atención que tanto necesita cualquier niño, niña o adolescente.
Con todo lo que he vivido en estos años, ¿cómo no voy a creer en el juego como herramienta de cambio? ¿Cómo no verlo como una oportunidad de ser más tú que nunca, y al mismo tiempo de ser cualquier otra cosa que quieras ser? Cómo no alegrarme en la primera celebración Internacional del Día del Juego, una alegría que va acompañada de reivindicación. Una reivindicación de la importancia que tiene el juego en nuestras vidas que impulsamos a través de la campaña ‘Soy Cometa‘ que realizamos junto a la ONG Entreculturas.
Y es que hoy más que nunca, en esta primera celebración del Día Internacional del Juego, que acaba de instaurar Naciones Unidas, es momento de dejar de menospreciar el juego.
Justo ahora que parece que a las personas adultas cada vez más se nos está olvidando jugar. Justo ahora que en muchas ciudades hay más plazas de aparcamiento que columpios. Justo ahora que las familias deben dedicar tanto tiempo a papeles importantes. Justo ahora que el juego es un privilegio inaccesible para algunas infancias. Justo ahora que hay castigos sin jugar. Justo ahora que los deberes ocupan tanto tiempo. Justo ahora que las madres y padres estamos tan cansadas. Justo ahora que las pantallas parecen absorbernos. Sí, justo ahora, y por todo ello, es momento de celebrar y reivindicar el Día Internacional del Juego. Justo ahora es el momento de que cada persona adulta busquemos una foto de la niña que fuimos y juguemos a recordar a qué jugaba, y sobre todo que volvamos a invitarla y atrevernos a ver la vida como un juego… ¿juegas conmigo?
Feliz Día Internacional del Juego.
Por María Guillén Sáenz de Tejada, coordinadora de Intervención con Familias de la Fundación Amoverse