SEVILLA 25 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Centro Andaluz de Teleictus (CATI) ha activado en 6.793 ocasiones el Código Ictus desde que se puso en marcha en 2019. Por provincias, Sevilla es la que más casos de ictus atendidos por el CATI ha registrado, con un total de 1.889. Le siguen Almería, con 1.280 pacientes; Jaén 1.104 pacientes; Granada con 1.080 pacientes; Málaga, con 922 casos atendidos; Cádiz con 499 pacientes; y Huelva, con 19 ictus.
Según ha explicado la Junta en una nota, el Código Ictus es un sistema organizativo en el que colaboran los servicios de emergencias extrahospitalarias y los hospitales con Unidad de Ictus, así como el Servicio Andaluz de Salud (SAS), con el fin de que "un paciente con un ictus agudo llegue lo antes posible al hospital, y que a su llegada esté todo preparado para atenderle inmediatamente, de tal manera que el tiempo que transcurra desde que se detecta que una persona tiene un ictus hasta que se empiece el tratamiento sea lo más corto posible".
Precisamente, acortar los plazos de tiempo en el tratamiento del ictus "es la clave para que los efectos en la salud del paciente sean los menos graves posibles, ya que ésta es una enfermedad tiempo dependiente que supone un problema de salud grave, siendo la primera causa de muerte en mujeres andaluzas, y la enfermedad que genera más discapacidad entre nuestra población".
Aunque el Código Ictus se comenzó a implantar en hospitales de la región en 2011, ha sido en 2019 cuando se implantó el CATI, con el objetivo de mejorar la atención al ictus agudo y conseguir aumentar las tasas de tratamientos de reperfusión mediante la evaluación por Telemedicina a través de la red formada por un pool de neurólogos vasculares de Andalucía y por los 33 hospitales de la región en los que no hay neurólogos de guardia presencial.
Desde esa fecha, el CATI tiene una cobertura de tres millones de habitantes y al implantar el sistema de Teleictus en estos 33 hospitales y Hospitales de Alta Resolución (HAR) seleccionados, el 99,9% de la población se ha beneficiado de un traslado a un centro a menos de una hora de distancia donde se le puede administrar el tratamiento fibrinolítico en caso de requerirlo. Anteriormente, dada la dispersión geográfica de Andalucía, el 30% de la población estaba a más de media hora de un centro donde pudieran aplicar el tratamiento y el 25% estaba a más de una hora. Hasta ahora ha atendido a casi 7.500 pacientes.
INCIDENCIA Y TRATAMIENTO DEL ICTUS EN ANDALUCÍA
En Andalucía, cada año 21.000 personas sufren un ictus. De hecho, el ictus es la primera causa de muerte en España en mujeres y la segunda en hombres, así como la primera causa de discapacidad física. La mejora atención en fase aguda a estos pacientes con la mejor recuperación funcional y supervivencia contribuyen a que la prevalencia esté subiendo de una forma muy importante en los últimos años. El envejecimiento de la población y su mayor longevidad puede contribuir al alza de estos indicadores.
Existen dos tratamientos principales en la fase aguda del Ictus para lograr la reperfusión que han demostrado reducir el riesgo de dependencia de los pacientes: la fibrinolisis intravenosa (puede realizarse en cualquier hospital) y la trombectomía mecánica (requiere un equipo de neurorradiología intervencionista especializado).
Hace más de 10 años se comenzó a utilizar el tratamiento fibrinolítico, consiguiéndose una reducción relativa de riesgo de muerte o dependencia del 11%. En 2015, se publicaron los primeros ensayos clínicos favorables sobre tratamiento endovascular mediante trombectomía mecánica, lo que ha permitido ampliar la ventana de tratamiento hasta las 24 horas, lo que supone una reducción relativa de tiempo dependencia del 26%.
La guía de las sociedades científicas internacionales como AHA/ASA recomienda la implementación de una red de teleictus con sistemas para interpretar la imagen en pacientes con ictus agudo. El Centro Andaluz de Teleictus aplica el modelo 'Spoke and hub', por el que, cuando el paciente llega a un hospital remoto (HAR u Hospital Comarcal) es valorado de forma remota por un neurólogo vascular. La exploración del paciente se realiza por videollamada con la colaboración de los médicos de urgencias.
Finalmente, gracias al sistema de radiología PACS, el neurólogo vascular puede valorar también las imágenes de las pruebas complementarias. En función de la integración de esta información, se logra decidir el tratamiento más adecuado para el paciente --si precisa fibrinolisis y/o trombectomía-- y si es necesario el traslado.