CÓRDOBA 4 Abr. (EUROPA PRESS) -
El delegado territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía en Córdoba, Francisco Alcalde, ha presentado este martes la obra 'Artemisa despojada del chándal', de Juan Zafra (Fernán Núñez, 1951), que se incorpora a la sala de arte contemporáneo del Museo de Bellas Artes de la capital cordobesa.
Según ha indicado Alcalde, con esta pieza el museo "sigue engrandeciéndose, nutriéndose de arte antiguo, de canon clásico, pero también de contemporáneo, de vanguardia y de modernidad, incorporando a un artista más al que la ciudad también le rinde homenaje". Es la primera pieza que se incorpora al mismo en 2017, que vendrá seguida por otras de Juan Hidalgo del Moral, Julia Hidalgo, María José Ruiz o José Manuel Belmonte, entre otros.
El delegado ha añadido que Juan Zafra es "un escultor de amplia trayectoria en la provincia de Córdoba, que ha logrado crearse un espacio propio y destacado en el mundo de la escultura contemporánea, convirtiéndose en referente desde que comenzó a exponer, en 1975".
"De ello dan muestra las numerosas exposiciones que ha realizado y las diferentes obras públicas que tiene en nuestra ciudad, como el Monumento al Jardinero, en los Jardines de Agricultura, Monumento a Lázaro Cárdenas, en la calle Córdoba de Veracruz, o El patas de tres a cuatro, en el Museo Taurino", ha agregado Alcalde.
Para Zafra, que es sobrino de otro conocido escultor de Fernán-Núñez (Córdoba), Juan Polo, "la escultura es a la vez clasicismo y vanguardia; artesanía y arte; es trabajo directo con la materia e ideación. Por eso ha trabajado siempre con la realidad y la posibilidad de transformarla, pero siempre a través de referencias clásicas, de metáforas primigenias ancestrales, de los mitos fundacionales de la humanidad". Por ello ha reflexionado mucho sobre la desaparición de los héroes, tema central de nuestro tiempo.
"'Artemisa despojada del chándal' --ha afirmado el delegado-- está trabajada con materiales antiguos y modernos, que vamos a tener ya de manera permanente expuesta en nuestro Museo, junto a las esculturas de Mateo Inurria, de Amadeo Ruiz Olmos, de Aurelio Teno, de Juan Serrano y el Equipo-57, y cuyo proceso creativo va a poder verse a través de cinco esculturas y cuatro dibujos preparatorios, entre hoy y el 4 de junio, en la Sala I de Dibujos y Estampas".
PROCESO CREATIVO
Para la creación de esta obra el artista ha recuperado una idea que ya le surgió durante el desarrollo de la exposición 'De la desaparición de los héroes' (1991), aunque a esta diosa de la mitología griega ya la había tratado tiempo atrás, concretamente en su exposición titulada 'Salto de Figura y entorno', en la que incluyó la temática femenina. Ahora, la retoma para que ocupe un espacio definitivo en el Museo de Bellas Artes, como colofón a su trabajo desarrollado hasta ahora.
En esta obra, el artista ha tratado de concentrar y exaltar la feminidad, mediante un torso de terracota abierto de piernas en compás, evidenciando su sexo, que será potenciado por los glúteos como elementos de atracción. Un solo brazo en tensión le sirve para acentuar el movimiento, siendo el izquierdo, para diferenciarla de Apolo, su hermano.
El brazo, masculinamente estirado, termina en un poderoso puño asido a un arco de ciprés; y el chándal, como señal de contemporaneidad, va en blanco inmaculado doblado en una caja, como recuerdo abandonado y definitivamente almacenado en una caja transparente en la que una línea roja muestra el abandono y la renuncia a la virginidad.
El artista ha recordado que Artemisa fue hija de Zeus y de Leto, hermana de Apolo, bella en su concepción, discreta y reservada, acumuladora de la instalación de conceptos en lo más recóndito de su cabeza a fin de obtener un funcionamiento dirigido al mantenimiento de la comunidad. Ve la luz en el mito, y aparece ante todos como la hermosa, la protectora de lo prístino, de lo virgen.
Pero también de lo original por nuevo, del ciprés como símbolo de verticalidad, del mantenimiento equilibrado de la fauna y la flora, de atesorar la fecundidad, la feminidad, lo civilizadamente humano, el pudor, la castidad y la protección de las adolescentes ante la barbarie.
Aunque lleva implícita su sumisión, es la que ayuda en el proceso de reproducción, desde lo menstrual, lo fecundo o lo preñado, hasta el alumbramiento y su recuperación. Es también la equilibrada, la físicamente a punto, la bella de cabellos irisados, la amiga del can, del ciervo, del ciprés, de las plantas, de la vida libre de dependencias.