SANTIAGO DE COMPOSTELA, 20 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Galega de Matronas (Agam) ha mostrado su "total desacuerdo" con el comunicado realizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos sobre la reforma de la ley del abordo y advierte que "la violencia obstétrica sí existe" y, "el primer paso para erradicarla, es reconocerla".
En un comunicado, la asociación de matronas explica que la violencia obstétrica es "un tipo de violencia ejercida sobre las mujeres, reconocida por organismos y entidades" como la OMS y la ONU, así como sociedades científicas como la FAME, colegios de enfermería y asociaciones de matronas. "La violencia obstétrica existe, negarla hace cómplice a quien la ejerce".
En el mismo comunicado, expresan que los profesionales sanitarios que trabajan en la salud sexual y reproductiva de las mujeres deben "garantizar" que se cumplan las leyes que atienden esta materia, incluida la ley de autonomía del paciente. Asimismo, señalan que diez años después de su publicación, la estrategia al parto normal "no ha terminado de implantarse".
La violencia obstétrica se pone de manifiesto con actuaciones hiperintervencionistas, "alejadas" de la evidencia científica actual. A ello, añaden, se suma "la falta de rigor a la hora de respetar los derechos de las usuarias" y en el "problema de comunicación existente" a la hora de reconocer y "respetar" la autonomía de las mujeres en la toma de decisiones sobre su salud sexual y reproductiva.
"Entendemos la violencia obstétrica como una modalidad de la violencia de género, pues estas actuaciones sanitarias obsoletas derivan en una atención paternalista y la aplicación de una visión androcentrista de lo procesos reproductivos de las mujeres. Reconocer y saber identificar la violencia obstétrica implica un cambio de perspectiva, poniendo a la mujer y al bebé en el centro del proceso", apunta del comunicado.
Para reseñar la situación, las matronas evidencian que la violencia obstétrica existe: cuando no se cumplen las recomendaciones respecto a la tasa de episiotomías, cesáreas o inducciones de trabajo de parto; cuando se practican maniobras desaconsejadas como la maniobra de Kristeller; cuando se "infantiliza" a la mujer o se obvia su consentimiento en las prácticas clínicas habituales; cuando no se ofrece el trato, información y acompañamiento adecuado a mujeres que pasan por un aborto espontáneo o un legrado uterino; cuando se niega acompañamiento o cuando se separa el binomio madre/recién nacido sin justificación.
En el comunicado, las matronas gallegas avisan de que los propios profesionales sanitarios "se sienten cómplices o partícipes" de la violencia obstétrica, llegando incluso "a quedar traumatizados" por ser testigos de prácticas "abusivas y/o violentas".
Así, avisan de que "la realidad que viven miles de mujeres no se puede negar con un simple comunicado" y pide que "todos los profesionales que realizan asistencia sanitaria en el área ginecológica y obstétrica que tomen en serio las reclamaciones y denuncias realizadas ya no solo por pacientes a título individual, sino por colectivos, sociedades científicas y entidades". "Es hora de dejar de mirar a otro lado y formar parte de la solución", sentencia.