Publicado 14/12/2024 14:24

Investigadores andaluces descubren nuevas consecuencias que produce el cambio climático en las praderas marinas de Cádiz

Buzo inspeccinando las praderas marinas.
Buzo inspeccinando las praderas marinas. - JUNTA DE ANDALUCÍA

CÁDIZ 14 Dic. (EUROPA PRESS) -

Un equipo de investigación del Instituto Universitario de Investigación Marina (Inmar) de la Universidad de Cádiz (UCA) ha revelado que el cambio climático y la modificación en las interacciones entre plantas y animales "modifican los ciclos de carbono en estos ecosistemas", lo que tendría consecuencias tanto para la biodiversidad marina como para "la capacidad de las praderas marinas de actuar como almacenes de carbono".

Según ha informado en una nota la Junta, este estudio se ha realizado en una pradera de 'Cymodocea nodosa' en la bahía gaditana, en aguas someras con una profundidad de 0,5 metros bajo la marea más baja.

Esta investigación ha sido financiada mediante los proyectos 'Seagrass ecosystem: restoration and carbon dynamics as a intelligent, sustainable and inclusive growth of Cádiz bay (ser-cady)', de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta; el denominado 'Papel de variables controladoras globales en el metabolismo de carbono y flujos de carbono orgánico disuelto en comunidades bentónicas costeras' y 'Remineralización y refractariedad del carbono orgánico en praderas de angiospermas marinas: contribución a la gestión del carbono azul', del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Según ha afirmado la Consejería, las praderas marinas suponen "el mayor sumidero del planeta" para la captura de carbono y son un "elemento importante" para la protección de los ecosistemas costeros. Sin embargo, el exceso de nutrientes que llega por la acción humana, como el uso de fertilizantes, aguas residuales, actividades ganaderas o la contaminación del aire, provoca "un aumento de nitrógeno y fósforo en el entorno que puede dañarlo".

La Junta ha explicado que esto produce, principalmente, el sobrecrecimiento de algas, toxicidad por amonio, la alteración de la comunidad biológica y la ampliación de elementos en descomposición, cambiando así la dinámica del ecosistema.

Según el artículo 'Nutrient enrichment and herbivory alter carbon balance in temperate seagrass communities', publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, los expertos han resaltado que el exceso de nutrientes, unido a la presión de las especies herbívoras, "afectan a la producción de carbono y, además, alteran las estructuras de las comunidades marinas, tanto físicas como de biodiversidad". Además, han explicado que la erosión de los sedimentos y el daño a la estructura de las praderas marinas "debilitan su papel en la protección de la costa".

"Este estudio demuestra que la pérdida de la vegetación puede tener consecuencias devastadoras para la biodiversidad marina y para los ecosistemas, incluyendo el paisaje costero y la captura de carbono", ha indicado a la Fundación Descubre, organismo dependiente de la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación.

De este modo, los resultados de este estudio han mostrado que las praderas marinas responden de manera diferente según la temporada.

"En invierno, el exceso de nutrientes convierte la comunidad dominada por estas plantas marinas en un sistema que consume más carbono del que produce", así lo ha subrayado la Consejería, añadiendo también que este fenómeno sucede debido a las bajas temperaturas y a la escasa luz, que "aumentan la demanda de las plantas para procesar el exceso de nutrientes".

En verano, en cambio, las condiciones de mayor luz y calor "favorecen el crecimiento" de estas plantas y otros organismos fotosintéticos, como algas y epífitos, microorganismos que habitan sus hojas.

Para los expertos, este aumento de biodiversidad ha resultado en un mayor flujo de carbono hacia el agua. Además, un aumento en nutrientes ha provocado que estas plantas sean más consumidas por los herbívoros. Por ello, la Consejería ha detallado que la especie de pradera estudiada, conocida por su rápido crecimiento y adaptabilidad, es objeto de estudio "muy frecuente para investigar la respuesta de las plantas a los factores que provocan estrés ambiental".

De este modo, la comunidad estudiada ha incluido diversos organismos y está influida por "factores estacionales como la temperatura y la disponibilidad de nutrientes, que alcanza su pico en invierno debido a la escorrentía y mareas". Así, según han detallado los expertos, la interacción entre el estrés herbívoro y el enriquecimiento de nutrientes "no solo amenaza la resiliencia de las praderas marinas, sino que también podría amplificar los efectos del cambio climático en las zonas costeras".

Por ello, los investigadores han continuado sus estudios sobre cómo otros factores estacionales o climáticos, como la temperatura y la luz, interactúan con estos estresores. Además, se ha abierto "la posibilidad de estudiar los impactos a largo plazo de estos cambios en la biodiversidad y los ciclos de carbono globales".