Vázquez ha presentado la muestra 'Mil bestias que rugen' y subraya su compromiso con las artes visuales y la difusión del arte contemporáneo
SEVILLA, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -
El consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, en la presentación en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de la exposición 'Mil bestias que rugen. Dispositivos de exposición para una modernidad crítica', ha comentado que en los presupuestos para 2018 el CAAC, al que está adscrito el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A), cuenta con una partida presupuestaria de 5,5 millones de euros lo que supone un 56 por ciento de aumento con respecto al ejercicio anterior.
En este sentido, Vázquez, que ha estado acompañado en la presentación por el director del CAAC, Juan Antonio Álvarez, y la comisaria de la muestra, Olga Fernández, ha subrayado que esta importante partida reafirma el compromiso de la consejería con las artes visuales y la apuesta decidida por las dos instituciones que son fundamentales para el conocimiento y la difusión del arte contemporáneo.
Asimismo, según un comunicado, el consejero ha indicado que en este presupuesto se contemplan, entre otras partidas, 742.523 euros para gastos en exposiciones y actividades en ambos espacios culturales; 100.00 euros para la adquisición de obras de arte y 225.00 euros para el revestimiento de cubiertas en el Monasterio de la Cartuja, sede del CAAC.
La muestra reúne obras de 24 artistas nacionales e internacionales e invita a pensar en cómo las exposiciones reflejaron, pero, también contribuyeron a construir algunos de los relatos históricos más representativos del siglo XX.
Para el consejero, "estamos ante una exposición importante y ambiciosa, que merece la pena conocer, disfrutar y compartir". Una muestra, ha añadido Vázquez, "que entra de lleno en uno de los debates más interesantes en el mundo del arte actual, el fenómeno del arte más allá de la propia expresión del artista, invitando a una reflexión sobre el propio lenguaje del arte".
LA EXPOSICIÓN
'Mil bestias que rugen. Dispositivos de exposición para una modernidad crítica' toma como título un comentario del artista ruso El Lissitzky sobre la abundancia de estímulos en las exposiciones de gran formato, esta muestra se propone como una confluencia de proyectos de artistas contemporáneos que trabajan con medios como la pintura y el dibujo, el vídeo y la instalación, e incluso realizando nuevos modelos de museo.
En la última década, muchos de ellos se han interesado por abordar diversos aspectos de los fenómenos expositivos con una mirada crítica en la que destaca una fuerte conciencia de la historia y una inclinación por explorar los mecanismos de la ficción. La exposición incluye cuatro proyectos de nueva producción y también fotografías de archivo que ayudan a contextualizar los debates contemporáneos.
Así, esta muestra parte de la idea de que las exposiciones no sólo fueron un escaparate para que las obras de arte se presentaran ante el público, sino que ellas mismas elaboraron narrativas en las que se fueron filtrando las ideologías y los discursos dominantes. Con el paso del tiempo se puede comprobar con más claridad cómo las distintas formas de exponer las obras y las imágenes se encontraban atravesadas por los procesos históricos que las enmarcaban. Los artistas presentes en la muestra reflexionan sobre este fenómeno, pero también tratan de hacer visibles los silencios, malentendidos o posibilidades no desarrolladas, que se escapan a las versiones oficiales de la historia.
La exposición establece tres ámbitos que se entrecruzan. El primero reflexiona sobre el modo en que, en las primeras décadas del siglo XX, la asociación entre el arte llamado primitivo y el arte de vanguardia desempeñó un papel importante a la hora de expandir el gusto de una burguesía deseosa de ser moderna, mientras, de forma simultánea, se estaban produciendo una serie de procesos coloniales que esta asociación dejaba en un punto ciego. El segundo aborda la forma en que la conformación de un canon del arte moderno en la posguerra estuvo íntimamente ligada a la política de bloques y a la Guerra Fría.
Y el tercero indaga sobre cómo los medios de masas y el caudal casi infinito de imágenes y reproducciones que conforman el museo imaginario han alterado significativamente la forma en la que vemos y conocemos el mundo. A pesar de esta división, muchas de las obras presentes en esta exposición podrían pertenecer a varios de estos ámbitos y los diálogos que establecen entre ellas en el espacio del CAAC están abiertos. Por ello, en el recorrido se invita a los espectadores a establecer nuevas conexiones entre ellas.
Según la comisaria de la exposición, "el objetivo de esta muestra no es hacer una exposición de exposiciones históricas, sino presentar obras de artistas actuales que utilizan el imaginario que se conformó en las exposiciones como punto de partida para plantear debates contemporáneos. En la década de los 80, coincidieron una variedad de obras que reflexionaban sobre los discursos subyacentes a los museos, la llamada crítica institucional, que se produjo en paralelo a la museología crítica. En la actualidad, este interés ha adoptado nuevas perspectivas.
Además, manifiesta que "en los últimos años los estudios curatoriales se han desarrollado mucho, las muestras han empezado a ser investigadas de modo más profundo y los dispositivos de exposición a tomar una fuerte autoconciencia de sus mecanismos de producción de subjetividades. Estas revisiones han coincidido con una generación de artistas que trabaja especialmente en la revisión de la historia del último siglo y que otorga un considerable valor a la memoria".
Los artistas que forman parte de esta iniciativa son: Ed Atkins, Yto Barrada, Lothar Baumgarten, Mabe Bethônico, Mel Bochner, René Burri, Tacita Dean, Marcel van Eeden, Sandra Gamarra, Cristina Garrido, Isaías Griñolo, Hans Haacke, Mathieu Kleyebe Abonnenc, Ursula Mayer, Porter McCray-MoAA, Falke Pisano, Walid Raad, Sara Sejin Chang (Sara van der Heide), Vladislav Shapovalov, Amie Siegel, Lucas Simôes, Oriol Vilanova, Simon Wachsmuth y Emma Wolukau-Wanambwa.
Con motivo de esta exposición se publica un catálogo que recoge textos de la comisaria, Olga Fernández que reflexiona sobre la exposición y las obras de los artistas.