El sector financiero se ha convertido en un pilar esencial para la descarbonización y la lucha contra el cambio climático. Su papel ha cobrado una relevancia especial durante los últimos años, en los que las propias instituciones nacionales y europeas le han asignado un rol trascendental en la transición hacia una economía más verde y resiliente frente a los retos que plantea el cambio climático. Esta función se manifiesta en dos vertientes principales: la capacidad para impulsar una actividad económica más sostenible y su labor en la adaptación de los efectos del cambio climático.
Estos compromisos se materializan ya en el propio negocio del sector financiero: desde préstamos e instrumentos de inversión alineados con criterios de sostenibilidad hasta pólizas de seguro que cubren los daños que sufren personas y empresas por eventos climáticos extremos, pasando por la emisión de bonos verdes. Pero su papel no se limita a la mera adaptación de su actividad, puesto que las entidades financieras también se han comprometido de forma activa a promover prácticas sostenibles a través de alianzas y acuerdos internacionales.
Entre estas alianzas destacan la Iniciativa Financiera del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP-FI), los Principios para la Inversión Responsable (PRI), los Principios de Banca Responsable (PRB) o los Principios de Seguros Sostenibles (PSI). Todas ellas están vinculadas a cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas. Además, en España, el sector financiero se ha unido en torno a FINRESP, el Centro de Finanzas Sostenibles y Responsables, que forma parte activa de la Red de Centros Financieros para la Sostenibilidad (FC4S) de Naciones Unidas.
Todas estas iniciativas son la materialización de un mismo síntoma: el cambio climático plantea riesgos significativos para la sociedad y la economía, y el sector financiero ha entendido que debe asumir un papel esencial para afrontarlo. Así lo han recogido en sus directrices organismos como el Financial Sustainability Board, creado para garantizar la estabilidad financiera a través de mecanismos de supervisión. De esta manera, el sector financiero está centrado en la evaluación de los riesgos asociados al cambio climático y en el intercambio de información al respecto, garantizando una gestión más efectiva.
Estos riesgos para la economía son ya manifiestos en varios sectores productivos estratégicos, como puede ser el agroalimentario, así como en el bienestar social de las comunidades. Solamente en el año 2022, en España, el sector del seguro hizo frente a los efectos del cambio climático con 1.548 millones de euros en indemnizaciones para 2,3 millones de siniestros vinculados al clima y que afectaron a familias y empresas. Para poner en contexto esta cifra, esto es el doble de la ayuda de socorro en caso de catástrofe aprobada por la UE por las inundaciones de 2022 en Alemania, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Austria .
Herramientas financieras al servicio de la descarbonización
Además de la adaptación a los efectos del cambio climático, la transición hacia una economía descarbonizada resulta esencial para cambiar el rumbo de la actividad económica, por lo que el sistema financiero juega un papel crucial al reorientar los flujos de capital hacia actividades más sostenibles.
Entre los años 2014 y 2022, las entidades que forman parte de FINRESP lideraron en materia de finanzas sostenibles con 51 emisiones de bonos vinculados a la sostenibilidad, destinando un total de 31.500 millones de euros. Es decir, en ese período, más de un tercio de las emisiones de bonos alineados con criterios de sostenibilidad correspondieron al sector financiero en España. Este liderazgo no se limita a las emisiones de bonos, dado que también se concedieron préstamos mayoristas con criterios de sostenibilidad por importe de 32.600 millones de euros, respaldando así actividades con un impacto positivo en el medioambiente y contribuyendo a la lucha contra el cambio climático. También se desembolsaron 741 millones de euros en indemnizaciones de seguros por siniestros climáticos.
Por otra parte, el sector financiero también hace partícipe a sus propios clientes del reto de la sostenibilidad e impulsa productos financieros alineados con compromisos medioambientales. De esta manera, la industria financiera ya gestiona 103,000 millones de euros en fondos de inversión y 29,000 millones de euros en planes de pensiones alineados con criterios de sostenibilidad.
Todos estos indicadores dan cuenta de que las entidades financieras son conscientes de que la descarbonización es un reto global, y de que una gran transformación, como es la transición hacia una economía sostenible, requiere de la implicación de todos los actores: un sector privado comprometido, una sociedad consciente y una Administración que genere un marco jurídico adecuado e impulse la colaboración público-privada.
Luis Miguel Ávalos Muñoz, miembro del Consejo Ejecutivo de FINRESP (Centro de Finanzas Sostenibles y Responsables de España) en representación de UNESPA