Archivo - Persona lavándose las manos antes de cocinar.
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SEVILLA 7 Jun. (EUROPA PRESS) -

La Consejería de Salud y Familias se adhiere este martes al Día Mundial de la Inocuidad (seguridad) de los alimentos. El acceso a alimentos inocuos o seguros resulta esencial para la salud y el bienestar de las personas, los animales y el ambiente. Solo cuando los alimentos son inocuos podemos aprovechar plenamente su valor nutricional y los beneficios mentales y sociales de compartir una comida segura.

Desde la granja hasta la mesa, operadores, administraciones y consumidores tienen un papel a desempeñar para asegurar que los alimentos sean seguros y no dañen la salud. La alimentación segura es esencial para promover la salud y el bienestar de los consumidores.

Según indica Salud en nota de prensa, en la Unión Europea, y por ende, en Andalucía, la principal responsabilidad en relación a la seguridad de los alimentos corresponde a los operadores económicos, por estar mejor capacitados para diseñar un sistema seguro de suministro de alimentos y conseguir que los alimentos que suministran sean seguros.

Ese concepto de empresa alimentaria abarca a todas las fases de la cadena de producción/distribución de alimentos, del campo a la mesa. En la comunidad autónoma, en las fases posteriores a la producción primaria, existen registrados más de 100.000 establecimientos, correspondiendo la mayoría a establecimientos de restauración (53.865), seguidos por otros minoristas de alimentación (30.758,) y por industrias (16.678).

Cada uno de estos establecimientos debe crear, aplicar y mantener un sistema de autocontrol basado en principios determinados por la normativa europea, que, en síntesis, consisten, en conociendo los peligros significativos de los alimentos, que comercializan, establecer medidas de prevención y control dirigidas a estos.

Asimismo, estas empresas alimentarias, cuando consideran que algún alimento que han importado, producido, transformado, fabricado o distribuido no es seguro, tienen la obligación de retirarlo inmediatamente del mercado e informar de ello a las autoridades competentes y si el producto pueda haber llegado a los consumidores, deben informar a los consumidores de las razones de esa retirada y, si es necesario, recuperarlos.

En este sentido, a través de la Red de Alerta Alimentaria se vehiculan estas notificaciones. Es una red europea que funciona las 24 horas del día, los 7 días de la semana y por la que se traslada la información de los riesgos de origen alimentario. En 2021 se han gestionado en esa red a nivel europeo más de 470 expedientes con más de 5.000 notificaciones asociadas a ellos.

En Andalucía, el número de notificaciones fue de 225, siendo 7 por riesgo grave originarios de Andalucía; 80 por riesgo grave no originado pero con destino en Andalucía; 2 por riesgo no grave originado en Andalucía; 15 riesgo por no grave no originado en Andalucía pero con destino en nuestra comunidad y el resto, por otros riesgos menores.

EL PAPEL DE LAS ADMINISTRACIONES

El papel de las administraciones en materia de seguridad alimentaria se circunscribe, fundamentalmente, a proporcionar un nivel elevado de protección de la salud de las personas así como a lograr la libre circulación en la el territorio de la UE de alimentos a través de la implantación de los sistemas de control adecuados. Con estos cometidos principales se llevan a cabo las actividades rutinarias de control e inspección por parte de las autoridades, cada una en sus ámbitos de competencia.

En Andalucía, la Consejería de Salud y Familias, a través de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica, realiza las actividades de control en fases posteriores a la producción primaria, con la participación de más de 1.000 profesionales: inspectores veterinarios (491), inspectores farmacéuticos (283), personal técnico de gestión (90), personal administrativo (89), técnicos de laboratorio (48) y otros inspectores (8). En 2021 se llevaron a cabo más de 54.000 controles por inspección y más de 2.000 controles por auditorias de sistemas de autocontrol de las empresas alimentarias.

Además, el pasado año se tomaron más de 11.000 muestras de alimentos, a las que se analizaron más de 67.000 parámetros. Dentro del Plan de Control de Peligros Químicos en Alimentos como los plaguicidas, contaminantes ambientales, tecnológicos, y medicamentosos, etc., se tomaron 4.341 muestras y se realizaron 48.924 analíticas. En el Plan de Control de Peligros Microbiológicos se tomaron 2.897 muestras y se efectuaron 10.711 analíticas y en el Programa de Control de Alérgenos y sustancias que provocan intolerancias, las muestras y analíticas fueron 240. Con motivo de otras actuaciones se tomaron 531 muestras con un total de 1.077 analíticas realizadas.

RECOMENDACIONES PARA LOS CONSUMIDORES

Independientemente de las actividades e intervenciones anteriores hay que sumir que el riesgo cero no existe en este ámbito, pero se trabaja para que sea lo más bajo posible. Aún así se producen incidentes. Los más llamativos son los brotes de toxiinfección alimentaria (TIA), que en Andalucía alcanzaron un total de 349 en el período bianual 2029-2020, según el último informe de vigilancia epidemiológica. El coste y la incidencia de las TIA puede reducirse mediante la mejora de las prácticas higiénico-sanitarias y de seguridad alimentaria en los establecimientos alimentarios, y es en este punto en el que el papel de las personas consumidoras es muy importante.

Hay cinco claves para prevenir enfermedades transmitidas por alimentos que afectan a la limpieza, los alimentos crudos, el cocinado, la conservación en frío y el uso de agua y de alimentos en condiciones de seguridad.

Respecto a la limpieza, se recomienda lavarse siempre las manos antes de preparar alimentos y también varias veces durante la preparación, así como siempre después de ir al baño, limpiar cuidadosamente todas las superficies y el menaje usado en la preparación de la comida. También se aconseja proteger los alimentos y la cocina de insectos, mascotas y de otros animales (guardando los alimentos en recipientes cerrados).

En cuanto a los alimentos crudos, se recomienda separar y conservar los alimentos en recipientes separados para evitar el contacto entre crudos y cocinados; así como no utilizar los mismos utensilios, como cuchillos o tablas de cortar, para manipular alimentos crudos, como pescado, carne o pollo, y para alimentos ya cocinados, se debe evitar la conocida como "contaminación cruzada".

En la preparación, se recomienda cocer, guisar, asar o freír completamente los alimentos, evitando que los alimentos queden crudos en su interior, especialmente la carne, el pollo, los huevos y el pescado; asegurarse que las sopas y los guisos alcancen la ebullición y recalentar bien la comida cocinada.

Para la conservación en frío, se aconseja mantener los alimentos a temperaturas seguras; no dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente; almacenar en refrigeración lo más pronto posible los alimentos cocinados y los perecederos, preferiblemente por debajo de 5 centígrados; mantener la comida ya cocinada que va a ser consumida caliente por encima de los 60 centígrados. Además, es recomendable no guardar comida mucho tiempo, aunque sea en el congelador y no descongelar los alimentos a temperatura ambiente sino en la parte baja del frigorífico.

Respecto al uso de agua, se debe emplear agua potable; lavar las frutas y las hortalizas, especialmente si se comen crudas y no consumir alimentos después de su fecha de caducidad, ni aquellos sobre los que tengamos dudas de su origen legal.

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