GRANADA 1 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Alhambra ha finalizado la primera fase de la restauración de las cubiertas del Baño Real del Palacio de Comares y de sus paramentos interiores que, construido en el siglo XIV por el sultán Ismail I y continuado por Yusúf I, es uno de los escasos ejemplos de 'hammam' de estas características que se conserva íntegro en Occidente.
Esta intervención en este lugar de descanso de sultanes ha venido acompañada por el descubrimiento de técnicas artesanales medievales en las cubiertas abovedadas --tras sacar a la luz los detalles decorativos y los revestimientos de cal originales que recubrían exteriormente este espacio, desconocidos hasta la fecha-- y "el hallazgo de huellas que indican la existencia de puertas que aislaban unas salas de otras y que serán investigadas en el futuro".
Así lo ha confirmado este viernes en la Sala de las Camas del Baño Real, el consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, que ha realizado una visita a este enclave patrimonial con el director del Patronato de la Alhambra y Generalife, Reynaldo Fernández Manzano, y el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, junto con otros representantes institucionales y el director técnico del proyecto, el arquitecto Pedro Salmerón.
En este sentido, la Alhambra sigue desvelando "nuevas claves para entender mejor su historia", ha explicado Miguel Ángel Vázquez, sobre la primera fase de este proyecto que, durante dos años y con un presupuesto de 1,6 millones de euros, ha sido ejecutado por el Servicio de Conservación y Protección del Patronato, junto a un equipo técnico multidisciplinar, en el que además de Pedro Salmerón, han participado una veintena de técnicos andaluces.
La restauración de los Baños Reales se ha centrado en solucionar sus problemas de conservación motivados, fundamentalmente, por la infiltración de aguas pluviales:
Se ha "actuado sobre el sistema de cobertura y el revestimiento interior, a excepción de los zócalos" y también, "se ha recuperado la ventilación natural de este espacio a través de las lucernas, como método natural de equilibrio microclimático", ha explicado Pedro Salmerón, que ha añadido que "se han medido y se ha comprobado que existen dos series diferentes en cuanto a tamaño, diseño y vidriado".
Así, para reflejar esta diversidad, el equipo técnico ha configurado una base de datos detallada que se ha asociado a los estudios de arqueología desarrollados en el transcurso de la intervención, elaborando "planos que reflejan materiales y etapas de intervención que han sufrido las bóvedas y paramentos".
El responsable del proyecto ha detallado, además, otras tareas que se han llevado a cabo durante el proceso, como la eliminación de morteros inadecuados o la reinstalación del sistema de iluminación ambiental exterior, según criterios de "sostenibilidad energética y baja contaminación lumínica"; junto a una nueva dotación de canales y bajantes en el entorno inmediato de la cubierta del Baño Real.
Para completar el trabajo se ha llevado a cabo "un minucioso" proceso de documentación sobre el baño, que ha incluido el análisis de materiales y productos de alteración que se utilizaron en épocas anteriores, y se ha realizado un estudio cromático del Baño Real, teniendo en cuenta los factores de iluminación a lo largo del día.
Toda la información generada y los resultados obtenidos, sumados a las investigaciones documentales, "han supuesto un apoyo científico para la toma de decisiones a lo largo de la intervención".
Además, la información generada durante la restauración formará parte de las fuentes documentales disponibles para el conocimiento del espacio objeto de intervención en el futuro, ha explicado el director de la Alhambra y el Generalife, Reynaldo Fernández Manzano, quien ha insistido en que, "en los próximos años, se va a acometer la segunda Fase del proyecto, que se centrará en el hipocausto, la caldera y la leñera del baño", con la participación del equipo técnico del Servicio de Conservación de la Alhambra.
Las cubiertas del Baño de Comares están formadas con bóvedas de fábrica de ladrillo, revestidas interiormente con un mortero coloreado (originalmente de cal), intervenido a lo largo del tiempo. Estas bóvedas tienen unas lucernas cerámicas cerradas por óculos de vidrio de ejecución reciente debido a reparaciones y reposiciones sucesivas.
En lo que respecta a su cronología, las cámaras abovedadas se atribuyen al periodo correspondiente a Ismail I (1314-1325), mientras que la Sala de Reposo, también conocida como de las Camas, se enmarca en el reinado de Yusuf I (1333-1354). Al baño se accedía por el Patio de los Arrayanes, atravesando la puerta que aún se conserva; mientras que la entrada a la caldera se realizaba de forma independiente.
Coincidiendo con esta presentación, durante el mes de diciembre se abrirá por primera vez al público la Sala de las Camas de los Baños de Comares. Todos los martes, miércoles, jueves y domingos se podrá acceder a este espacio con la entrada general de la Alhambra.
Para el alcalde de Granada, Francisco Cuenca, la "singularidad" y la "excelencia" de este enclave contribuye, como en general la Alhambra, a una política patrimonial, turística y económica "sostenible" que conforma un "marco de excelencia" para el futuro de la ciudad.
El Baño Real de Comares es uno de los conjuntos más completos y antiguos de la Alhambra. Dedicado a la higiene y el placer, su organización es heredera de los balneo o balneum romanos. Esencialmente, se trata de un baño de vapor compuesto por las siguientes estancias: sala de vestuario y masajes bayt al-maslaj (Sala de las Camas), estancia previa a la zona central del baño bayt al-barid, provista de una pila de agua fría; sala templada o bayt al-wastani; y sala de calor o bayt al-sajún.
A lo largo de su historia, las cubiertas de los Baños Reales han sido intervenidas en múltiples ocasiones. En la primera mitad del siglo XVI, destaca la ejecución de vidrieras blancas y de colores por Arnao de Vergara en 1538, maestro que también trabajaba en la Catedral de Granada. Durante este periodo, también se documentan otras intervenciones para dar respuesta a la delicada situación de las cubiertas. Sin duda, la más llamativa es la ocasionada con motivo de la onda expansiva originada por la explosión del taller de un polvorista situado cerca de la Iglesia de San Pedro, en el Valle del Darro, en 1590.
En los siglos posteriores, la presencia de filtraciones, estancamientos y humedades determina el mal estado de conservación de las cubiertas. El arquitecto conservador de la Alhambra, Leopoldo Torres Balbás, realiza una intervención en la alcoba, retrete y escalera de bajada a la Sala de las Camas en 1926, así como en las cubiertas.
A finales del siglo XX, se limpian estas últimas y se realizan trabajos de mantenimiento y reparación. En 2003, las intervenciones se centraron en la sustitución de buen número de soportes metálicos para la sujeción de los vidrios de las lucernas.