En los últimos años, la sostenibilidad ha pasado de ser una tendencia a convertirse en uno de los grandes retos o desafíos del empresariado. Este cambio de paradigma, impulsado por la creciente concienciación sobre la sostenibilidad y las nuevas exigencias regulatorias, afecta a todas las empresas. Mientras que las grandes corporaciones han avanzado de manera significativa en la implementación de estrategias de sostenibilidad, a las pymes, que representan el 99,8% de nuestro tejido empresarial, les queda un largo camino por recorrer, no exento de dificultades y barreras.
A pesar de estas diferencias, el último informe del Centro de Finanzas Sostenibles y Responsables de España (Finresp) reveló que el 75% de las pymes españolas consideran prioritario realizar esfuerzos en materia de sostenibilidad a pesar del esfuerzo que les supone. El alto coste inicial de las inversiones necesarias y la falta de recursos especializados siguen siendo las principales barreras para arrancar. La digitalización, que puede actuar como un catalizador de la sostenibilidad, está aún en proceso de consolidación en muchas de estas pequeñas y medianas empresas.
A pesar de estas dificultades, la sostenibilidad presenta una gran oportunidad para las pymes. Implementar prácticas responsables no solo mejora la eficiencia operativa y reduce el impacto medioambiental, social y de gobernanza, sino que también ofrece ventajas competitivas. Las empresas que adoptan una estrategia ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza) no solo responden a las crecientes demandas de clientes/consumidores más conscientes, sino que también se preparan mejor para un futuro de cambios regulatorios y exigencias de mercado.
Los asesores de empresas jugamos un importante rol actualmente, como impulsores de esta transformación sostenible de las empresas, acercando a las pymes información, modelos de trabajo o medición y herramientas para integrar la sostenibilidad de manera estratégica en su día a día.
La pyme muchas veces se muestra reacia a iniciarse en la sostenibilidad, sin conocer que existen incentivos fiscales y apoyo gubernamental orientado a que las empresas más pequeñas puedan superar las barreras económicas iniciales. A pesar de ello, es necesario fomentar la colaboración entre diferentes actores, ya que compartir experiencias y buenas prácticas puede acelerar la integración de la sostenibilidad en el ADN de las empresas.
Por tanto, es responsabilidad de todos allanar el camino para que cada vez más pymes puedan sumarse a este cambio esencial. La sostenibilidad no es solo una necesidad ambiental; es una oportunidad económica que ninguna pyme puede permitirse ignorar.