El establecimiento se encontraba lleno de clientes, que fueron desalojados antes de conseguir que el individuo se entregase
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 18 Abr. (EUROPA PRESS) -
El juzgado en funciones de guardia ha decretado prisión provisional y sin fianza, previo ingreso en un centro médico para su estabilización, para el agente de la Guardia Civil detenido el lunes tras tratar de robar a punta de cochillo y navaja un restaurante en Ourense.
De ello ha informado este martes el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), que ha precisado que, tras recibir atención médica, el centro en el que será ingresado deberá mandar un informe al juzgado, que hará una nueva valoración en el curso de la causa que sigue por robo en grado de tentativa con intimidación.
En concreto, una dotación de la Brigada de Seguridad Ciudadana perteneciente a la Comisaría Provincial de Ourense detuvo el lunes a este cabo primero de la Guardia Civil de la Comandancia de Pontevedra tras tratar de robar en un restaurante de la capital ourensana.
Los hechos que motivaron la detención sucedieron a las 14,25 horas de este lunes cuando se recibió llamada a través de la Sala del 091 para dirigirse a un restaurante céntrico de la ciudad, donde supuestamente se encontraba un individuo que amenazaba con un cuchillo "de grandes dimensiones", según el relato policial, en una mano y en la otra una navaja dentro de la barra a dos de los camareros para que les abriese la caja, ya que él no lo conseguía.
Dada la llegada inminente de una patrulla de policía perteneciente a la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana de la Comisaría de Ourense, y al observar la "actitud amenazante y encontrarse dicho individuo armado", según apuntan las mismas fuentes, los agentes procedieron a desalojar a los clientes que se encontraban en el interior.
Cuando el local estaba ya vacío se dispusieron a "entablar conversación tranquilizadora", según destaca la Policía, con el hombre para que depusiera su actitud. Así consiguieron que éste colocase el cuchillo de 25 centímetros de hoja y una navaja encima del mostrador, al mismo tiempo que vaciaba sus bolsillos y se quitaba la camiseta. De este modo, salió de detrás de la barra y se colocó de rodillas y con las manos entrelazadas sobre su nuca, momento en el que los policías procedieron a su "engrilletamiento".