VITORIA 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
Todos los grupos del Ayuntamiento de Vitoria han participado este martes en un homenaje a la familia de Francisco González Ruiz, policía nacional asesinado por ETA hace 34 años.
Francisca Molina, viuda de González Ruiz, que tenía 21 años cuando asesinaron a su marido, se ha mostrado muy agradecida por el acto y ha afirmado que este tipo de ceremonias pueden contribuir a "borrar los fantasmas del pasado" según ha informado el Ayuntamiento de Vitoria en un comunicado.
Molina y su hermana han acudido a Vitoria desde Las Gambias (Granada) para asistir al homenaje. El alcalde, Gorka Urtaran, les ha manifestado que el objetivo del homenaje organizado por el Ayuntamiento es "demostrar que Vitoria-Gasteiz está con todas las víctimas".
Urtaran ha expresado su "cariño, solidaridad, cercanía y apoyo" a la familia de Francisco González Ruiz, policía nacional asesinado en 1982 en el barrio vitoriano de Santa Lucía. El alcalde ha destacado la necesidad de "seguir dando pasos para avanzar en el camino de la paz y la normalización política", y ha afirmado que para lograr ese objetivo, "es imprescindible mostrar apoyo y cercanía" a las víctimas.
Francisca Molina ha recordado que su marido, de 23 años, y ella apenas llevaban tres meses casados cuando se produjo el atentado el 31 de octubre de 1982. González Ruiz murió por las heridas sufridas al estallar un coche bomba en la esquina de las calles Los Astrónomos y Avenida de Santiago.
"Aquello nos rompió el alma a mi, a sus padres, a la familia y a los amigos. El daño que se nos hizo fue grande e irreparable. Salí de esta tierra con hastío, pena y tristeza, odiando y sufriendo", ha manifestado la viuda.
Además, ha lamentado que pese a los años transcurridos desde el asesinato, "no se ha hecho justicia". Francisca Molina ha afirmado que, aunque "nunca" perdonará a los asesinos de su marido, ha comprobado que "no todos en esta tierra merecen mi rechazo".
Tras la ceremonia celebrada en el Ayuntamiento, los representantes de la Corporación municipal se han desplazado hasta el lugar en el que se produjo el atentado para depositar un ramo de flores y guardar un minuto de silencio junto a la placa conmemorativa colocada en ese punto.