Las defensas reconocen que los hechos son graves pero los desvinculan de sus clientes al no considerar acreditada su participación
VIGO, 20 Sep. (EUROPA PRESS) -
La fiscal que acusa a dos jóvenes de agredir y robar en octubre de 2016 al párroco de San Xosé Obreiro y Santa Rita de Vigo, Antonio Rodríguez Suárez, quien como consecuencia sufrió importantes lesiones, ha considerado acreditada la participación de ambos en los hechos por las "múltiples y continuas contradicciones y explicaciones inverosímiles" aportadas por ambos.
En la misma línea, ha añadido que los chicos conocían "detalles concretos sobre el 'modus operandi' que solo puede tener alguien que haya participado o presenciado el atraco". Además, ha respaldado su petición de lesiones agravadas en que la víctima es una persona "vulnerable" de 82 años, y "por mucho que se resista, es anciana y no hace falta desplegar esa violencia".
Por su parte, la abogada del acusado Alison Lucas B.R., ha reconocido que los hechos enjuiciados son "graves"; por eso ha reclamado que la sentencia esté "amparada por una prueba de la misma entidad, irrefutable", ante lo que ha defendido que en este caso debe prevalecer el principio de 'in dubio pro reo' por no quedar acreditada la participación de su cliente ni que el cura sufriese "patadas ni palizas".
La letrada ha mantenido que "ningún testigo" ha reconocido a los dos jóvenes como responsables de los hechos, ni las cámaras certifican "sin lugar a dudas" que los autores sean ellos. Además, ha apuntado que el posicionamiento del móvil de su patrocinado "no aparece en la zona", el párroco "no le reconoció", ni hallaron en su casa "ningún objeto de los sustraídos, dinero ni pruebas".
La defensa del segundo acusado, Pedro Yago S.P., ha señalado que, aunque el posicionamiento de su móvil le localiza en la zona, "pasa por allí a diario"; y ha agregado que no ha sido "acreditada de ninguna forma concluyente su participación en los hechos". En este punto, sobre la declaración del cura, le ha restado valor y ha dicho que es "un poco confusa, dado su estado".
Al finalizar las exposiciones en la segunda sesión del juicio celebrada este miércoles en la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, los acusados han comentado en su turno de palabra que están de acuerdo con sus abogados, y Pedro Yago ha rechazado las contradicciones alegadas por la fiscal. Acto seguido, el Tribunal ha indicado que la causa queda vista para sentencia.
LOS AGRESORES
Este miércoles también han comparecido agentes y forenses. Así, dos policías locales han explicado que el día de los hechos el párroco explicó que le habían agredido dos personas: Una que dijo que quería confesarse, quien, una vez dentro de su despacho, le dio una señal a otra que le agarró, mientras la primera cogía una llave de un cajón para llevarse la caja de caudales y otros efectos.
Estos agentes también recogieron las declaraciones de testigos, quienes les aportaron las características físicas y de vestimenta de los agresores e indicaron la ruta que tomaron en su huida. A partir de ahí, la Policía Nacional abrió una investigación, en la que participaron varios de los agentes que testificaron este miércoles.
Éstos han manifestado que recopilaron la grabaciones de la zona y, fruto del visionado de las imágenes, consiguieron extraer fotogramas de los dos autores tanto en su llegada a la iglesia como en su huida. Además, comprobaron los posicionamientos de los móviles de los dos acusados, que dieron resultado positivo en el caso de Pedro Yago, y negativo en Alison Lucas.
En cuanto a los registros practicados en las casas de ambos jóvenes, los agentes han reconocido que si bien encontraron unas zapatillas en la vivienda de Pedro Yago, en la de Alison Lucas "no se encontró ningún objeto vinculado a los hechos". Acerca de cómo lograron identificar a ambos, los policías han dicho que fue "de casualidad", al verles por la calle después de mirar las grabaciones.
DISTINTAS VERSIONES
Pedro Yago S.P. reconoció este martes que conoce al párroco "de hace tiempo" porque le cambiaba monedas, y, aunque en su primera declaración acusó de los hechos a Alison Lucas, durante el juicio manifestó no poder "decir si fue él"; y añadió que en presencia de una treintena de personas dijo que en la iglesia "hay dinero". En todo caso mantuvo: "Yo no he pegado a un cura. Yo soy creyente".
Por su parte, Alison Lucas B.R. aseguró que no participó en el asalto y, aunque inicialmente sostuvo que el día de los hechos no entró en la iglesia aunque si pasó por allí, en el transcurso de su declaración llegó a admitir que ese día entró en la iglesia a confesarse y se llegó a confesar.
Debido a que un informe forense determinó que la víctima "no se encuentra en condiciones de declarar" en el juicio, el martes se leyó la declaración que realizó el párroco en fase de instrucción cuando estaba ingresado en el hospital.
Allí, el cura inicialmente dijo no saber quién le pegó, aunque recordaba que fueron dos jóvenes y le pareció que "un chico que iba a cambiar monedas pudo ser el que le agredió". Acto seguido, al enseñarle fotografías de los dos acusados, el hombre reconoció a dicho joven "sin género de dudas" como uno de los agresores, concretamente como el que le agarró.
VÍCTIMA VULNERABLE
Las médicos forenses que elaboraron el último informe sobre la lesiones y el estado del párroco, fechado el 22 de agosto, han trasladado este miércoles que el hombre sufrió una lesión cerebral por contragolpe, cuya causa más frecuente es el "origen traumático". Una causa que han dicho que es más probable en su caso por ser un anciano que recibía tratamiento anticoagulante.
En relación con ello, han mantenido que se trata de "un paciente vulnerable" y que los hechos ocurridos "cumplen el criterio temporal" para que los golpes recibidos produjesen la lesión. En cuanto a las erosiones que presentaba en cara, nariz y oreja, han añadido que "no todas son compatibles" con una caída.
LOS HECHOS SEGÚN LA FISCALÍA
Tal y como consta en el escrito de Fiscalía, el 8 de octubre de 2016 los dos acusados, con "animo de enriquecimiento ilícito", entraron en la Iglesia de Santa Rita y, con el pretexto de solicitar confesión al párroco, accedieron al despacho del sacerdote, agarrándole uno de ellos mientras el otro cogía la llave para abrir la caja de caudales, en la que había unos 700 euros en efectivo y diversas joyas.
Además, se apoderaron del reloj y las gafas de la víctima, a la que tiraron al suelo cuando se resistía, y a la que, "a sabiendas de que era una persona anciana que se hallaba indefensa, le propinaron varias patadas y golpes en la cabeza".
Como resultado, el hombre sufre incapacidad para la deambulación y para realizar las actividades básicas de la vida diaria, así como la pérdida de la funcionalidad en los miembros inferiores y la práctica totalidad en los superiores, lo que es "irreversible" y le provoca "una pérdida de calidad de vida muy grave", además de un perjuicio estético "muy importante".
PETICIONES
Por todo ello, mientras las defensas de ambos acusados han solicitado su libre absolución, la Fiscalía pide que cada uno de ellos --en prisión provisional desde noviembre de 2016-- sean condenados a 15 años de prisión por sendos delitos de robo con violencia e intimidación y delito de lesiones agravadas, concurriendo la circunstancia agravante genérica de abuso de superioridad.
De la misma manera, solicita que se les prohíba aproximarse y comunicarse de cualquier manera con el perjudicado durante un periodo superior en ocho años a la duración de la pena impuesta por el segundo delito --11 años--. Además, tras añadir este miércoles el último informe de las forenses, la fiscal ha modificado la petición de indemnización, que inicialmente era de más de 420.000 euros.