La RAG destaca "la calidad, la vocación abiertamente comunicativa y el carácter variado" de la obra de este narrador, ensayista y articulista
A CORUÑA, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
El polifacético escritor Carlos Casares Mouriño (Ourense, 1941- Nigrán, 2002) será el autor homenajeado en el Día das Letras Galegas de 2017, según ha acordado, en primera vuelta, el plenario de la Real Academia Galega (RAG), que preside Xesús Alonso Montero.
Narrador, ensayista, articulista de prensa, editor y dinamizador cultural, Casares ha sido elegido entre los nombres de una terna en la que también estaban Ricardo Carvalho Calero, Plácido Ramón Castro del Río y Antonio Fernández Morales.
Casares es una de las figuras más singulares y renovadoras de la literatura gallega de las últimas décadas del siglo XX. Prosista en distintos géneros, el humor, la sencillez y la claridad en el tratamiento de los temas que le afectan al mundo actual constituyen los trazos más característicos de su estilo narrativo y ensayístico, que le reportó un gran reconocimiento del público y de la crítica.
Al margen de su talento literario, Casares fue un intelectual de relevancia, que destacó también por su implicación en la vida cultural, social e institucional del país y por una laboriosidad incansable, al tiempo inteligente y reflexiva, y siempre "con un compromiso inequívoco" con la lengua gallega.
La RAG considera que "la calidad, la vocación abiertamente comunicativa y el carácter variado de su obra", que incluyó la literatura infantil, el periodismo y el ensayo, le convierten en "un escritor especialmente idóneo" para protagonizar la celebración de las Letras Galegas de 2017.
Remarca que, con toda seguridad, "reforzará el prestigio de la lengua y literatura" de Galicia, no solamente entre el público escolar y estudiantil en general, sino entre el gran público lector, que ya celebró en vida su espléndida obra literaria.
BIOGRAFÍA
Carlos Casares nació en 1941 en Ourense y, desde los 3 años, pasó su infancia en Xinzo de Limia. Su vocación literaria empezó a manifestarse ya en la adolescencia, cuando ganó un premio que le permitió conocer a Vicente Risco.
Ya en la etapa universitaria, en la que se especializó en Filología Románica en Santiago de Compostela, entró en contacto con el núcleo de la cultura gallega antifranquista mientras continuaba cultivando su perfil literario.
OBRA Y TRAYECTORIA
En 1967 publicó su primera obra, el libro de relatos 'Vento Ferido', dentro de la colección Illa Nova de Galaxia, y poco después se convirtió en un pionero de la literatura infantil en gallego: en 1968 ganó con el relato 'A Galiña azul' el I Concurso de Cuentos Infantiles de la Asociación Cultural O Facho y en 1973, el I Concurso de Teatro Infantil de la misma entidad con 'As laranxas máis laranxas de todas as laranxas'.
En 1975, 'Xoguetes para un tempo prohibido' le reportó el Premio Galaxia y el Premio de la Crítica de narrativa gallega de la Asociación Española de Críticos Literarios. Casares era a esa altura una de las voces emergentes más renovadoras y significativas de la narrativa gallega, reconocida en 1978 con su ingreso en la RAG, donde fue el miembro de número más joven.
En los años de la Transición y del comienzo de la democracia, participó activamente en la reivindicación autonómica y como parlamentario independiente en las listas del PSdeG trabajó a favor de la Lei de Normalización Lingüística (1983).
Finalizada la primera legislatura de la autonomía, centró su trabajo en el campo cultural como director de la editorial Galaxia (1986-2002) y de la revista Grial (1988-2002) y, más adelante, también como presidente del Consello da Cultura Gallega (1996-2002).
NUNCA ABANDONÓ LA ESCRITURA
A pesar de sus múltiples compromisos, no abandonó nunca la escritura y siguió publicando obras con muy buena acogida del público, como la colección de relatos 'Os escuros soños de Clío' (1979), las novelas 'Ilustrísima', Premio de la Crítica Gallega de 1982; 'Os mortos daquel verán' (1987), Premio Antón Losada Diéguez; y 'Deus sentado nun sillón azul' (1996), Premio de la Crítica Española de 1997 y finalista del Premio Nacional de Narrativa de 1998. También 'O sol de verán', publicada póstumamente en 2002 y Premio de la Crítica de ese año.
La RAG también ha destacado su labor como articulista en distintas cabeceras, que llegó a contar con un amplísimo y fiel público y que fue merecedor de múltiples distinciones, entre ellas, los premios Fernández Latorre (1993) y Julio Camba (1995), y a título póstumo, el 'Roberto Blanco Torres' (2002).