BILBAO 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Sala Ondare acoge la nueva exposición temporal 'Clemente & Jesús Arraiz' en homenaje y reconocimiento a los pintores singulares Clemente Arraiz Inchaurregui (1873-1952) y su hijo Jesús Arraiz Ibarra (1898-1980), con 84 pinturas que podrán visitarse hasta el próximo 29 de junio, según ha informado la Diputación Foral de Bizkaia.
Nacidos en Vitoria, padre e hijo, son poco conocidos y sus obras se exponen por primera vez de manera conjunta en Bilbao, con el propósito de contribuir al conocimiento del pasado artístico vasco, según ha destacado la institución foral.
Las pinturas seleccionadas para la muestra proceden de colecciones particulares e instituciones, como el Museo de Bellas Artes de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria.
El recorrido expositivo propone "un diálogo fluido entre las obras de ambos artistas, permite al espectador conocer sus temas y cualidades, apreciar similitudes e influencias mutuas o incluso, apreciar las divergencias creativas", ha explicado la Diputación.
La exposición arranca con retratos familiares, creados en diferentes etapas de sus carreras y en los espacios íntimos donde vivían y creaban, como el salón de la casa de la calle Olaguibel donde residía la familia Arraiz Ibarra.
A continuación se reúnen paisajes con entornos marinos, naturales o urbanos, que evidencian, entre otras cosas, la influencia de Clemente sobre Jesús Arraiz y la fascinación mutua por el paisaje y la luz.
Clemente Arraiz, dotado de una personalidad viajera, continuó explorando el mundo tras su experiencia internacional y la apertura de su negocio de decoraciones. Ejemplo de ello son las obras realizadas durante sus viajes por la cornisa cantábrica, desde Biarritz hasta Ferrol.
En compañía de Fernando de Amárica, con quien mantuvo una gran amistad a lo largo de los años, Clemente pintó inicialmente el paisaje alavés, como se refleja en Río Zadorra a su paso por Trespuentes (1895). Posteriormente tras la contienda civil y durante las visitas que hizo a su hijo Felipe en Galicia, inspirado por el entorno natural de la ría de Vigo, realizó junto a Amárica obras como Castro del monte Santa Tegra (1945 c.).
Este apartado concluye con paisajes urbanos de Clemente y Jesús, que "capturan la esencia y la atmósfera del día a día en la ciudad", ha destacado la Diputación, para añadir que representan lugares de "sociabilidad y ocio, y transmiten emociones y experiencias que cada artista asociaba a su propia existencia urbana".
Las flores y bodegones son géneros artísticos que trabajó con intensidad Clemente Arraiz y también interesaron a Jesús Arraiz. Las flores, floreros y bodegones ocupan un lugar muy importante en la obra de Clemente Arraiz, especialmente durante su último periodo de actividad. Estos temas están vinculados al contexto artístico local y al gusto de la época y, tras la Guerra Civil y junto a los retratos, se convirtieron en los géneros predominantes en la pintura producida en el País Vasco.
En las composiciones Clemente combina frutas autóctonas del País Vasco, como manzanas y membrillos, con utensilios de cocina y otros enseres domésticos. Los temas florales constituyen un aspecto fundamental de la producción de Clemente Arraiz, siendo prácticamente un género distintivo de su expresión artística.
La figura humana es el elemento central y protagonista de la obra de Jesús Arraiz y, a diferencia de su padre, representa un papel muy destacado en su producción. Tras cerrar su empresa y retirarse, Jesús Arraiz inició una fase de intensa actividad artística y en su domicilio de la calle Manuel Allende de Bilbao, hasta su fallecimiento en 1980, se dedicó por completo a la pintura sobre lienzo. Creó entonces numerosos cuadros de pequeño formato, que transmiten alegría en temas muy variados, escenas infantiles y grupos.
Clemente y Jesús Arraiz regentaron negocios de decoración de interiores en Vitoria y Bilbao, fueron referentes entre la élite social de la época y trabajaron para las empresas más importantes de su momento.
En la muestra se presentan algunos bocetos realizados por Jesús Arraiz en ubicaciones desconocidas, junto a la creación más importante que se conserva como las pinturas murales del palacio de la familia Ajuria en Vitoria, actual Ajuria-Enea.