ALMERÍA 10 Jul. (EUROPA PRESS) -
La delegada territorial de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta en Almería, Eloísa Cabrera, ha presentado en el Archivo Histórico Provincial una exposición y el documento de los meses de julio y agosto, que están dedicados a la vida de la mujer gitana en la historia.
En una nota, la delegada ha explicado que se ha dedicado el espacio expositivo a este asunto a propuesta de un investigador Manuel Martínez, quien "lleva muchos años trabajando sobre la historia de la comunidad gitana". Entre los objetos que se podrán ver en la exposición, abierta hasta el 10 de septiembre, hay libros, postales, barajas, cestas y tinteros, entre otros.
El Archivo expondrá también la escritura de soldada de Juana, una niña gitana de Vera con la que consiguió la vecindad "y poder tener así una vida más fácil". La carta de soldada de Juana está suscrita con fecha del 18 de noviembre de 1573 ante el escribano Pedro Casquer.
Cabrera ha señalado que, según las investigaciones de historiadores, "existe constancia de la convivencia con la comunidad gitana en la provincia de Almería desde los inicios de la Edad Moderna desde que estas tierras se pueblan con vecinos venidos de otras tierras tras la expulsión de los moriscos en el siglo XVI".
Al respecto, ha señalado que "sabemos que fue una convivencia difícil, cargada de problemas y, seguramente, más difícil todavía para las mujeres, por lo que esta exposición nos podrá ilustrar al respecto".
Según el coordinador de la exposición, "ser vecino de una comunidad local otorgaba algunos derechos especiales derivados del derecho romano. Para ello se debía solicitar la vecindad demostrando poseer una residencia consolidada, bien por poseer bienes raíces o haber nacido en su jurisdicción. En el caso gitano, carente de propiedades, sólo podía demostrar su compromiso con la comunidad por haber nacido en su seno o por su arraigo social, algo muy complicado en la excluyente sociedad del siglo XVI. Un trámite que resultó extremadamente complicado".
Es a partir de 1.539 cuando se incrementaron las solicitudes de vecindad con objeto de evitar la pena de galeras. Sin embargo, situados en la frontera de la legalidad y el delito, expuestos constantemente al rechazo de las autoridades municipales, debieron adoptar estrategias integradoras como la encomienda infantil, una práctica que fue muy utilizada por la comunidad morisca, y por la gitana a partir de la sublevación de 1.568 en el Reino de Granada.
Martínez ha informado de que "básicamente, la encomienda era un tipo de explotación laboral que se sustentaba en una dependencia personal que podía abarcar, desde la esclavitud, hasta modalidades de tutela y de amparo".