MADRID, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
Una gran erupción volcánica que dejase una cantidad muy importante de partículas en la estratosfera (por encima de 12 kilómetros de altura) podría provocar tanto un enfriamiento del planeta como un calentamiento global, con una variación de entre uno y dos grados centígrados, según advirtió hoy el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera, Joan Martí.
Así, explicó en declaraciones a Europa Press que la influencia "clara y demostrada" de los volcanes sobre el clima pueden dar lugar efectos en dos sentidos opuestos. El primero de ellos se registraría si la concentración de ceniza llega a impedir que los rayos del sol se reflejen y pasen, enfriando la superficie terrestre, dando lugar a un efecto parecido al invierno nuclear.
El posible efecto contrario, podría darse si la reacción de los compuestos de azufre del volcán, junto con la ceniza, llegase a la atmósfera, generando aerosoles que contienen ácido sulfúrico y que provocarían un efecto invernadero o calentamiento global, al no dejar salir los rayos de la Tierra.
En ese sentido, indicó que el primero de estos fenómenos se detectó en la erupción del volcán Pinatubo (Filipinas) en 1991, que generó una bajada de la temperatura global del planeta 0,5 grados centígrados. Además, añadió que en anteriores ocasiones, como en Cracatoa en el siglo XIX o la de Tambora (Indonesia) también se detectaron cambios "significativos" que influyeron sobre las cosechas. "Dejaron un año prácticamente sin luz a estas zonas, pero se trataba de erupciones entre 100 y 1.000 veces mayores a la que se está produciendo en Islandia", apostilló.
Concretamente, incidió en que en la erupción de Pinatubo, la columna eruptiva lanzó las cenizas a más de 30 kilómetros de altura, se dispersaron por la estratosfera y llegaron a dar la vuelta al mundo.
Asimismo, recordó que las consecuencias de un aumento o descenso de entre uno y dos grados centígrados en la temperatura de la Tierra repercutiría en las cosechas, a los ciclos vitales de algunas plantas y, en definitiva al desarrollo de la especie humana que podría quedarse sin medios de subsistencia, tanto si sube como si disminuye la temperatura.
En todo caso, subrayó que el volcán situado bajo el glaciar Eyjafjallajoekull, en el suroeste de Islandia, "no está dejando suficiente volumen, ni tampoco la columna de ceniza está llegando a una altura suficiente, sino que es una erupción muy pequeña que no es para preocuparse a nivel de impacto atmosférico".
Finalmente, sobre la posibilidad de que éste volcán provoque una reacción del volcán Katla explicó que "en este momento no hay indicios claros, aunque siempre existe la posibilidad" porque ambos se encuentran en un sistema con varios volcanes conectados.