VIGO, 26 Jul. (EUROPA PRESS) -El Rey Juan Carlos I ha aterrizado este miércoles en Vigo tres meses después de su última visita a España en abril de 2023, cuando precisamente también visitó la ciudad olívica para luego partir hacia la localidad pontevedresa de Sanxenxo, al igual que hará en esta ocasión.
En un vuelo privado procedente de Abú Dhabi y tras casi ocho horas en el aire, el emérito ha llegado a Vigo a las 14,00 horas. Una vez en tierra, ha bajado del avión directamente a pista vestido con una camisa azul y una americana marina.
Allí lo esperaba, como es habitual, su amigo el empresario Pedro Campos, que lo recogió en su coche y lo traslada en estos instantes hasta su casa de Sanxenxo, donde se hospedará estos días.
A la salida del aeropuerto, el rey emérito ha saludado desde el asiento del copiloto de un Volvo XC90 gris a la multitud de medios de comunicación que una vez más lo esperaban en las inmediaciones de Peinador.
Se espera que el rey participe estos días con su barco, el 'Bribón', en las regatas que el municipio pontevedrés celebra este fin de semana, aunque fuentes del entorno de don Juan Carlos consultadas por Europa Press no han desvelado ningún detalle de la agenda ni el tiempo que tiene previsto el exmonarca permanecer en el país.
Su última visita a España fue el pasado mes de abril en un viaje que generó "malestar" en el Palacio de la Zarzuela, que ya tras la primera visita había pedido al padre del rey Felipe VI más discreción en sus futuros desplazamientos.
La primera visita que hizo a España Don Juan Carlos a finales de mayo del año pasado había generado enfado en la Casa del Rey, debido a la expectación con la que se siguieron todos sus movimientos durante su estancia en Sanxenxo y al interés suscitado, muy lejos de la privacidad con la que había manifestado que quería que transcurrieran este tipo de desplazamientos.
Así se lo hizo ver Felipe VI en el encuentro que ambos mantuvieron en Zarzuela el 23 de mayo. Tras el mismo, la Casa del Rey le recordó a Juan Carlos en un comunicado que en su carta para notificarle que Abú Dhabi sería su residencia permanente también le había dicho que cuando visitara España quería hacerlo con "la mayor privacidad posible".
Entonces, el mensaje caló aparentemente en el emérito, ya que no regresó en junio para una nueva regata como se había adelantado, y en los meses siguientes mantuvo un inusual silencio, sin recurrir a su entorno más cercano para trasladar mensajes sobre sus intenciones o sobre su vida en el exilio emiratí.