Empresario denunciante: "Había criadas con cofia, porteros y chóferes, daban una impresión de abundancia a tope"
PALMA DE MALLORCA, 11 Sep. (EUROPA PRESS) -
José María Ruiz-Mateos, hijo del empresario fallecido del mismo nombre, ha asegurado este miércoles durante su declaración ante la Audiencia Provincial de Baleares que tras la quiebra de Rumasa lo perdieron todo: "No tenemos nada, nuestras casas están hipotecadas, ejecutadas y embargadas; y no tenemos absolutamente patrimonio de ningún tipo, a pesar de las calumnias, estamos arruinados".
La tercera sesión del juicio por una presunta estafa agravada por la compra del hotel Eurocalas en Mallorca ha empezado con su declaración y ha continuado con la de los hermanos varones Ruiz-Mateos que aun no habían declarado (Alfonso y Zoilo). Los tres han sostenido una postura similar a las de sus otros hermanos en la sesión anterior y han defendido lo "escrupuloso" que era su padre en el trabajo y han asegurado que no tienen "ni un euro ni patrimonio".
Tras ellos, ha declarado como testigo, Francisco Miralles, el empresario denunciante de la estafa. Ha explicado que antes de la compra de su hotel --el Eurocalas-- le escondieron detalles de la operación como que el hotel que los Ruiz-Mateos habían presentado como aval --el Cervantes-- ya había sido hipotecado.
En este sentido, Miralles ha asegurado que en todo momento trasladaban una impresión de "abundancia a tope" y ha puesto como ejemplo que cuando mantuvo reuniones con ellos en su casa de Somosaguas, "había criadas con cofia, porteros y chóferes".
En relación a cuando empezaron los impagos, Miralles ha afirmado que los Ruiz-Mateos les ofrecieron venderles su antiguo hotel. Ante esto se planteó: "¿He cobrado 10 millones por un hotel que he vendido (por 25 millones) y ahora lo voy a comprar por 19 (cantidad por la que estaba hipotecado)?". "Era una incongruencia", ha añadido.
También ha dicho que cerró la venta con el padre pero que luego negoció con los hijos, Pablo y Javier, y ha añadido que la "familia" estaba enterada.
"Me engañaron tantas veces que no me queda más remedio que la justicia esclarezca qué ha pasado; me engañaron desde el primer día", ha abundado.
Tras él, ha declarado su hijo, también en calidad de testigo. Este no participó en la operación inicial, solo en la renegociación. Así, ha dicho que su impresión es que los Ruiz-Mateos "usaban a su padre como figura para dar cobertura a todo el asunto". Cuando estuvo en Somosaguas, ha señalado que solo venía "para saludar y despedirte pero no intervenía para nada".
La sesión ha continuado con la declaración de diversos testigos, que trabajaron de una u otra manera para o con los Ruiz-Mateos. Una de ellos, una abogada relacionada con el grupo, ha dicho que respecto a la realización de diversas gestiones relacionadas con el Eurocalas, el interlocutor fue Pablo Ruiz-Mateos. "Cualquier 'e-mail' de mediación" entre las partes era de Pablo, ella y la familia Miralles, ha dicho en relación a la renegociación.
Por otra parte, el que fue director general de las hoteleras de Nueva Rumasa, ha explicado que no intervino en la condiciones de compraventa del Eurocalas y ha dicho que las instrucciones las recibía de José María Ruiz-Mateos padre. "Con Pablo trataba solo cosas de gestión y operativas, cosas del día a día", ha dicho.
Otro testigo, el que fuera director general de la patrimonial de Nueva Rumasa, ha declarado en un sentido similar y ha dicho que siempre hablaba con "José María padre" y que "nunca" recibió una instrucción de sus hijos. "Las decisiones de comprar o no comprar las tomaba don José María padre", ha resaltado.
En la segunda sesión, que tuvo lugar este martes, el resto de hijos de José María Ruiz-Mateos responsabilizaron a su padre de la negociación de la compra del hotel Eurocalas. A pesar de esto, incidieron en que avalaron la operación con "todo" Nueva Rumasa.
En su declaración, Álvaro Ruiz-Mateos explicó también que su padre les informó de la operación del Eurocalas porque los siete estaban en el aval. "No somos ningunos irresponsables que firmamos sin saber qué firmamos", dijo al respecto. Su hermano, Francisco Javier, también responsabilizó a su padre de la negociación e incidió en que Miralles, "era plenamente consciente" de lo que se avalaba.
Según dijo, "avalábamos con lo que el señor Miralles sabía que teníamos, que era la titularidad presente y futura del grupo Nueva Rumasa": "Miralles lo sabía a ciencia cierta pues no se avala con bienes inmuebles (...), se avala personalmente".
"AVALÁBAMOS CON TODO"
Así, ha añadido que en su caso "el aval solidario" tenía "todo el sentido" pues la "coherencia" estaba en que en el aval se encontraban "los siete propietarios del cien por cien del grupo". "Avalábamos con todo", ha enfatizado.
Francisco Javier Ruiz-Mateos también ha dicho que estaban "obligados moralmente" a continuar con la gestión y las obligaciones contraídas por su padre pues, de lo contrario, serían unos "imbéciles e irresponsables".
LA FISCALÍA PIDE SEIS AÑOS DE CÁRCEL PARA CADA UNO DE LOS ACUSADOS
La Fiscalía, por su parte, pide seis años de cárcel y una multa de 54.750 euros para los seis hermanos (Zoilo, José María, Alfonso, Pablo, Francisco Javier y Álvaro) y el resto de los acusados en el juicio (un primo y un testaferro).
Cabe recordar que en octubre de 2018, el Tribunal Supremo ya condenó a los seis hermanos a dos años y medio de prisión por otra estafa agravada, en relación a la compra de dos hoteles, uno en Mallorca y otro en San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria). En este caso, el fiscal acusa a los Ruiz-Mateos de haber aparentado "una solvencia en realidad inexistente" cuando eran directivos de Nueva Rumasa para obtener participaciones en la sociedad propietaria del hotel Eurocalas, ubicado en Calas de Mallorca.
La Fiscalía calcula que la cantidad total defraudada alcanza los 13,3 millones de euros, más unos 600.000 euros de actas de Hacienda, y pide que se indemnice a los perjudicados. También reclama una inhabilitación especial para el ejercicio de actividades mercantiles y la administración y dirección de sociedades durante el tiempo de la condena.