PALMA 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de expertas en la atención de víctimas de violencia machista de Baleares ha remarcado la importancia de crear estructuras de apoyo que permitan que estas mujeres sean atendidas a lo largo de todo el procedimiento --policial, judicial y social-- hasta recuperar la normalidad en sus vidas.
"Que vuelvan a vivir y salir de la situación en la que se encuentran, esa es nuestra lucha", sintentizó el pasado martes la abogada del Servicio de Atención Jurídica del Consell de Mallorca Lola Puertas, quien participó, junto a otras cuatro "mujeres que cuidan mujeres" en una conferencia celebrada en el CaixaForum de Palma y organizada por la institución insular.
Ahí, la letrada, una inspectora de Policía Nacional, una ginecóloga y las coordinadoras de dos servicios de acogida hablaron, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres que se celebra este lunes, de la importancia de interponer una denuncia, de la posibles revictimizaciones y de la necesidad de disponer de más recursos para atender a todos los perfiles de víctimas.
Según datos del Informe Anual sobre Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), 7.581 mujeres fueron declaradas víctimas de violencia machista en Baleares en 2023, una media de 20 cada día. La tasa se sitúa en 124,8 víctimas por cada 10.000 mujeres, la más alta de España.
LA POLICÍA, EL PRIMER APOYO
La inspectora jefa de la Unidad de Atención a la Familia y a la Mujer (UFAM) de la Jefatura Superior de Policía Nacional de Baleares, Francina Veny, puso el foco en la primera atención que prestan los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Muchas veces son ellos los primeros en llegar al lugar en el que se ha producido una agresión, y desde entonces empieza una labor que se extiende durante buena parte del procedimiento, haya o no denuncia.
En los casos en los que no la hay, indicó Veny, aplican lo que conocen como el 'protocolo cero'. "Es importante que la patrulla que va al lugar trate de extraer la máxima información posible: manifestaciones de la víctima que igual no va a volver a hacer y de los testigos, si hay hijos, si ha pasado algo con ellos, si se puede tratar de un episodios de celos...", apuntó.
Con esos datos, intentan tener la información suficiente para poder hacer una valoración de riesgo y otorgarles la protección que necesiten. "No podemos conseguir que todas vean que son víctimas y quieran denunciar a su agresor, ojalá. Pero con esa información al menos un juez puede imponer de oficio una orden de alejamiento", remarcó Veny, quien tiene a su cargo a los tres grupos de la UFAM de Baleares.
El primero es el encargado de la primera atención, cuyos agentes ofrecen a las víctimas la posibilidad de denunciar y les explican todo el procedimiento. "El objetivo es que se abran, que despierten, porque muchas veces no son conscientes. Que se impliquen y quieran luchar por su propia protección, porque es importante que sean una parte activa del proceso", dijo la inspectora.
El segundo, en los casos en los que haya denuncia y que sea necesario, realiza la investigación policial. El tercero es el responsable de otorgar protección a las víctimas y sus agentes funcionan como "guía" y punto de apoyo de las mujeres protegidas.
AYUDA PARA CONOCER EL PROCEDIMIENTO JUDICIAL
Para aquellas cuyos procesos llegan hasta las instancias judiciales, apuntó Lola Puertas, muchas veces no es fácil saber a qué se van a tener que enfrentar y cómo deben hacerlo. "Les damos apoyo para conocer y que entiendan el procedimiento judicial, que no sea un impacto para ellas encontrarse delante de un juez", explicó la abogada, quien presta servicio en los municipios de la Part Forana.
En los casos en que se celebre un juicio rápido, el impacto es menor. "Pero si es por diligencias previas se puede demorar años, es un procedimiento que las revictimiza más, porque les hace recordar continuamente el proceso en el que se encuentran", indicó Puertas.
¿Qué puede hacer la administración de justicia en estos casos? "Aunque es verdad que se van poniendo medios, como las salas amables o las ayudas para el cuidado de los menores mientras están en sede judicial, todavía queda mucho trabajo por hacer. Es una situación muy complicada porque no hay medios, y los profesionales intentamos minimizar esas consecuencias", expuso la jurista.
La alta tasa de víctimas de violencia machista que registra Baleares, valoró, podría deberse a la falta de concienciación y educación. "No se trabaja desde la base para que no se produzcan estas conductas reprochables y tendamos hacia la igualdad, hacia que no haya abusos de poder contra las mujeres por el hecho de ser mujeres", lamentó.
DE UNA VIDA EN ACOGIDA A OTRA EN AUTONOMÍA
En cualquier momento del proceso, las víctimas pueden necesitar un lugar seguro en el que vivir, y allí entran en juego espacios como el Casal Ariadna o la red de viviendas del programa Aurora.
El primero es un servicio temporal de acogida para las mujeres víctimas de violencia en el ámbito de la pareja y sus hijos, donde pueden hospedarse para comenzar una "etapa de adaptación" a su nueva realidad.
"La intención es darles acompañamiento, llevarlas de la mano y guiarlas para salir de la oscuridad. Y si no quieren salir, al menos atenderlas cuando lo necesiten", detalló la psicóloga y coordinadora del Casal Ariadna, Maria Mut.
Por su parte, el trabajo que la educadora social María Domínguez dirige en el marco del programa Aurora pretende ser "un puente entre una primera acogida y una vida autónoma".
En los pisos que gestionan, repartidos en diferentes municipios de Mallorca, acogen a hasta 40 mujeres de entre 26 y 45 años. Entre ellas, además de mujeres que han sufrido violencia machista también se encuentran víctimas de trata, prostitución y lgtbifobia.
No obstante, Domínguez lamentó la falta de recursos para poder ayudar a todos los casos de forma individualizada. "Algunas tienen problemas añadidos como el consumo o las psicopatologías, en esos perfiles es importante que se ponga el foco y que haya más cobertura para atender a todas", reclamó.
ACABAR CON LA VIOLENCIA SEXUAL REQUIERE EDUCACIÓN
En la conferencia también participó la ginecóloga del Hospital de Son Espases Elena Jiménez, experta en la atención de la violencia sexual. Ésta, alertó, "se ha desmadrado" y requiere de más educación sexual, desde edades tempranas hasta adultos, para acabar con ella.
"No hay otra opción. Hay niños de diez años que ven pornografía y aún creen en Papá Noel, vivimos en una sociedad en la que se cosifica a la mujer", advirtió la ginecóloga, quien aprovechó la pandemia de covid para poner en marcha un circuito de atención para las víctimas de violencia sexual con el objetivo de evitar su revictimización.
En esa consulta, explicó, recibe a mujeres en situaciones de especial vulnerabilidad, como aquellas que están tuteladas, en la cárcel o son mayores, y también a niñas y adolescentes. "Son pocos los casos que no te puedes sacar de la cabeza", confesó.
De cualquier modo, se mostró optimista al observar "unas nuevas generaciones de mujeres empoderadas muy potentes". "El aumento de denuncias viene porque han bajado el listón con prácticas sexuales que antes sí se toleraban", consideró Jiménez.