La mujer sostiene que le hizo tocamientos y comentarios inapropiados, y le insinuó que podría pasar por alto su situación irregular
VIGO, 31 Oct. (EUROPA PRESS) -
El exalcalde de Vigo por el PP Manuel Pérez ha negado "rotundamente" haber acosado o hecho insinuaciones sexuales a una trabajadora cuando ejercía como inspector de trabajo, en el juicio que se ha celebrado contra él este martes, acusado de un supuesto delito de abuso por parte de funcionario, en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en la ciudad olívica.
En su declaración, el exregidor ha reconocido que, durante una inspección en la panadería en la que trabajaba esta mujer, sospechó que estaba trabajando de forma fraudulenta (aseguraba que el trabajo era ocasional y que estaba en período de pruebas), por lo que solicitó a la empresa que presentase diversa documentación en la sede de la Inspección de Trabajo días más tarde.
Mientras que el Ministerio Fiscal sostiene que Pérez pidió que fuera expresamente esa empleada la que se reuniese con él, "porque le habían gustado sus ojos", el acusado ha negado ese extremo, y ha añadido que "la práctica habitual" es que sean los propios empresarios o sus gestorías los que acudan a presentar la documentación.
Del mismo modo, ha negado tajantemente que, tal y como sostiene la Fiscalía y la propia denunciante, hubiera tenido un comportamiento inadecuado con la trabajadora cuando ésta acudió a su despacho, que le hubiera pedido su teléfono, hecho insinuaciones o que le hubiera realizado tocamientos o intentado besarla.
Según Manuel Pérez, la mujer reconoció que no estaba contratada ni asegurada en la panadería y que simultaneaba el cobro del sueldo con el de la prestación por desempleo. "Le dije que eso era una infracción grave y me pidió que no le quitase el paro porque era el pan de sus hijas", ha apuntado el exregidor.
A partir de ahí, tras producirse la denuncia de los supuestos abusos (interpuesta por la pareja de ella, sin su conocimiento), el entonces inspector de trabajo se apartó del expediente incoado a la empresa. Según ha justificado, interpretó que debía hacerlo al estar pendiente de resolución una denuncia penal.
DENUNCIANTE
Por su parte, la trabajadora denunciante ha mantenido en el juicio que acudió a la Inspección de Trabajo a entregar una documentación requerida por Manuel Pérez tras la visita realizada a la panadería días antes, y ha asegurado que fue ella personalmente porque así se lo había indicado su jefe (por petición del acusado), quien le pidió que fuera "amable con el inspector" .
Según ha relatado ante el tribunal, en el encuentro con el acusado éste se interesó por su situación laboral, y le aseguró "que no ganaba nada" sancionándola, al tiempo que le insinuó que, para pasar por alto su situación irregular en la empresa, "esperaba algo a cambio".
La mujer ha señalado que, en un momento dado, Manuel Pérez la agarró por los brazos, la besó en la boca, le tocó las nalgas e intentó tocarle el pecho, y que, antes de que ella se marchase "llorando y muy nerviosa", le advirtió de que no lo denunciase.
Asimismo, la trabajadora reconoció que su pareja denunció los hechos en comisaría sin su consentimiento, ya que ella era partidaria de no hacerlo por temor a que ese incidente le pudiera ocasionar problemas en su vida laboral.
Del mismo modo, la mujer ha incidido en que su jefe le pidió retirar la denuncia porque el inspector era una persona "con mucho poder" y podría perjudicarla a ella y a la empresa. Según su testimonio, el jefe llegó a ofrecerle 6.000 euros para que retirase dicha denuncia, que ella rechazó.
El responsable de la empresa negó haber presionado a la trabajadora, y ha justificado que fuese ella la que acudió a la cita con el inspector, porque se lo pidió como "un favor", al estar él ocupado (a pesar de que fue él mismo quien llevó a su empleada hasta la sede de la Inspección de Trabajo).
INFORMES FINALES
En la exposición de su informe final, la Fiscal ha mantenido sus conclusiones y su petición de pena (un año y medio de prisión e inhabilitación por 7 años), al dar crédito a la declaración de la mujer. Según ha señalado, el testimonio de la trabajadora tiene más credibilidad al no haber enemistad previa ni posterior, y al constatarse que, lejos de obtener un beneficio por la denuncia, la mujer resultó perjudicada: dejó de trabajar en esa panadería, tuvo que irse a Barcelona, fue sancionada y tuvo que devolver lo que había cobrado de paro fraudulentamente.
La representante del ministerio público también ha apuntado que, durante la entrevista entre Manuel Pérez y la trabajadora, "se consumaron" las pretensiones sexuales del acusado, que llegó a tocar las nalgas y a besar a la mujer. También ha considerado acreditado que el jefe de la panadería "se aseguró" de que fuera ella, y no otra persona, a encontrarse con el inspector, y que luego intentó disuadirla para que retirase la denuncia.
Por su parte, la defensa de Manuel Pérez ha negado la existencia de delito y ha pedido una sentencia absolutoria, al considerar probado que fue la trabajadora la que acudió a la cita con la intención de "influir en el inspector" para que no la sancionasen por su conducta.
Según ha sostenido el letrado, al ver que su pretensión fracasó, la mujer urdió "un relato falso y calumnioso" sobre acoso sexual, para presionar a Manuel Pérez, en un "ejercicio de fabulación". "La conducta denunciada no es conciliable con la trayectoria inmaculada del acusado", ha añadido la defensa, y ha aludido a la "brillante y destacada hoja de servicios" de Pérez como funcionario y como cargo público.
Finalmente, tras proclamar que la trabajadora "es una mentirosa y una defraudadora", ha incidido en que su testimonio es "insólito y extravagante". "Resulta inconcebible que nadie hubiera oído nada, en un edificio público, con paredes y puertas delgadas, donde no hay privacidad, y con constante trasiego de personas", ha concluido.