El grupo popular se marchó en mitad del pleno luego de que el alcalde quisiese dar una intervención extraordinaria al portavoz del BNG
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 16 Jun. (EUROPA PRESS) -
El alcalde de Santiago, Martiño Noriega, ha calificado de "reacción infantil" el abandono del pleno del pasado jueves por parte de los ediles del grupo popular, que se marcharon en mitad de la sesión luego de que el regidor quisiese otorgar un turno de intervención extraordinario al portavoz del BNG, Rubén Cela.
Este viernes en comparecencia de prensa tras la reunión de la junta de gobierno local, el primer edil compostelano ha defendido su manera de gestionar los plenos, que cree "laxa e inclusiva", por lo que ha asegurado que la reacción del PP "no estuvo justificada" y "ninguno de los grupos que estaban allí llegó a entender".
Por su parte, también este viernes, el edil popular Alejandro Sánchez-Brunete ha tachado a Noriega de ser "más un alcalde del antiguo régimen que de una sociedad democrática e institucionalizada". "El habitual tono meloso de Noriega esconde una vocación de déspota y rey absoluto", ha apostillado.
ABANDONO DEL PP
En la sesión del pleno ordinario celebrado el pasado jueves 15 de junio, durante el debate de una moción relativa a las notificaciones de las sanciones de tráfico en el término municipal presentada por el BNG; Noriega quiso aprovechar el turno de cierre reservado a la Alcaldía para otorgar una última intervención extraordinaria al portavoz nacionalista, Rubén Cela.
Este turno de cierre reservado al regidor fue creado a través de la modificación del reglamento de las sesiones, aprobado por unanimidad en el propio pleno del jueves. El grupo popular presentó una enmienda para eliminar esta medida que, finalmente, fue rechazada por el resto de grupos.
Así, la intención de Noriega de otorgar la palabra a Cela para que explicase "unas dudas" surgidas en la exposición de la moción defendida por el BNG provocó el enfado del portavoz del PP, Agustín Hernández, quien abandonó la Cámara seguido por los ediles de su grupo.
NORIEGA: "NO ESTABA JUSTIFICADA"
De este modo, a preguntas de los medios este viernes, Martiño Noriega ha aseverado que la reacción de los populares "no estaba justificada", ya que su intención era pedir "explicaciones" al BNG "por una duda jurídica" en la "parte resolutiva" de una iniciativa que los nacionalistas estaban defendiendo justo antes de que fuese sometida a voto.
"Y se entendió que estaba siendo un privilegio", ha añadido, para luego indicar que "ninguno de los grupos" llegó "a entender bien" la decisión del PP, que provocó "que recayeran mociones que tenían que defender" los propios populares, "algunas relativas a intervenciones vecinales", ha apostillado Noriega.
Así, cree que la decisión de los populares no estaba preparada de antemano, sino que se debió "a un estallido colérico de Agustín (Hernández)", quien, según Noriega, tuvo el jueves "un déjà vu" de su etapa al frente de Raxoi. "Creo que el propio grupo (popular) se quedó sorprendido", ha remarcado.
"SITUACIÓN DE TENSIÓN"
"Algunos se confunden de roles, creen que están presidiendo la sesión, creen que tienen responsabilidades de gobierno. Tienen la sensibilidad invertida: todo lo que defienden para ellos no lo aplican para los demás", ha remarcado, para luego teorizar con que el PP quiere implantar la estrategia de "poli bueno, poli malo" empleada en la época de Gerardo Conde Roa y Ángel Espadas.
"En las últimas semanas el PP intenta generar una situación de tensión artificial en las relaciones municipales. Fue una reacción infantil. Los que tenemos niños pequeños sabemos que a veces lloran y gritan sin mucho motivo", ha ironizado.
EL PP CARGA CONTRA EL ALCALDE
Para el concejal del PP Alejandro Sánchez-Brunete, la situación generada en el pleno del jueves denota que el alcalde santiagués "no va a respetar" el nuevo reglamento porque "no tiene ningún sentido que haya un norma aprobada que establece cuales son los turnos y que un señor decida modificar esos turnos cuando a él le parece".
Así, ha acusado al primer edil compostelano de querer "recortar las intervenciones que no le gustan y extender las que le complacen" para beneficiar a "sus intereses". "El habitual tono meloso de Noriega esconde una vocación de desposta y rey absoluto".