MÉRIDA, 21 Sep. (EUROPA PRESS) -
La campaña de excavaciones que ha desarrollado este verano el Instituto de Arqueología de Mérida en el yacimiento de castro vettón de Villasviejas del Tamuja, situado en la localidad cacereña de Botija ha alcanzado un nuevo hito con el descubrimiento de una entrada a su recinto amurallado previamente desconocida.
Este es uno de los resultados más destacables, aunque no el único de esta campaña de excavaciones que ha tenido un mes de duración, y ha sido financiada por la Consejería de Economía, Comercio e Innovación de la Junta de Extremadura a través de un proyecto de investigación del Plan Regional de I+D coordinado por el investigador del Instituto de Arqueología de Mérida Victorino Mayoral.
Según ha explicado Mayoral, el objetivo de la campaña era "confirmar una serie de hipótesis planteadas a partir de los resultados de las prospecciones geofísicas realizadas en el yacimiento", unos métodos no invasivos que han permitido "conocer con gran detalle cómo estaba organizado el asentamiento", como el trazado de las calles, la distribución de las viviendas y otros tipos de edificios.
Sin embargo, el investigador principal de este estudio ha considerado necesario "contrastar estos datos con la realización de excavaciones para aclarar cuestiones que la geofísica no puede resolver", ha dicho.
En concreto, este año se han realizado una serie de sondeos para verificar el trazado de la muralla que cerraba uno de los 2 recintos del castro, situado en la parte Sur del poblado y que abarca una superficie de más de 4 hectáreas. Se trata de una obra imponente por sus dimensiones y monumentalidad, explica el CSIC en nota de prensa.
Según señala, con un aparejo de sillarejo y hasta tres metros de grosor, esta fortificación fue construida en la etapa final del castro, a inicios del siglo I a.C, utilizando canteras de granito localizadas a más de 6 kilómetros de distancia del poblado.
La extracción, transporte y montaje de este material constructivo refleja una obra de gran calidad técnica, que implicó un enorme esfuerzo organizativo y que marcó la imagen del asentamiento en sus etapas finales, ya bajo el control romano
Hasta la fecha, buena parte de esta estructura permanecía oculta, y su trazado exacto era desconocido y se asumía que a grandes rasgos coincidiría con el de los cercados de piedra de las parcelas agrícolas que ocuparon el solar del castro. Ahora, gracias al uso combinado de las prospecciones y los sondeos, se han descubierto novedades en el trazado de esta muralla.
Destaca en este sentido el descubrimiento de un nuevo acceso, una puerta que aseguraba su fácil defensa, y que se localizaba en la esquina nororiental del recinto, Este acceso completaría a los otros tres ya descubiertos, los identificados en las excavaciones de 2019, y la entrada, detectada por las prospecciones geofísicas en la esquina sudoriental, señala.
"Se ha confirmado del mismo modo que una de esas entradas corresponde a un momento posterior a la construcción de la citada muralla", explica Mayoral, que apunta que esto "revela la posibilidad de que existan en el castro etapas de ocupación más recientes, de las que apenas se contaba con ningún indicio".
Según destaca, este descubrimiento contribuirá a entender a fondo los motivos de la construcción de estas defensas y el papel de Villasviejas en el contexto histórico del contacto entre indígenas y romanos durante la etapa republicana en el suroeste peninsular.
"Todo esto hace que estemos ante el que probablemente sea uno de los ejemplos más espectaculares de la arquitectura defensiva de este período en dicha área geográfica", expresa el investigador.
Además de las estructuras, la campaña ha proporcionado numerosos hallazgos, cuya clasificación y datación ayudarán a precisar más la historia de este asentamiento emblemático del final de la Protohistoria en Extremadura.