SAN SEBASTIÁN 30 Jul. (EUROPA PRESS) -
El Grupo de Inteligencia Computacional (GIC) de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) ha diseñado una nueva tecnología de navegación autónoma de bajo coste, reproducible para todo tipo de robots aéreos, para evitar que dos o más drones que se cruzan en el aire se choquen entre sí, empleando únicamente los sensores y cámaras de a bordo.
El investigador de Escuela de Ingeniería de Gipuzkoa de la UPV/EHU Julián Estévez ha desarrollado esta tecnología con la que ha conseguido resultados "positivos y alentadores", según ha destacado la universidad pública vasca.
El estudio de GIC ha verificado que, "a pesar del reducido coste de la tecnología, la solución que hemos desarrollado ha sido validada con éxito en drones comerciales".
"Utilizando un equipo sencillo de bajo coste y un algoritmo basado en visión artificial, basada en la identificación de colores, hemos desarrollado una tecnología robusta para evitar satisfactoriamente la colisión entre drones que puede ser fácilmente extrapolable a la mayoría de los robots aéreos comerciales y de investigación. Además, proporcionamos el código software completo de la solución", ha señalado Estévez.
El investigador ha explicado que "la mayoría de los drones que conocemos están tripulados, incluso aunque estén más allá de la vista del operador" y ha detallado que para que un dron sea totalmente autónomo "tiene que ser capaz de tomar decisiones de vuelo por su propia cuenta y sin intervención humana, es decir, decidir por sí mismo cómo evitar las colisiones, cómo mantener rumbos frente a ráfagas de viento, controlar la velocidad de vuelo, esquivar edificios, árboles".
NAVEGACIÓN AUTÓNOMA
"Este trabajo es un pequeño paso hacia la navegación completamente autónoma —sin ninguna intervención humana—, y que los drones decidan qué maniobra realizar, qué dirección tomar y así evitar colisiones entre ellos o con otros obstáculos aéreos. Si asumimos que, en un futuro, nuestro espacio aéreo estará mucho más poblado por servicios comerciales realizados por estos drones, nuestro trabajo es una pequeña contribución en esta dirección", ha indicado.
El autor del estudio ha precisado que la propuesta de evitar colisiones "no requiere que los drones intercambien información entre ellos; en su lugar, dependen únicamente de los sensores y cámaras de a bordo". "Obtenemos la señal de la cámara que está a bordo de los drones y mediante el procesamiento de las imágenes ajustamos las reacciones de los robots para que vuelen con suavidad y precisión", ha añadido Estévez.
El investigador ha puntualizado que han equipado cada dron con una tarjeta roja que "permite al algoritmo software detectar la presencia de un dron que se aproxima y medir su proximidad". "Cada dron lleva equipada una cámara a bordo, cuya pantalla está dividida en dos mitades, y busca en todo momento el color rojo de las tarjetas. Si la mayor parte de la zona roja está en la parte izquierda de la pantalla, el dron volará hacia la derecha para evitar la colisión. Si la zona roja está en la derecha, lo hará hacia la izquierda. Y esto ocurre con todos los drones que se encuentran en el aire", ha afirmado.