El sumario incluye muchos testimonios de empresarios del sector del ocio que han relatado el acoso sistemático en forma de inspecciones injustificadas
PALMA DE MALLORCA, 3 Oct. (EUROPA PRESS) -
Una empresaria del sector del ocio nocturno asegura que una persona vinculada a uno de los policías investigados en la trama de corrupción policial le exigió durante varios meses el pago de 400 euros semanales a cambio de no acosar a su negocio con inspecciones y sanciones de la Patrulla Verde.
Se trata de uno de los testimonios incluidos en el extenso sumario de la causa de corrupción policial, sobre la que ahora se ha levantado el secreto.
La mujer regentaba un local en Palma pero carecía de la licencia de actividades, porque el policía investigado le había prometido conseguirla para ella --de forma ilícita-- como parte de un intercambio de favores.
En un momento dado, el policía le presentó a un "agente judicial", quien días más tarde se personó en su local para decirle que no recibir inspecciones de la Policía Local y de la Patrulla Verde "tenía un coste", de unos 400 euros semanales.
La mujer hizo entrega de cantidades inferiores porque no tenía suficiente. Según manifestó a los investigadores, estaba segura de que si no hacía estos pagos recibiría "inspecciones y sanciones por cualquier motivo".
Cuando no pudo afrontar los pagos semanales, comenzó a recibir inspecciones con mucha frecuencia, "cada diez o 15 días", y todos sus empleados se marcharon.
ACOSO A EMPRESARIOS DEL OCIO
El sumario incluye multitud de testimonios de empresarios del sector del ocio que han relatado el acoso sistemático en forma de inspecciones injustificadas a la competencia del Grupo Cursach. Un empresario afirmó que era 'vox populi' que la competencia de los locales de Cursach era "machacada a base de inspecciones" con el fin de que "no levantaran cabeza".
Los pinchazos telefónicos que ahora se han conocido con el levantamiento del secreto revelan la lucha por el control de Magaluf.
Un empresario competencia de Cursach denunció las "maniobras" del Grupo para cerrar los accesos a la Plaza Pitiuses con el fin de arruinarle. "Lo que tenemos que hacer es destrozarlo a este hijo de puta", dice Cursach en una conversación telefónica intervenida por los investigadores.
Conversaciones posteriores desvelan que el entorno del Grupo ideó una estrategia para provocar a éste y otro empresario de la competencia para grabarlos en vídeo a escondidas y utilizarlo en su contra.