La parroquia de Abelleira y el patrón mayor de la cofradía, temerosos de que la rompiente impida a los buzos acceder a la embarcación
MUROS (A CORUÑA), 10 (EUROPA PRESS)
Horas después del naufragio del 'Santa Ana', en la parroquia de Abelleira y la aldea de Tal, en la localidad coruñesa de Muros, de donde son naturales los tripulantes gallegos de este buque de bandera portuguesa pero armador también muradano, solo se habla de la "desgracia" que ha tocado a un pueblo "normal", pero marinero "de toda la vida".
La incertidumbre que genera el seguimiento, desde la distancia, de las tareas para tratar de acceder al interior de la embarcación agudiza la tristeza y el pesar entre los convecinos de estos cuatro hombres, tres de ellos de Abelleira y uno de Tal. La resignación lleva a casi todos los habitantes de Muros a constatar el hecho de que "el mar es el mar, y nunca se sabe con él".
"Siquiera, por lo menos, ahora que aparezcan. Que vengan todos", expresa, visiblemente afectada, una prima de Manuel Indalecio Mayo Brea, cuyo cuerpo sin vida es el único que ha sido recuperado e identificado.
Junto a los cuatro gallegos iban en el barco embarrancado frente a la costa asturiana dos marineros de nacionalidad portuguesa y dos indonesios.
La familiar de Manuel Indalecio, al igual que un joven que comenta junto a otros vecinos la tragedia, hace hincapié en las numerosas relaciones de parentesco que existen en Abelleira, uno de los primeros núcleos de casas a la entrada de la localidad costera, en la ría de Muros y Noia. "Estamos todos mezclados", comenta ella. "Todos nos conocemos... si somos unos 300 habitantes", subraya el chaval.
"ENORME PENA"
Ninguno de ellos quiere dar sus nombres y destacan a los periodistas la "enorme pena" y "desgracia" a las que están haciendo frente.
Ya pocos recuerdan con detalle la última tragedia similar, sucedida hace al menos 20 años, con el 'Zizurkil', del que, tras su hundimiento, de una tripulación compuesta por ocho personas, únicamente se recuperó el cuerpo sin vida del patrón. El caso del 'Lasana' vino después.
Apenas unos metros antes de Abelleira, en Tal, en la tarde de este lunes ya no quedaban vecinos que se dejen ver por los caminos ni por la carretera principal de entrada al pueblo, después de que, a primera hora, algunos de ellos expresaran su tristeza a las cámaras de televisión. De aquí era Lucas, el más joven de los marineros del 'Santa Ana'.
En uno de los dos bares de Abelleira, sin embargo, un grupo de jóvenes se reúne en torno a un par de mesas en esta jornada de sol y temperaturas primaverales. Los rostros no son los de la tarde anterior, cuando, con motivo del cumpleaños del hijo de Lucas, varios amigos celebraron juntos esa efeméride.
UN PATRÓN "EXPERIMENTADO"
La otra cafetería de esta parroquia permanece cerrada y en la vivienda familiar contigua, bajo las persianas casi bajadas del todo, la pareja de la hija del marinero superviviente explica que no le apetece hablar con los periodistas.
Su suegro, patrón "muy experimentado", según el responsable de la cofradía de Muros, sigue ingresado. "No nos dejan hablar con él hasta que vea a los psicólogos", comenta el novio de su hija.
El 'Santa Ana' había vuelto a la costera de especies pelágicas del Cantábrico Noroeste después de varios meses de inactividad. Coincidiendo con el fin de semana y el regreso a puerto para descargar las capturas, sus tripulantes llevaban unos días en sus hogares, "para estar con la familia", comenta el joven del bar.
La prima del único fallecido muradano identificado por el momento cruza la nacional y se encuentra con otras dos mujeres, que le preguntan: "¿Se sabe algo?". "Nada". Las noticias apuntan a una complicación de la situación, lo que impide que los buzos bajen y accedan al barco, algo que reconoce el propio patrón mayor de la cofradía de pescadores de Muros, Daniel Formoso.
CON "TODA LA TECNOLOGÍA"
Formoso se turna para atender a las llamadas telefónicas y a los periodistas que trabajan desde la explanada del puerto muradense. Asegura que el 'Santa Ana' tenía "toda la tecnología" pero desconoce si en el momento del siniestro iba con el piloto automático. Con todo, llama la atención sobre que la zona donde embarrancó tiene una fuerte "rompiente".
Como los pescadores iban a faenar a unos pocos kilómetros de Avilés, de donde partió el barco de madrugada, la tripulación "suelen ir dormido en sus camarotes", afirma.
También indica que el armador, 'Pepe do Cuco', como es conocido en la localidad, tiene otros tres barcos. Hace unos veinte años, uno de ellos tuvo un accidente "gordo", pero el patrón mayor evita entrar en detalles.
Nadie en Muros se pronuncia con certeza sobre las posibles causas del accidente. "Tuvo que ser un fallo de seguridad humano", dice otro vecino que prefiere permanecer en el anonimato.