El envejecimiento de la población es un proceso imparable que supone un reto de primera magnitud para la sociedad española. Muchos son los expertos que analizan este fenómeno con el ánimo de intentar ayudar a los gobiernos en la toma de decisiones que aseguren la pervivencia del estado de bienestar.
El Banco de España es uno de estos expertos. El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, participó hace unas semanas en un foro sobre las repercusiones del envejecimiento y aseguró que, en 2050, en España habrá solo tres personas activas por cada dos jubilados. Esta proporción entre trabajadores activos y jubilados representa la tasa de dependencia del sistema, un indicador que cuantifica las personas inactivas en un país que tienen que ser soportadas económicamente por las personas activas.
Se trata de un indicador importante porque el sistema de pensiones en España es contributivo y de reparto, por lo que se basa en la solidaridad intergeneracional. Es decir, las cotizaciones de las personas que están trabajando financian las pensiones que perciben los mayores. Este tipo de sistemas necesita un equilibrio entre el número de personas que contribuye financieramente (trabajadores) y el número de beneficiarios (pensionistas), de ahí la importancia de la evolución de la tasa de dependencia para la sostenibilidad.
El mayor aumento de Europa
Según las previsiones del organismo supervisor, España experimentará en los próximos años el mayor aumento de la tasa de dependencia de toda Europa, con un incremento de 34 puntos porcentuales entre 2010 y 2060. Esto elevará la tasa hasta situarse casi en el 60%, es decir dos personas mayores de 65 años por cada tres en edad de trabajar. Como comparativa, entre 1960 y 2010 se produjo un aumento de 12 puntos porcentuales.
"Nunca hemos vivido una aceleración en la tasa de dependencia de ese tipo", señaló Arce, tras explicar que esto se debe a la alta esperanza de vida, la baja natalidad y el efecto temporal del flujo de los baby boomers en el sistema durante los próximos años.
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Las cifras ponen de manifiesto la magnitud del reto al que se enfrenta España. Para Arce, de hecho, el envejecimiento de la población es el reto más importante a medio plazo al que se enfrenta el país, puesto que generará efectos en otras áreas económicas, como el consumo, el ahorro, la inversión, el empleo, la productividad, los salarios y el diseño de las políticas económicas.
El Banco de España asegura que los cambios demográficos siempre tienen consecuencias importantes para una sociedad
Tradicionalmente se asocian los efectos del proceso de envejecimiento de la población a las consecuencias que puede suponer para el sistema de pensiones, pero lo cierto es que puede afectar y de forma muy notable a casi todos los indicadores económicos. Los cambios demográficos siempre tienen consecuencias importantes para una sociedad.
En concreto, el Banco de España cree que el proceso de transición hacia una sociedad más envejecida puede aumentar la tasa de ahorro por la mayor longevidad y la incertidumbre que rodea a las prestaciones futuras, aunque, al mismo tiempo, puede provocar una disminución del ahorro por una mayor propensión a consumir de los mayores. El efecto neto de estas dos estimaciones que van en direcciones contrarias es incierto.
Complementar la pensión
Además, podría aumentar la demanda de activos financieros que transformen activos ilíquidos, como la vivienda, en flujos vitalicios de renta. Lo cierto es que las previsiones que rodean el sistema de pensiones ponen de manifiesto la necesidad de ahorrar para complementar la pensión en el futuro y la única vía para conseguirlo es el ahorro. Aunque hay muchas maneras de hacerlo, los expertos en la materia coinciden al afirmar que el ahorro finalista es el que permite maximizar el rendimiento del capital y alcanzar cuanto antes el objetivo fijado. Los planes de pensiones son productos transparentes, ilíquidos y seguros, totalmente orientados a conseguir el ahorro para la jubilación, además, hay opciones tan interesantes como los planes de pensiones de ciclo de vida.
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Además de afectar al consumo, al ahorro y a la inversión, el progresivo envejecimiento de la población podría provocar un efecto negativo considerable sobre el crecimiento potencial de la economía española, asociado a menores tasas de empleo e innovación y al hecho de que las habilidades cognitivas necesarias para el uso de las nuevas tecnologías suelen estar menos presentes en los trabajadores de más edad.
Los cambios demográficos afectarán también a la política monetaria, a la fiscal, al gasto en pensiones y en sanidad
Asimismo, los cambios demográficos pueden afectar a la política monetaria y generar cambios en la composición de las bases fiscales, con un aumento de las rentas del capital frente a las del trabajo y cambios en el tipo efectivo sobre el consumo porque la cesta de bienes varía a lo largo del ciclo vital.
El gasto en pensiones, por su parte, podría aumentar entre 4,7 y 12,2 puntos porcentuales del producto interior bruto (PIB) en 2050, mientras que el gasto del sistema sanitario y los programas de
dependencia, estrechamente ligado al envejecimiento de la población, aumentarán casi dos puntos porcentuales en el periodo 2019- 2050, según el ‘
Informe sobre Envejecimiento’ de la Comisión Europea. De ahí que el Banco de España haya insistido una vez más en la necesidad de actuar para hacer frente al gran reto que supone el envejecimiento de la población.