Fiscal dice que la confesión no cambia su petición de prisión permanente sobre Oubel, cuyos familiares describen como un padre "normal"
PONTEVEDRA, 4 Jul. (EUROPA PRESS) -
El vecino de Moraña (Pontevedra) David Oubel, acusado de asesinar a sus dos hijas menores de edad en julio de 2015, ha reconocido el crimen de las pequeñas en la primera sesión del juicio que desde este martes se sigue contra él en la Audiencia Provincial de Pontevedra y ha proclamado que se arrepiente, aunque dice desconocer los motivos que le llevaron a asesinarlas.
"Las situaciones que viven las personas a veces son límite", afirmó después de reconocer los hechos tal y como los relata el fiscal en su escrito de acusación, en el que señala que el varón, "con evidente ánimo de acabar con la vida y con la finalidad de evitar cualquier posibilidad de defensa o huida" de sus dos hijas de 4 y 9 años de edad, les hizo ingerir fármacos antes de asesinarlas con una sierra eléctrica y un cuchillo.
"En situaciones límite se toman decisiones de las que hoy en día me arrepiento y pido perdón por ellas", ha manifestado ante el jurado popular el acusado, quien ha puntualizado que desconoce "el motivo que originó esa situación". "Provocó algo de lo que hoy en día estoy muy arrepentido y no tengo manera de solucionarlo", ha apostillado.
ADMITE NO TENER SUS CAPACIDADES LIMITADAS
En respuesta a las preguntas del fiscal, el hombre también ha admitido que cuando ocurrieron los hechos no tenía sus capacidades limitadas, lo que se opone a la estrategia de defensa de su abogado, que alegaba la eximente completa de trastorno mental transitorio.
Así las cosas, Oubel ha convenido que los psiquiatras le evaluaron correctamente, y ha aceptado su opinión cuando dictaminaron que no tenía un trastorno suficiente como para estar sin capacidad para comprender la ilicitud de lo que estaba haciendo en el momento en que se desencadenaron los hechos juzgados.
Por su parte, la acusación particular, que ejerce la familia materna, le ha preguntado a David Oubel si reconoce "libremente y sin coacción los hechos", a lo cual el acusado ha respondido con un "sí". La acusación particular añade ensañamiento al relato de los hechos expuesto por el ministerio público.
EL FISCAL MANTENDRÁ SU PETICIÓN
El fiscal Alejandro Pazos ha manifestado a la salida de la sede judicial, tras concluir la primera sesión del juicio, que el que el parricida de Moraña haya reconocido este martes su autoría en la muerte de sus dos hijas en julio de 2015 no afecta "en nada" su petición de la pena de prisión permanente revisable.
Así, ha comentado que el reconocimiento de los hechos es simplemente "un elemento más" a valorar por los miembros del jurado "a la hora de formar convicción", si bien ha remarcado que "es cierto es que cuando alguien asume los hechos de una manera tan palmaria, lógicamente el veredicto está bastante condicionado".
Durante el juicio, en su exposición de cuestiones previas, el fiscal ha mantenido que este es un crimen "pasional", alevoso y "calculado", pues precisó de "preparación" para darle fármacos a las niñas para que "sus condiciones estuvieran mermadas" y suprimir su posibilidad de defensa, y tuvo que comprar el arma homicida "un día o dos antes".
Se trata de unos actos que el fiscal ha sostenido que el hombre realizó sin estar afectado por ninguna enfermedad que nublase "su capacidad de juicio". Así, ha asegurado que, pese a que tras separarse de su mujer recibió tratamiento psicológico, no padece "enfermedad mental de relevancia" y su estado psicológico y físico es "relativamente normal, salvo por su frialdad".
HALLAZGO DE LOS CUERPOS
En esta primera sesión del juicio, además del propio Oubel, que ha permanecido cabizbajo en todo momento, han comparecido un total de un total de 10 testigos --entre ellos cuatro agentes de la Guardia Civil--, mientras que la defensa ha renunciado a los tres que había propuesto y que estaba previsto que declarasen también este martes.
Así, han testificado la prima del acusado y el esposo y el hijo de ésta, que fueron los primeros en llegar a la vivienda en Moraña y encontraron los cadáveres de las pequeñas. Los tres han coincido en que, después de que la mujer recibiese una carta de Oubel en la que ponía "la primera parte está hecha", se alertaron y salieron hacia la casa del hombre.
Allí, ante la imposibilidad de abrir las cerraduras con la llave --el hijo apuntó que la cerradura podía tener pegamento--, saltaron un muro y derribaron la puerta de entrada, para subir a la planta superior, donde hallaron los cuerpos de las niñas en las habitaciones, una máquina radial enchufada en el pasillo y situada junto a la niña mayor, y la puerta del baño cerrada por dentro.
Cuestionados por la actitud del acusado, los familiares comentaron que cuando empezó los trámites de separación de su mujer y madre de las niñas "empezó a estar mal" e iba al psicólogo, pero en los últimos meses sufría "altibajos". Además, los dos varones han definido a Oubel como un padre "normal", a lo que la mujer ha añadido que la relación del padre con sus hijas "era maravillosa".
DETENCIÓN
Los dos agentes del Seprona que fueron los primeros en acudir al lugar después de que los tres familiares avisasen de que habían encontrado los cuerpos sin vida de las niñas, han explicado que tiraron abajo la puerta del baño para llegar hasta Oubel, que se había encerrado en su interior y estaba sangrando dentro de la bañera.
Los efectivos inicialmente pensaron que había fallecido, pero cuando uno de los agentes le levantó la mano y le gritó para ver si reaccionaba, el hombre le dijo: "No me chilles, que te escucho perfectamente". Tras ello, han apuntado que le dijeron que quedaba detenido, le dieron las primeras curas y le trasladaron a un hospital --de donde fue dado de alta el mismo día-- .
Otros agentes que estuvieron en contacto con el varón han manifestado que, horas después, el hombre "hacía hasta bromas" y, al día siguiente, después de que se le negase tabaco en los calabozos de Pontevedra, "su única preocupación era que le --diesen-- un cigarro" y llegó a preguntar "a quién tenía que matar para que le diesen" uno.
HECHOS ENJUICIADOS
La Fiscalía sostiene que el 31 de julio de 2015 el acusado estaba en su casa en Moraña con sus dos hijas de 4 y 9 años de edad, pasando el periodo de visitas de vacaciones, cuando, "con evidente ánimo de acabar con su vida y con la finalidad de evitar cualquier posibilidad de defensa o huida de las menores", les hizo ingerir fármacos antes de asesinarlas con una sierra eléctrica y un cuchillo.
Posteriormente, el padre se autolesionó y fue trasladado a un centro hospitalario, donde fue dado de alta unas horas después. Al día siguiente, día 1 de agosto, el Juzgado Mixto número 1 de Caldas decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para el varón.
Por estos hechos, la Fiscalía solicita que sea condenado a la pena de prisión permanente revisable --la primera de estas características que se pide en Galicia, por tratarse de un crimen "especialmente grave"-- como presunto autor de dos delitos de asesinato, cualificados por la alevosía y agravados por parentesco y el hecho de que las víctimas eran menores de 16 años.
Asimismo, la acusación particular también solicita la pena de prisión permanente revisable, y añade la agravante de ensañamiento; mientras que la defensa hasta ahora alegaba la eximente completa de trastorno mental transitorio.
Este miércoles está previsto que se reanude el juicio a las 10,00 horas con un total de 15 periciales y el informe de conclusiones de cada una de las partes. Tras ello, el jueves se espera entregar el objeto de veredicto y que empiece la deliberación por parte del jurado popular.