Celebramos este 8 de abril, el día de los gitanos y las gitanas, nuestro día, en circunstancias similares a las padecidas el año pasado. La pandemia del COVID-19 sigue golpeando con inusitada violencia a nuestra sociedad, provocando graves consecuencias sanitarias, económicas y sociales de aún difícil evaluación, y que sin duda alguna están lastrando nuestro presente y muy probablemente lastrará nuestro futuro.
A lo largo de este último año hemos podido comprobar de primera mano cómo una crisis tan dura como la que sufrimos, afecta directamente, y de manera incisiva a nuestro Pueblo, al Pueblo Gitano. Hemos visto cómo se ha deteriorado de manera dramática la situación de miles de familias gitanas, que han perdido su fuente de ingresos de la noche a la mañana por el confinamiento y el cierre de actividades relacionadas con la conocida como "economía de subsistencia"; y cómo muchas de ellas, con menores a su cargo, se ven obligadas a sobrevivir en condiciones infrahumanas, dependiendo de los servicios sociales comunitarios o de las entidades del Tercer Sector, para poder alimentarse y cubrir sus necesidades básicas.
Al igual que hicimos el año pasado, sirvan estas líneas para recordar a las víctimas de este virus, a sus familias, y a quienes lo han perdido por el hundimiento de nuestra economía. Hoy, volvemos a insistir ante las administraciones públicas que es necesaria una unidad de acción ante esta tragedia, y que podemos y debemos salir de esta inmensa e inédita crisis en un siglo sin dejarnos a nadie atrás. Como decía el poeta León Felipe, "todos juntos y a tiempo".
Estos meses de pandemia nos recuerdan más si cabe nuestra trayectoria de resistencia como Pueblo. Los gitanos y las gitanas sabemos resistir, nos hemos forjado ante la adversidad, y hemos defendido nuestras esencias con uñas y dientes ante las injusticias, las persecuciones y los genocidios sufridos durante siglos.
Cada 8 de abril alzamos la voz para reivindicarnos. Reivindicar nuestra identidad, nuestras aportaciones a la cultura y a la historia de todos los países por los que hemos pasado y nos hemos establecido. Pero esta jornada de recuerdo es también un canto a la multiculturalidad, a la tolerancia, al respeto y a la convivencia en paz. Por ello vaya también nuestro reconocimiento a aquellos hombres y mujeres, a nuestros tíos y tías que tanto han luchado para que poco a poco, nuestro Pueblo sea reconocido. En estos días, en los que también conmemoramos el 50 aniversario del I Congreso gitano, celebrado en Londres, vaya nuestro homenaje a aquellos gitanos y gitanas que antes que nosotras, dieron cuanto tenían para que nuestra bandera y nuestro himno fueran conocidos por todo el mundo. De entre todas ellas, nuestro reconocimiento a nuestro querido tío Juan de Dios Ramírez Heredia, un político gitano que desde nuestra infancia vimos en él un espejo donde mirarse. También a
otros míticos activistas gitanos que este año se nos han ido, desgraciadamente, como ha sido el caso de Marcel Courthiade, entre otros. Las luchas de nuestros mayores y de los que se nos fueron son las luchas que hoy debemos continuar nosotras y nosotros.
En tiempos en los que proliferan los discursos de odio antigitanos en redes sociales, algunos medios de comunicación, y por desgracia en algunas instituciones públicas; nuestro mensaje de lucha seguirá haciéndose fuerte, y seguiremos contribuyendo a dar lo mejor de nosotras en estos tiempos en los que hemos podido comprobar el fracaso y la inutilidad del individualismo. Los gitanos y las gitanas, en este año tan duro, hemos vuelto a dar ejemplo de que somos un Pueblo abierto, solidario, y que priorizamos los valores colectivos sobre los personales. Solo así, de la mano y juntas, podemos superar las adversidades y las calamidades que nos encontremos en el camino. Así lo hemos hecho en el pasado, y lo seguiremos haciendo cuantas veces sea necesario en el futuro.
Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas FAKALI.