MADRID, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -
España, en comparación con los países del G-20, es uno de los que más ha reducido la intensidad de sus emisiones de carbono en los últimos años. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, según se desprende del informe 'Net Zero Economy Index 2021', que cada año elabora PwC y que se acaba de hacer público días antes del inicio de la COP26 de Glasgow.
El informe revela que, en 2020, España disminuyó la intensidad de sus emisiones de carbono un 7,9%, entendida esta como las emisiones de CO2 por unidad de PIB, una cifra que convierte al país en el tercero que más ha avanzado en esta materia, respecto a los países del G-20, por detrás de México (-12,4%) y de Indonesia (-10,6%).
No obstante, este esfuerzo es todavía insuficiente y España tendrá casi que duplicar su ritmo de descarbonización anual, para limitar hasta el 1,5C el incremento de la temperatura del planeta, según el estudio. En palabras de Pablo Bascones, socio responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático en PwC, "la caída en el consumo de combustibles fósiles, vinculado en gran parte a las restricciones de movilidad y al parón de actividad por la pandemia, y el incremento del peso de las renovables y de la energía hidroeléctrica en el mix, explican la reducción en la intensidad de emisiones en España el año pasado".
El estudio también revela que la situación a nivel global es todavía más preocupante. En 2020, la economía mundial redujo la intensidad de sus emisiones de carbono un 2,5%. Si se quieren cumplir con los objetivos del Acuerdo de París en materia de cambio climático habría que multiplicar por cinco su ritmo anual de descarbonización, hasta el 12,9%.
"Nos quedan poco más de dos ciclos económicos para transformar todos los sectores de la economía global. Durante el año pasado, más de 3000 empresas y 130 países se han comprometido con objetivos de neutralidad climática. Pero, a pesar de la ambición, la brecha de emisiones continúa ampliándose. Resulta necesario que las compañías aterricen los compromisos a 2050 en objetivos y planes de descarbonización intermedios", explica Bascones.
En un año como 2020 en el que la actividad mundial se ha visto duramente impactada por la COVID-19, la demanda de energía cayó un 4,3%. Esto ha provocado, a su vez, una disminución de las emisiones relacionadas con la energía del 5,6%, respecto a 2019. Sin embargo, esta rebaja del 2,5%, producida por circunstancias excepcionales, está todavía lejos del progreso necesario para limitar el aumento de la temperatura del planeta por debajo del 1,5C.
De hecho, en 2020 solo un puñado reducido de países del G-20 han sido capaces de obtener niveles de descarbonización de sus economías de dos dígitos y, aunque la mayoría se han marcado objetivos ambición con relación al cambio climáticos, todavía deben trasladarlos tanto en políticas como en medidas concretas, precisa el estudio.