Buscar trabajo es un trabajo en sí mismo. Elaborar el currículum, adaptarlo a cada puesto solicitado, realizar cartas de presentación, formaciones, preparar las entrevistas... A la hora de solicitar un empleo, nos solemos centrar en la carrera académica, en los estudios y en la experiencia y competencia laboral, dejando de lado otros aspectos como el autocuidado o los hábitos de vida saludables. Pero está comprobado que la salud y el empleo se retroalimentan. Mejorando la salud a través de buenos hábitos de vida se pueden aumentar las oportunidades de encontrar y mantener un empleo, situación que, a su vez, repercute positivamente en nuestro bienestar y salud.
Aprender a autocuidarse incluye elegir alimentos saludables, hacer ejercicio, aumentar la calidad del descanso y, por supuesto, identificar y gestionar los pensamientos o emociones que sabotean el bienestar y la capacidad de aprovechar las oportunidades de la vida. Este tipo de aprendizaje a menudo se queda oculto en los currículos profesionales. Sin embargo, es tremendamente importante en las personas que buscan trabajo, ya que ayudaría a mejorar el bienestar físico, mental, emocional y social, así como la productividad, autoestima y satisfacción vital, algo que revierte en las posibilidades de conseguir y mantener un empleo. Y permite instaurar un círculo virtuoso en el que la salud se maneja desde un punto de vista holístico y es la mejor inversión para el futuro.
Y es que está comprobado que las personas en situación de desempleo tienen peores condiciones de salud -física y mental- y de hábitos de vida: llevan una alimentación menos saludable, llena de productos ultraprocesados o de 'comida rápida', y son más sedentarias, entre otros aspectos. Como punto antagónico, las personas con empleo, por lo general, integran en su vida hábitos más saludables y tienen más oportunidades de disfrutar de una mejor salud. Volvemos una vez más al círculo virtuoso.
En Acción contra el Hambre tenemos muy en cuenta el bienestar integral de las personas que acompañamos en la búsqueda de empleo. Sabemos que cultivar el autocuidado y hábitos de vida saludables son factores clave a la hora de encontrar o mantener un empleo, y por eso hemos integrado este componente en nuestros programas innovadores de inserción laboral.
El informe*"Innovación social en la inserción laboral: promoción de hábitos de vida saludable y su impacto en el empleo" describe los resultados de un estudio de investigación llevado a cabo de forma conjunta por Acción contra el Hambre y el Equipo de Investigación EPINUT de la Universidad Complutense de Madrid a partir de una muestra de más de 1 000 personas sin trabajo. Analiza el impacto que tiene la mejora de la salud y los hábitos de vida saludables en la empleabilidad de las personas en situación de vulnerabilidad. Del informe se desprende que el 53,3% de las personas que participaron en nuestro itinerario "saludable" de inserción laboral y se formaron en buenos hábitos de vida y alimentación obtuvieron resultados muy positivos, encontrando trabajo por cuenta ajena o propia, o decidiendo reinventarse en una formación que les brindase más competencias. Además, gracias al programa mejoraron significativamente sus hábitos alimentarios, aumentaron la actividad física y, en definitiva, se sintieron mejor.
Incorporar formación en salud y nutrición en estos itinerarios, como hacemos en el programa 'Vives Emplea Saludable', contribuye a que sus participantes adquieran buenos hábitos y se sientan bien, requisitos clave para favorecer su acceso al trabajo. Integrar estas formaciones dentro de los programas para la inserción laboral mejora los hábitos y el bienestar de las personas en situación vulnerable.
Al menos así lo constatamos en este proyecto de Acción contra el Hambre que, desde 2021, añade contenidos de divulgación en salud y nutrición al modelo tradicional de empleabilidad, una práctica pionera que hasta la fecha no se había llevado a cabo de forma transversal. De hecho, al inicio del proyecto, el 53% de las personas inscritas en el programa mostraba algún tipo de inseguridad alimentaria, en el 10% de los casos, severa.
A pesar de que la falta de ingresos hace más difícil el acceso a una dieta saludable, no es tan solo un tema económico, sino también de conocimiento y otros aspectos como la incorporación de buenos hábitos y actitudes.
Somos lo que comemos, lo que pensamos, lo que nos cuidamos. A la hora de mejorar la empleabilidad, no solo se trata de hacer un currículum ajustado a los objetivos profesionales, realizar entrevistas de trabajo activamente o perfeccionar las competencias digitales -que también-, sino que quienes demandan empleo estén bien, tengan una autopercepción positiva de la mejora de sus habilidades, competencias y conocimientos y adquieran la autoconfianza necesaria para tomar las riendas de su propio destino.
Por Sara Tulipani, técnica de investigación del departamento de Nutrición y Salud de Acción contra el Hambre.